Al comienzo de la pandemia del covid-19, con el debate abierto entre el uso de mascarillas o no, surgió la voz de un reputado experto coreano, el doctor Kim Woo-joo, que indicó que el uso de mascarillas y la higiene son las medidas más eficaces para disminuir los contagios. Kim Woo-joo criticó la tibieza inicial de las autoridades a nivel internacional en imponer una de las medidas más eficaces contra los agentes infecciosos que se transmiten por el aire.
El uso de las mascarilllas estaba muy extendido en los quirófanos para evitar infecciones en los pacientes, y las veíamos en imágenes de China para evitar la contaminación atmosférica. En España no estábamos acostumbrados a emplearlas, e inicialmente la gente fue reacia a hacerlo. Pero la obligatoriedad llevó a que su uso fuera normalizándose, y claramente ha sido clave como medida preventiva de contagio.
Ahora se plantea por parte del Gobierno de España dejar de usar esta protección en zonas de exterior. ¿Es una medida apropiada? ¿Es el momento adecuado?
Hay varios aspectos, a favor y en contra, desde el punto de vista de la pandemia y la situación actual que vivimos en España.
Argumentos a favor de las mascarillas
- El buen tiempo hace que la gente pase más tiempo al aire libre, donde se ha visto que hay menor probabilidad de contagio.
- Se ha incrementado la vacunación (sobre todo del personal más vulnerable), lo que hace que la presión hospitalaria en planta y UCI vaya disminuyendo.
- Está disminuyendo la tasa de incidencia del virus, por lo que es más difícil que se produzcan contagios masivos.
- El riesgo de contagio es muy bajo cuando estamos en zonas al aire libre poco concurridas (playas, bosques, zonas rurales).
- El calor, en algunas regiones, hace muy incómodo llevar mascarilla en el exterior.
Argumentos en contra
- No se ha llegado aún a la inmunidad comunitaria de 70%, queda aún mucho.
- La población joven (18-40 años de edad), que es la que más actividades sociales realiza, no está aún vacunada.
- Existe una posible distribución de nuevas variantes (como la variante delta o india) con mayor tasa de transmisión. En Gran Bretaña es ahora la variante mayoritaria.
- Quitar las mascarillas puede suponer una relajación de las medidas que conlleven otras actitudes: no respetar distancia de seguridad, abrazos, gritar, cantar.
- Existen zonas urbanas con mucha gente que convive en un espacio pequeño (zonas comerciales, entrada-salida de transportes.
- Afluencia de turistas y mayor movilidad de la población.
Habría que seguir usándolas en zonas muy pobladas
La retirada de las mascarillas en exteriores de forma indiscriminada en toda España debe tomarse con cautela. Deberíamos ponernos la mascarilla cuando creamos que la situación, aunque sea al aire libre, lo requiera, sobre todo en grandes urbes con zonas muy pobladas.
Hasta que no tengamos un mayor porcentaje de personas vacunadas no podemos cantar victoria. Israel, uno de los países a los cuales podemos imitar, permitió eliminar mascarillas (incluso en interiores), excepto a las personas que no se habían vacunado, pero recientemente, tras tener nuevos brotes en algunas zonas del país, las ha impuesto de nuevo.
Es muy posible que las mascarillas se queden entre nosotros, sobre todo cuando vayamos a hospitales o centros de salud; y si estamos resfriados, tendremos que usarlas para no contagiar en el trabajo o cuando nos movamos en transportes públicos con mucha gente. Ya no nos extrañará verlas.
Actuemos con sentido común y responsabilidad. Ya queda menos.
Mª África González Fernández, Catedrática de Inmunología. CINBIO (Centro de Investigaciones Biomédicas), Universidad de Vigo., Universidade de Vigo
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.