Italia es un país que esconde rincones maravillosos. En el país de la bota, Furore hace referencia a una recóndita playa ubicada en un pueblito que se encuentra en la costa de Amalfi, en la provincia de Salerno. Conocido como «el pueblo que no existe», no tiene ni plaza ni casas centrales y, de hecho, no puede percibirse desde la carretera. Tiene un pequeño pero impresionante litoral, considerado como uno de los más estrechos del país, rodeado por dos grandes acantilados y con unas aguas cristalinas de un precioso color esmeralda.
Imaginárselo resulta sencillo, sobre todo al ser la inspiración detrás de un nuevo restaurante italiano en Caracas que nació con una simple visión: traer a la capital un concepto que rescata y resalta los verdaderos sabores de la gastronomía italiana «sin mucho que inventar», como señaló uno de sus directores, Yuruare Petrocelli.
Furore, la fuente de inspiración
«Como parte del Grupo El Cine, confirmo que nos inspiramos en el pequeño poblado de la Costa Amalfitana, sobre todo en los arcos que rodean su playa secreta. Eso define, por completo, nuestras instalaciones. Somos como el secreto mejor guardado de la cocina italiana en Caracas», destacó Petrocelli, quien se encarga del área operativa de todos los negocios del grupo.
Sin embargo, existe otra arista en la ecuación. El nombre Furore nació con la aparición de algunos sinónimos tras diversas conversaciones. «Las palabras que se asocian mucho con lo que hacemos fueron el indicador principal. Somos amor, pasión, euforia, ardor y furor por todo lo que construimos como experiencia; desde nuestra cocina hasta el servicio y el local que, a nuestro parecer, es una joya», manifestó.
Gian Franco Curzi, chef ejecutivo y socio del Grupo El Cine, destacó a su vez que el restaurante se resume en él. «Furore es Gian Franco. Esto que se creó soy yo. Es mi cultura, mi tradición y mi familia. Es todo lo que puedo representar cuando la gente ve la carta: lo mejor de mí y lo que aprendí. Todo lo aboqué a un concepto que, desde siempre, sentí como mío», subrayó.
Platos insignes
La propuesta, para los socios, debería poder verse de una manera diferente. «Cuando creé el menú, lo hice con la necesidad de que todo el público pueda conseguir la verdadera comida clásica italiana», destacó Curzi. «Aquí no hay más ni menos. Los platos rebosan en cariño pero también en sapiencia. Sabemos lo que hacemos y se resumen en tradición», abordó.
«Es lo que hay», contrapunteó Petrocelli. «No hay mucho que inventar. Somos una trattoria con un encanto único, sabores tradicionales e ingredientes de la mejor calidad que rescata las recetas que ponen el nombre de Italia en lo alto de la cocina mundial», añadió.
En el menú destacan:
- Entradas como el Vitel Toné, los calamares fritos, la focaccia, los carpaccios, el de pulpo el favorito de los comensales.
- Las pizzas cuya creación es bastaste peculiar: no son tradicionales napolitanas ni romanas. El chef consiguió hacer una mezcla propia con sello Furore que se resume en la fusión entre ambas. La bianca con mortadella di pistacchio es de las más pedidas.
- De las pastas, hechas en la cocina por ellos mismos, se distinguen los raviolis rellenos de queso de cabra y berenjena con salsa pomodoro semi dulce, linguine alla crema di tartufo e gamberetti, carbonara tradicional, que ha dado mucho de qué hablar, y la Mezza Luna a base de auyama.
Por esta última Curzi siente admiración. «Es mi favorita y no porque la hacemos en casa sino por su proceso creativo», señaló. «La auyama lo es todo en este plato. Se hornea y pasa por ciertas preparaciones hasta llegar a un fino puré. Luego, este se convierte en una salsa, la parte de la pulpa se transforma en el relleno; ese relleno se mezcla con queso Fontina, se introduce en la masa y se hace una media luna con unas líneas negras. De ahí en adelante comienza la magia gracias a una delicada miel de trufas y la misma salsa de auyama fusionada con queso Pecorino. Es uno de los platos que más que gusta del menú», describió.
