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El síntoma temprano del cáncer que deja rastros en su cama: expertos advierten para tenerlo en cuenta

Los linfomas, leucemia y algunos cánceres como el de próstata, riñón y huesos son más propensos a causar este síntoma. Es fundamental no confundirlo con otras causas benignas, como el clima o cambios hormonales
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Como una enfermedad compleja, el cáncer provoca una gran variedad de síntomas, algunos muy conocidos y otros mucho más sutiles. Sin embargo, un signo ha llamado la atención de especialistas, ya que puede manifestarse en la ropa de cama.

La mayoría de personas están atentas a síntomas clásicos como pérdida de peso inexplicable, fatiga persistente o bultos extraños y pocos relacionan los sudores nocturnos con esta enfermedad. Aun así, la sudoración nocturna puede ser un síntoma temprano que indique la presencia de ciertos tipos de cáncer, y que puede notarse en las sábanas y almohadas tras una noche de sueño.

Esta relación se debe a la respuesta inflamatoria del cuerpo. Cuando el sistema inmunológico detecta células cancerosas, activa una respuesta inflamatoria como parte del esfuerzo por combatirlas. Lo que puede llevar a una producción de calor en el área afectada o incluso en todo el cuerpo, incluso causando fiebre o un aumento generalizado de la temperatura corporal.

Al intentar regular el calor, el cuerpo activa las glándulas sudoríparas para disiparlo y en respuesta, aparece la sudoración intensa durante las noches.

Cabe aclarar que algunos tipos de cáncer tienen una mayor probabilidad de causar sudores nocturnos. Destacan los linfomas, leucemia, cánceres de próstata, riñón y huesos, así como ciertos tumores carcinoides y el cáncer medular de tiroides en etapas avanzadas.

Es importante recordar que sudar por las noches no significa automáticamente la presencia de cáncer. La sudoración nocturna puede ser causada por una variedad de factores, como el clima, niveles elevados de estrés, cambios hormonales o incluso ciertas infecciones.

Sin embargo, cuando la sudoración nocturna se vuelve recurrente y es un cambio drástico para la persona, puede ser una señal de alerta que merece atención médica. Mantener la vigilancia de estos cambios, aunque pequeños o aparentemente insignificantes, permite una detección temprana de posibles problemas de salud.

 

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