Un pequeño anexo separado por pequeños espacios de cemento y algunos árboles conforman el segundo hogar de Carlota Gónzalez. El olor a chocolate de una torta saliendo de su horno, que invade todos los sentidos, es lo que se percibe al entrar a su cocina.
Así nació Sucré Caracas, un emprendimiento de pastelería, llevado a cabo por la ingeniero venezolana quien decidió innovar en una actividad distinta a su profesión aunque no en algo desconocido, debido a que siempre cultivó en casa su pasión por la repostería.
González, de 25 años de edad, solía ser la que preparaba las tortas en cada encuentro familiar, hasta que un amigo le propuso que hiciera dulces por encargo. Tiempo después, empezó a ofrecer tortas de todo tipo. En especial, la torta de letras: una esponjoso bizcocho relleno de vainilla que se convirtió en el sello de Sucré Caracas.
La decisión no sorprendió a sus familiares porque asegura le antecede una herencia de recetas y buenos sabores, que hicieron de su infancia un lugar en el que la azúcar era habitual por las tardes.
“Yo volvía loca a mi mamá para que me comprara una batidora, el día que me la compró comenzó todo para mí. Desde ese momento utilizaba las recetas de mi mamá o de sus amigas y empecé a hacer galletas, brownies y suspiros”, recuerda.
Foto: Fabiana Rondón | @rondonnsalas
A pesar de su juventud, Carlota en poco tiempo y sin notarlo, mejoró su espacio de trabajo producto de su esfuerzo. Los encargos se multiplicaron y tuvo que mudarse a un anexo que ahora es su cocina industrial. Una pizarra de acrílico es lo primero que se ve al llegar al lugar. Lo que inició con uno o dos pedidos anotados en dicha superficie, ahora son más de 30 encargos, algo que ella describe como un sueño.
“Cuando veo al pasado, dices ‘guao’, mira todo lo que he hecho en estos cuatro años, lo increíble que es querer algo y que lo logres. Aunque esto se convirtió en mi trabajo a tiempo completo, no lo veo de esa forma porque también es mi pasión. Nunca me imaginé que algo que empezó como un hobbie se iba a convertir en mí día a día. Es el resultado de muchas pero muchas pruebas, ensayo y error, dedicación y esfuerzo”, asegura.
Foto: Fabiana Rondón | @rondonnsalas
Carlota admite que aprendió de manera autodidacta, su visión de crear algo nuevo a su clientela ha sido la clave de su éxito, no sin antes aprender de sus errores, probando todos los días nuevos postres que ofrece a sus familiares quienes son los principales catadores de sus obras.
“Nunca fui a una escuela. He hecho un par de cursos. Sin embargo, siempre me he estado reforzando con blogs, videos entre otras cosas. Muchas de las recetas han estado en mi familia por generaciones. A pesar de eso, poco a poco las he adaptado o hasta mejorado para conseguir lo que yo quería”, enfatizó la repostera.
Foto: Fabiana Rondón | @rondonnsalas
El crecimiento de este proyecto también ha significado resolver e ir mejorando cada aspecto, debido a que su trabajo no es solo llevar la torta al horno. Afirma que debe administrar las finanzas, manejar cuentas, ser chofer y además, debe contactar a proveedores, una tarea difícil en el país debido a la escasez de los principales ingredientes que utiliza: harina y azúcar.
“La estructura de negocio todo lo que implica conseguir ingredientes, sacar costos, el manejo de empleados, de los tiempos, cómo organizar una cocina, hacer el pedido de materia prima, que muchas veces existen complicaciones porque quizás no llegue y tengo que resolver con otro contacto. Sin embargo, siempre he podido salir adelante”, explicó.
Actualmente, Sucré Caracas ofrece todo tipo de tortas tradicionales venezolanas hasta sus famosas tortas de letras y números, el cual fue su último experimento que se ha convertido en un éxito entre sus clientes .
Foto: Fabiana Rondón | @rondonnsalas
“Mis tortas de letras o números son de las más solicitadas, consiste en un pastel que lleva dos capas finitas de ponqué rellenas con crema de vainilla, fresas y moras. El topping es de flores, vainilla y frutos rojos, esto también se puede cambiar dependiendo de que quiera la persona, podemos ofrecer chocolate u otro tipo de topping”.
Carlota resalta que entre sus platillos más pedidos también se encuentra la pavlova, un elegante postre con una base de suspiro, adornada con fresas en forma de guirnalda. En su menú, también están los chunkies, unos bocadillos hechos de mezcla entre galleta y chocolate que se deshacen en la boca.
La pastelera se adapta a cada una de las temporadas del año. En diciembre, realiza suspiros en forma de arbolito de navidad o su torta decorativa de Santa. En octubre, los fantasmas hechos de azúcar son uno de los más solicitados. “Todo se realiza a gusto del cliente, de forma personalizada y con cariño, el botón que diferencia a Sucré de otros emprendimientos”, afirma González.
Foto: Fabiana Rondón | @rondonnsalas
González asegura que el destino de Sucré Caracas siempre estará enlazado con Venezuela. La marca seguirá trabajando por continuar ofreciendo la pastelería que pueda significar un respiro para el venezolano y que pueda representar el sabor dulce del país. El sueño de esta joven repostera comenzó con una batidora y un par de hojas con recetas. Ella no negó lo difícil que es emprender en el territorio; sin embargo, forma parte de esa lista de venezolanos que con esfuerzo y dedicación busca salir adelante pese a las adversidades.