Para los cristianos, el Jueves Santo es el primer día del Wtriduo pascual». Es cuando se desata todo el conflicto de la historia de la pasión de Jesús. Así lo reseña Infobae en su portal web.
Es importante lograr comprender algo de lo que sucedió durante esta larga jornada. Sin embargo, los historiadores coinciden en que los hechos narrados en los Evangelios no ocurrieron todos en una noche.
Este día está plagado de símbolos y gestos que Jesús realizó y que sus seguidores repitieron por los siglos a venir desde aquel 14 Nisan del año 3732 del calendario judío.
Colin Humphreys, de la Universidad de Cambridge, señala las discrepancias entre los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas en relación al de Juan. Estas surgieron porque aquellos toman como referencia un antiguo calendario diferente al judío.
El investigador concluye que la fecha exacta de la Última Cena fue el 1 de abril del año 33 después de Cristo. Esto puede significar también que el arresto, interrogación y juicio de Jesús no se produjo en un sólo día.
Humphreys, en su libro «El misterio de la Última Cena» sostiene que los resultados de su investigación pueden servir de base. Para que finalmente se establezca que el primer domingo de abril de nuestro calendario gregoriano, fue la resurrección del Señor.
Vayamos al relato evangélico, dice el medio argentino. Leemos en Juan capítulo 13: 2-5: “Antes de la fiesta de la Pascua… (Jesús) se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una fuente y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido”.
A este gesto se lo conoce como «el lavatorio de los pies» y se recrea en las liturgia tanto católicas, como ortodoxas y algunas protestantes. Todas lo celebran el Jueves Santo.
El significado de la tradición
Lavar los pies simboliza la hospitalidad en Oriente, proporcionando agua para la limpieza y bienestar de los viajeros después de un largo camino.
Cuando los tres ángeles llegaron a casa de Abraham, este patriarca les hizo lavar los pies, también se lavaron los pies a Eliezer. A los que les acompañaban cuando entraron en la casa de Labán y a los hermanos de José cuando llegaron a Egipto.
Pero esta actividad era llevada a cabo por los esclavos de la casa o los de menos jerarquía, nunca por el dueño de casa. En algunas culturas se considera una vergüenza repugnante y humillante lavar los pies a una persona.
Lavar los pies borra las memorias de dolor que hemos sufrido al recorrer un camino, es como decir: «llegaste a donde ibas, por tanto descansa». Los apóstoles se sienten turbados hacia este gesto del Jesús.
Pedro se negará a que Jesús lo haga, pero este insistirá en hacerlo. Es una nueva actitud de servicio al otro.
Acá toma dimensión la «otredad» es decir: el servicio al prójimo, y no el prójimo a mi servicio.