Además, cuentan con una Tabla Furore inspirada en los típicos tendederos que se ven en las clásicas barriadas de Nápoles. «Por las calles pulula la ropa guindada. Eso, principalmente, nos llamó la atención para crear un plato italiano que imitara eso, pero con alimentos: los salamis, la mortadela y el jamón serrano serían nuestras prendas en la cocina, junto con aceitunas y distintos tipos de queso que reposarían justo en la parte inferior del tendedero», explicó. «Le dimos un toque de gracia a ese platillo».
En materia de postres ofrecen desde el popular Tiramisú hasta la Panna Cotta.
La arquitectura: tan importante como la gastronomía
Uno de los objetivos claves de Furore es que el comensal no solo disfrute una buena mesa, sino que se transporte a Italia y viva toda una experiencia mediterránea en pleno corazón financiero de Caracas. Eso, según sus dueños, también se logra con el diseño y la decoración.
«También buscamos resaltar la cultura italiana a través de elementos tan clásicos y conocidos como una moto Vespa, las testas di moro y serigrafías de personalidades italianas. De la misma forma, la música y mobiliario son parte de la escena», atajó Yuruare.
Al entrar al local, un enorme arco recibe al comensal dirigiéndolo hacia la barra especial de aperitivos que les dará la bienvenida mientras disfrutan de un clásico Limoncello, Campari o Aperol.
Inmediatamente, una enorme terraza cubierta de grandes sombrillas mediterráneas se abre espacio en Furore, dejando claro que la informalidad y el descanso son la regla. Buena temperatura y un cielo caraqueño brillante y despejado completarían la imagen digna de una postal. Acto seguido, un gran salón principal con una segunda barra recibirá a quienes apuesten por un escenario más elegante, formal e íntimo.
«Todo lo que ves revive la palabra furor. Rebosamos en color rojo intenso, nuestra paleta de tonalidades está viva; ardiendo», describió Petrocelli. «Nuestra vajilla personalizada y cristalería son el toque final que los hará sentir como en Italia».
Y son esos detalles, precisamente, los que hacen la diferencia. Salerno, Venecia y Sicilia se ven reflejados en las paredes, sillas, mesas y en toda la ambientación que confiere a esta trattoria un ambiente lúdico y único.
¿Otro restaurante italiano más en Caracas?
«Hay cabida para todo y para todos», señaló Petrocelli. «Pero al final, si somos los mejores –o no– depende no de lo que nosotros digamos, sino de lo que diga el cliente», expresó.
«Como grupo tenemos 11 años en el mercado con distintas marcas como El Cine y La Boîte, y creo que este tiempo ha servido para que nuestros comensales nos den reconocimiento en el área gastronómica», agregó Curzi. «Nos diferenciamos del resto por la calidad y la búsqueda de la excelencia en cada cosa que hacemos. Furore no se escapa de eso. Transmite lo que somos como grupo y por eso estamos tan dedicados y comprometidos a seguir creciendo en este mundo», apuntó.
«El Cine fue nuestro primer negocio y hemos tenido un crecimiento conservador en cuanto a tiempo. No nos interesa ir a prisa sino con paso firme por el mundo de la gastronomía, sobre todo en un país tan exigente como este», complementó Yurure. «Hay algo que debemos entender: la comida italiana es de las favoritas entre los venezolanos y Gian Franco está comandando este barco porque sabe qué, cómo y cuándo cocinar respetando cada plato de ese país», finalizó.
Precios
Mucha gente, desde su inauguración, ha comentado que por su estructura, menú y popularidad, los precios deben ser exorbitantes. Nada más alejado de la realidad. «Antes de dejarse llevar por rumores, deberían visitarnos», dijo Curzi. «Cuando uno detalla los precios reales de los platos y los compra con algún otro espacio, la relación de precio/valor es muy competitiva en el mercado. La percepción de nuestros costos es errónea en su mayoría», puntualizó el chef. «Por eso, también tenemos nuestro menú online, en redes sociales y WhatsApp, para que la gente puede formarse su propio juicio de la comida».
En Furore, un aperitivo, entrada y plato principal está valorado sobre los $30.
Horarios
Lunes y martes están cerrados. Abren sus puertas desde los miércoles hasta el domingo, desde las 12 m hasta las 12 de la madrugada (o hasta que se vaya el último cliente).
Dirección
Calle Madrid de Las Mercedes, justo en frente del Bodegón Casa Mía. Antiguo Bar Sí.
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