Es un Gentleman’s Club/Restaurante que, alguna vez, fue un hito en Caracas. ¿Su nombre? Hermann. Tanto el logo (sacado de su puño y letra) como el nombre del local, le pertenecen al que fue su dueño durante casi 30 años: el hoy fallecido y reconocido Hermann Maier, un austríaco enamorado de Venezuela. Hoy, su viuda Martha Beatriz Quintana de Maier es la cara del lugar y, después de atravesar un sinfín de vicisitudes, estar al borde de la quiebra y casi perder la esperanza, el restaurante se renueva para seguir rindiéndole tributo a la memoria de su fundador y a sus comensales.
Nadie dijo que sería sencillo. Pero le insistieron en que valdría la pena. De esta manera, Martha Meier recuerda la avalancha de apoyo que sintió cuando, un año antes de la pandemia, un cáncer terminal le arrebató a su esposo en solo 2 meses. Entre tantas interrogantes, dudas y autocríticas nublándole el juicio, y mientras trataba de superar el duro proceso de luto, decidió actuar y pensar como lo haría su difunto marido. El que no arriesga no gana y así fue como comenzó la historia de este negocio que se negó a desaparecer.
¿Cómo nace Hermann?
«En resumidas cuentas, nació después de que vendiéramos La Placette de Altamira, un ícono de Venezuela», contó la viuda de Maier. El matrimonio sostuvo un largo historial de restaurantes y panaderías relevantes en el país. El señor Hermann, de hecho, fue dueño del exitosísimo local Drugstore, emblemático local del Centro Comercial Chacaíto que reinó en las décadas de los años 70 y 80. «De ahí, inauguramos Manhattan Plaza y luego La Romanissima. También fundamos Members en La Castellana y el conocido Bostonian. Finalmente, Hermann y Hemingway, los únicos en existencia actualmente, nacen del mismo latido. Son un mismo corazón», señaló.
Hermann abrió sus puertas en 1994. «Quisimos recrear un concepto neoyorquino en la ciudad. Deseábamos ser dueños del espacio más moderno que se había visto, hasta la fecha, en Venezuela», manifestó.
Rápidamente se convirtieron en vanguardia. Fueron los primeros en tener una cocina abierta en sus espacios. «Todo pasaba como si fuese una obra de teatro», recordó Martha Quintana. El aforo era de 265 personas y no se acostumbraba a tener espacios vacíos. «Así de bueno era lo que ofrecíamos y así de inolvidables fueron los años de bonanza en el país», recalcó.
Así, Hermann se convirtió en un negocio bandera en América Latina. «Llegamos a vender hasta 18 cajas de whisky. Además, fuimos los primeros en servir cortes de carne y pescado como el Prime Rib, Gravlax (salmón «enterrado» bajo una costra de sal, azúcar y hierbas), Gulash, New York Steak y el Strip. Absolutamente todos fueron platos bandera en nuestro restaurante», agregó.
Se hicieron muy famosos, además, porque Chacao se estaba convirtiendo en el centro financiero de Venezuela. Hermann fue casi un social club en el que muchos caraqueños tuvieron una pequeña historia: desde noviazgos hasta divorcios y cierre de negocios multimillonarios.
El Gentleman’s Club
No solo fue pensado para caballeros, aunque lo parezca. Es el Bar VIP de Hermann y nació como un club privado –casi secreto– para ejecutivos. «Es una gran área adyacente al restaurante. Ahí, los clientes se tomaban un trago para después dirigirse a comer a Hermann», recordó Martha de Maier.
Hemingway, poco a poco, se fusionó con el restaurante incluyendo su propia carta gastronómica. Así, se construyó una comunidad asidua, sobre todo entre el género masculino, quienes también compartían entre wiskis y puros en el Cigar Bar. De hecho, aún hoy existe un pequeño anaquel de cajitas metálicas donde, bajo llave, se guardaban tabacos o botellas específicas de clientes.
