El príncipe Harry y su esposa Meghan Markle compraron una casa en Santa Bárbara, una próspera ciudad costera a las afueras de Los Ángeles, en donde ya están viviendo, informaron medios especializados este miércoles.
Los duques de Sussex, que renunciaron a sus labores como miembros activos de la familia real británica, se mudaron de la ciudad natal de la actriz, Los Ángeles, donde se vieron envueltos rápidamente en una batalla legal con paparazzi por fotos tomadas a su hijo Archie.
La pareja «se mudó a su casa familiar en julio de este año» y se ha «instalado en la tranquila privacidad de su comunidad», dijo un portavoz de la familia en una declaración enviada a la AFP, en la que no confirmó la ubicación de la residencia.
Según People y Page Six, la nueva casa está en Santa Bárbara, una acomodada ciudad costera a unos 160 km de Los Ángeles, donde también viven celebridades como Oprah Winfrey y Ellen DeGeneres.
«Aquí es donde quieren criar a Archie, donde esperan que pueda tener una vida lo más normal posible», dijo una fuente anónima a Page Six. «Harry y Meghan nunca tuvieron la intención de hacer de Los Ángeles su hogar».
Harry y Meghan presentaron una demanda el mes pasado en Los Ángeles contra los paparazzi, a los que acusaron de tomar fotos de su hijo sin permiso.
«La pareja se enteró recientemente de que alguien está comprando fotografías de su hijo de 14 meses, Archie, afirmando falsamente que las había tomado en una ‘reciente’ excursión pública ‘en Malibú'», según la denuncia, presentada por invasión de la privacidad.
Las fotos fueron tomadas durante «actividades en el patio trasero de la residencia, sin que la pareja lo supiera», añadió.
La familia estaba residenciada en la casa de Los Ángeles del magnate mediático Tyler Perry en ese momento, según versiones de prensa.
Los duques se trasladaron a California, pasando por Canadá, después de anunciar en enero que tenían la intención de dejar la vida real y «trabajar para ser financieramente independientes».
Ambos expresaron su deseo de «hacer algo con sentido, de hacer algo que importe» en California, donde planean lanzar una amplia organización sin ánimo de lucro llamada Archewell.
En abril, trabajaron con una organización benéfica para repartir comidas a personas con enfermedades crónicas en Los Ángeles confinados por el coronavirus