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Jesús Armando Villalón, el pintor que llevó con orgullo el nombre de Duaca a Madrid

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Por Alexander Cambero

Su vida desembocó en los pinceles. Fueron desparramando los colores, como arrastrados por un maremágnum de fantasías por cumplir. Un niño miró el horizonte para eternizarse sobre el lienzo de su corazón. Sus raíces duaqueñas andaban tras la huella de un intrépido impúber, con anhelos de trascender en el tiempo. Si bien nació en Barquisimeto el 6 de julio de 1945, su madre duaqueña lo hizo también parte de esta tierra cuasi cuatricentenaria.

Es un hombre con el sello imborrable de Crespo. Nadie sabe cuándo el arte conquistó su alma para hacerlo exquisito maestro de la pintura. Fue un amor que hizo clímax en algún atardecer de crepúsculos inolvidables, un sueño en la bruma de un amanecer larense de calles empinadas, con el rostro de casas de bahareque olorosas a barro de pueblo. En algún rumbo de osadas polvaredas; el genio brotó para consagrarlo entre los elegidos por el talento.

Un creador en ciernes consiguió la mayor motivación para darle sentido a su vida. Dentro de su alma viajaba un paisajista con mucha profundidad, para contarnos a través de sus rasgos maravillosos. Lo que sintió desde la primera vez que abordó al lienzo es algo que no puede describirse con palabras, es el amor envuelto en la poesía de los colores. La fe lo inunda para llevárselo como apóstol de una nueva doctrina de creadores, su Lara es cuna de excelsos paladines de la máxima creatividad pictórica. En su sangre viaja la Duaca de su madre.

Jesús Armando Villalón

Parte de su legado familiar se formó en el valle que corona una hermosa perla de casi cuatrocientos años. En los trazos la luz decanta en un estilo que tiene mucha profundidad, pero que reúne como característica fundamental que se conecta con el avezado conocedor, al mismo tiempo que con aquellos carentes de un conocimiento profundo del arte pictórico. La amabilidad brota de los poros de Jesús Armando Villalón. Su humildad es otro pincel que lo descubre de cuerpo entero. Sin ínfulas a pesar de haber expuesto en salas de gran renombre universal.

Es amplio su recorrido por los distintos espacios del arte. Madrid lo asumió como un prometedor hijo de América. Sus genes lo llevaron a recorrer Italia en su totalidad, el mapa lo impulsó a llegar muy lejos como un trotamundos que persigue cumplir con una pasión que va más allá de lo inexplicable. Los pinceles esperan seducir al lienzo con los matices que maneja la destreza del maestro.

En la clase del maestro

Un estudiante destacaba en la clase del maestro Ramón Díaz Lugo, eximio pintor barquisimetano, quien estaba catalogado como uno de los más brillantes discípulos del genio del paisajismo venezolano Rafael Monasterios, miembro destacadísimo de la Escuela de Caracas, su vinculación con el Círculo de Bellas Artes lo relaciona con destacados colegas como Armando Reverón, Manuel Cabré. Al igual que con intelectuales como: Leoncio Martínez, Andrés Eloy Blanco y Rómulo Gallegos.

Los alumnos se sorprendían de la capacidad de transmitir conocimientos de Díaz Lugo. Jesús Armando Villalón atendía cada enseñanza con la avidez de quien desea aprender lo necesario para emprender su propio camino. Así inició haciendo trazos que tuvieran su marca. Destacaba en el manejo de todos los elementos. La creatividad brota en cada desplazamiento del pincel. Se descubre en el arte de la creación. Un hombre solo frente al lienzo iba haciéndose un tótem de las ideas que nacían en partos múltiples. En su clase fue convirtiéndose en un referente del paisajismo. Fue sumando técnicas que reafirmaron su ingenio. Su casa fue resguardando esos tesoros iniciales. Obras que causaban asombro para muchos públicos que comenzaban a seguir su trabajo. Su extraordinario talento lo llevó al terreno de ser una referencia obligatoria para el paisajismo venezolano.

