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Juez aceptó el emoji del pulgar como medio válido para sellar un contrato

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Un juez canadiense dictaminó que el emoji del pulgar hacia arriba puede reconocerse como un medio válido para sellar un contrato, en equivalencia a una firma. Se trata de un método de comunicación habitual y los tribunales no deben «intentar detener la ola tecnológica».

Los emojis se utilizan a diario en la comunicación por mensajes ya sea a través de redes sociales, las aplicaciones de mensajería instantánea o en SMS. En este sentido, estos símbolos que imitan gestos cotidianos como caras sonrientes o apretones de manos, están pasando a formar parte del lenguaje común.

En este marco, un juez canadiense dictaminó en un caso reciente que el envío de un mensaje con el emoji del pulgar hacia arriba puede interpretarse como un medio válido para sellar un contrato.

El juez señaló que, aunque es un método novedoso, se trata de una forma «válida» de transmitir los propósitos de una firma.  Así quedó reflejado en los documentos de resumen del juicio al que hace referencia este caso. En el tribunal se enfrentaron un agricultor y un comprador de lino por un contrato incumplido. El proceso acabó fallando a favor del comprador, quien tendrá que recibir 82.000 dólares canadienses (alrededor de 5.642 euros) por parte del agricultor.

El caso tuvo lugar en un Tribunal de King’s Bench, en la provincia de Saskatchewan (Canadá). Un agricultor respondió con el emoji del pulgar hacia arriba a un mensaje en el que se enviaba un contrato de compra de lino. El comprador pensó que este era un mensaje de validación del contrato, pero el agricultor difiere: «Simplemente quería indicar que recibí su mensaje de texto», alegó.

Tal como se relata, el comprador envió el contrato de la compra por mensaje, seguido del texto «confirme el contrato de lino». Tras ello, el agricultor respondió con el emoji, y no volvió a haber interacción entre ambos. De hecho, no se llegó a entregar el lino acordado.

El agricultor alegó que el comprador no le había enviado los términos y condiciones completos del contrato, y entendió que el contrato completo se le enviaría posteriormente. Por tanto, remitió el emoji con la intención de hacer entender que «recibió el mensaje» pero niega «que haya aceptado el emoji de pulgar hacia arriba como firma digital del contrato incompleto».

¿Qué dijo el juez?

«Este tribunal reconoce fácilmente que un emoji es un medio no tradicional para firmar un documento. Sin embargo, en estas circunstancias, esta era una forma válida de transmitir los dos propósitos de una firma. Además de transmitir la aceptación del contrato de lino», señala el juez sobre el emoji.

Así, en cuanto a su validez como firma, Keene matizó que se puede identificar al firmante utilizando su número de teléfono como registro.

Al respecto, el abogado del agricultor planteó que se están «abriendo las puertas» a permitir que se presenten más casos así. Pronto habrá más expedientes de personas que soliciten interpretaciones sobre lo que significan los emojis.

«Los tribunales se verán inundados con todo tipo de casos», subrayó el abogado del agricultor. A lo que el juez Keene matizó que esta parece ser «la nueva realidad en la sociedad canadiense». Por tanto, los tribunales «tendrán que estar listos para afrontar los nuevos retos que puedan surgir por el uso de emojis y similares».

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