«Algo que nos diferencia del resto es la exigencia y la clase que aquí se respira. En años anteriores, por ejemplo, no se podía ingresar a ninguno de los espacios si no se tenía una tarjeta especial. Tampoco te dejaban entrar si no llevabas puesta una chaqueta. Era obligatoria. Tanto así que teníamos disponible un closet de blazers para cualquier cliente al que le faltaba dicha prenda», resaltó Martha de Maier. «Los sombreros o gorras estaban vetados. Todo era muy exclusivo. Sin embargo, Hemingway como se le conoció, dejó de existir porque muchos de sus clientes dejaron de venir o se fueron del país», subrayó.
La renovación
Al pasar el año pandémico, Martha tuvo que considerar cerrar las puertas de Hermann definitivamente. Sin embargo, la Constructora Sambil –cuyos miembros crecieron con el negocio- hizo posible conversar parte del local como se le conocía. Así, honrando la memoria de su esposo, se dedicaron a reducir espacios y costos, pero también a incluir nuevas y atractivas propuesta para seguir atrayendo comensales y conseguir que nuevas generaciones atravesaran sus puertas.
«30 años no pueden pasar en vano. Mi esposo se negó a morir porque aun estando fallecido, se negó a abandonarnos. Él fue parte de la ciudad igual que el negocio», defendió. «Reabrimos con todo lo que significaba algo en Hermann: autorretratos, cuadros, floreros. Reciclamos todo. Lo dinamizamos con el espíritu de los tiempos. Es un tributo a su espíritu 100%».
Menú
«Se mantienen los platos, recetas y todo lo que comenzó mi esposo hace tantos años. Pero nos dimos a la tarea de investigar y agregamos más cosas al menú que pueden resultar interesantes», dijo Martha de Maier.
El menú anterior tenía muchas carnes importadas. Eso cambió, aunque se mantienen el lomito a la pimienta, el tartar de carne y las hamburguesas. «Además, hemos incluido sánduches como el de pastrami y otros de cerdo desmechado con cole slaw. El pan lo hacemos aquí en la casa y es a base de papa», describió. El Gulash, favorito del señor Hermann, sigue destacando, así como las pastas, ensaladas encabezadas por la César y guarniciones como papas fritas, muy famosas en el restaurante.
“Los platos clásicos son como la literatura, el Quijote no pasa de moda, Madame Bovary tampoco. Son los que nos enseñan a valorar el futuro”
Se ofrecen postres como el quesillo, la torta de zanahoria y la imperdible Torta Maier. «Es un ponqué esponjoso con una profusión grande de merengue encima. Lo demás que la compone es un secreto que jamás revelaré», aseguró.
Sobre los tragos y cocteles declaró que no tienen una carta, pero actualmente están trabajando en ella. Hermann es de wiski y ron en las rocas, de vino y ginebra», aceptó. «No somos un espacio de tragos preparados pero estamos yendo hacia las nuevas tendencias de cara a un happy hour, por ejemplo», manifestó.
¿Qué hace de este un espacio tan importante para Caracas? «La confianza y el amor que le tenemos al país. Cuando me dicen ‘búscate un novio’, siempre respondo que mi único interés, es decir, mi único novio es y siempre será Hermann, tanto el restaurante como quien lo fundó», finalizó.
Espacios
52 personas caben en Hermann y 80 en Hemingway. Un total de 140 pueden disfrutar cómodamente del lugar.
Precios
Para disfrutar de una buena comida en Hermann, que conste de una entrada (ensaladas o antipastos), plato principal y postre (si alcohol), la inversión es de entre $35 y $40 por persona. Cuenta también con un Menú Ejecutivo, todos los días, que ofrece una sopa, plato principal, postre y jugo por $20. Con la inclusión de cocteles en su carta de licores, tiene nuevas promociones 2×1 en mojitos y otros tragos.
Horarios
Abre desde el mediodía hasta que el último cliente se vaya, de lunes a viernes. Sábados y domingos están cerrados.
Coordenadas
Está ubicado en la Avenida Francisco de Miranda, C.C. Lido, Nivel Parque, Caracas. Redes sociales: Instagram.