La Divina Pastora, Jesús Armando Villalón

Duaca en Madrid

Jesús Armando Villalón llegó a Madrid con muchos sueños entre sus manos. La ciudad lo deslumbró. Hermosísima, llena de museos como albaceas del arte. Calles provistas del atuendo del refinado gusto. En cada plaza el feliz encuentro de los artistas con sus miradas expuestas en muchos ámbitos. El cielo español de tonalidades grises, algo se movía en sus ganas inmortalizar momentos únicos. Las ideas del pintor emergían como aves que se cruzaban en millones de horizontes bañados de tonalidades.

En Madrid tomó clases de pintura en el acreditado Estudio Arjona y en el Taller de Grabado y Serigrafía. En ambas instituciones fue un alumno sobresaliente. En el Círculo de Bellas Artes recibió clases de grandes maestros que lo alentaron a seguir adelante. Cuando llegó por primera vez al taller que servía de aula un profesor le preguntó su procedencia. Villalón le dijo que provenía de Duaca, Venezuela. Le tocó explicar dónde quedaba el pueblo. Desde ese momento: compañeros y profesores lo comenzaron a llamar “Duaca” y cada vez que lo hacían recordaba a su noble progenitora nacida en la Perla del Norte.

Sus obras en el mundo

Son numerosas sus exposiciones en varias partes del mundo. En Estados Unidos tiene un nombre de gran prestigio. Son cuatro décadas teniendo a la nación norteamericana como uno de sus epicentros. Desde Nueva York hasta Miami son parte de su trayectoria. La acogida de medios y personalidades es increíble. Cada año recibe invitaciones de países que conocen su trayectoria. Madrid también recibió sus obras. Incluso una obra suya fue obsequiada por el ex gobernador de Lara Henri Falcón al papa Francisco. Está en el museo particular del máximo prelado de la Iglesia Católica.

Si hablamos de Venezuela, casi toda ella tiene algún recuerdo de sus actividades. Es sin duda una las figuras más resaltantes del arte contemporáneo nacional. Para las nuevas generaciones es un ejemplo. Sus trabajos son seguidos por noveles artistas que buscan conseguir su propio camino.

Múltiples reconocimientos

Son muchísimos los reconocimientos. Como muestra de algunos tenemos los siguientes:

  • 1975, Mención Honoris Causa. I Salón Jóvenes Pintores Larenses. Barquisimeto, Lara.
  • 1975. Primer Premio, Salón Círculo Militar. Caracas.
  • 1980. Premio Luis Ordaz, Sala Armando Reverón. Caracas.
  • 1981. Invitación Especial para Exposición Individual, Galería Callez. Madrid, España.
  • 1991. Orden Jacinto Lara, Tercera Clase. Gobernación del estado Lara.
  • 1992. Orden Ciudad de Barquisimeto. Municipio Iribarren, estado Lara.
  • 1997. Orden Juan Guillermo Iribarren. Alcaldía de Iribarren, estado Lara.
  • 2004. Orden Ciudad de Cabudare. Municipio Palavecino, estado Lara.
  • 2008. Miembro Activo Junta Consultiva Fundación Sociedad Amigos de Barquisimeto.
  • 2009. Miembro activo Junta Consultiva Dirección de Cultura de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Barquisimeto, estado Lara.
  • 2010. Doctorado honoris causa, UCLA. Barquisimeto, estado Lara.
  • 2015. Monumento Manto de María, obra seleccionada por la Gobernación del estado Lara para el papa Francisco. Santa Sede, Estado de la Ciudad del Vaticano.

Un hombre feliz

En su estudio de Nueva Segovia se respira paz. Su inmueble es una verdadera sala de exposiciones. Amplios espacios con mucha luz, un verdadero homenaje para sus obras. Así como el pincel crea maravillas en sus manos, su humildad y caballerosidad destacan en este hombre de trato cordial. En sus amenas conversaciones el café es un invitado de honor. Quizás sea también un homenaje a Duaca, el gran rublo que marcó nuestro próspero pasado. Se siente identificado con sus raíces, habla de ella con cariño. Es un amigo sincero de las mejores causas, su fe lo impulsa a seguir creyendo que el cielo es el límite.

 

 

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