El 16 de octubre es una fecha muy señalada para los amantes del pan: se celebra el Día Mundial del Pan, fecha conmemorativa que ideó la Federación Internacional de Panaderos con el objetivo de promover y aumentar el consumo de pan en todo el mundo y resaltar su importancia en cualquier dieta equilibrada.
«El futuro del pan está en su pasado», explicó Gema Tineo, jefa de marketing en Panamar Panaderos, quien asegura que ahora los clientes buscan «el buen pan, el que se hacía antes».
La masa madre es un fermento compuesto por harina y agua que mucho tiene que ver con la antigua manera de elaborar el pan, y que en la actualidad está volviendo a ser demandada.
El pan, uno de los protagonistas
«Da más sabor, más aroma, una corteza más crujiente y una miga más esponjosa», afirma Tineo haciendo referencia a esta masa, que además de mejorar el aspecto físico del pan, sus componentes «ayudan a mejorar la digestión y aumentan el tiempo de duración de la barra», evitando que salga moho.
El pan nos ha acompañado desde los inicios de nuestra historia, más concretamente desde la Antigua Grecia, y pese a ser uno de los protagonistas de la dieta mediterránea ha sufrido duras críticas en muchas ocasiones.
Pese a sus detractores, este alimento es un producto natural, que gracias a sus ingredientes: harina, sal, agua y levadura, nos aporta energía, vitaminas, fibra e hidratos de carbono, componentes esenciales para el organismo de cualquier persona.
Hace años, el consumo de pan era mucho más elevado que el actual, y en gran parte «este descenso es debido a los falsos mitos que rodean a este alimento».
Debe estar presente en cualquier dieta
La frase de «lo primero que debes eliminar de una dieta es el pan» suele repetirse muy a menudo; sin embargo, es completamente falso, puesto que «los nutricionistas recomiendan tomar al día la cantidad de pan que equivale más o menos a una barra por persona», indica Gema Tineo.
Los cereales, la pasta, el arroz y el pan son hidratos y se encuentran en la base de la pirámide nutricional, junto con los huevos y el aceite, por lo que se sitúan directamente en alimentos básicos.
La miga no engorda más
Otro sinsentido es que para que el pan no engorde hay que quitarle la miga, puesto que los ingredientes que se utilizan para la elaboración de la corteza y de la miga son los mismos, la única diferencia es que, durante el proceso de tostado, la corteza se deshidrata al eliminarse el agua de su composición.
De hecho, si se comparan la miga y la corteza, es esta última la que contiene más calorías porque no presenta tanto índice de contenido en agua.
Colines vs pan tradicional
Que los colines y los biscotes engordan menos que el pan normal es otro de los mitos; es más, a muchos de estos productos les añaden grasas, azúcares y otros ingredientes para mejorar el sabor, cosa que con el pan de barra no pasa.
El pan integral contiene casi las mismas calorías
La guerra entre el pan integral y el pan normal por ver cuál de los dos tiene menos calorías tiene los días contados, puesto que la única diferencia entre uno y otro es la cantidad de fibra que contienen, teniendo un nivel de calorías muy similar.
El superior contenido en fibra y el bajo índice glucémico del integral ayuda a que se consiga sensación de saciedad comiendo menos pan, además de retrasar la sensación de hambre.
El pan no contiene colesterol
El colesterol, ese problema tan habitual en la sociedad actual, poco tiene que ver con ingerir o no ingerir este alimento. El pan tradicional tiene muy pocas grasas, y las que lleva, al ser de origen vegetal, no contienen colesterol.
Diferente es el caso del pan de molde, ya que aquí la cantidad de grasa suele aumentar debido a que se considera un alimento especial que, además de aportarle sabor, consigue que sea más jugoso.
La oferta es tan amplia que es fácil encontrar el que mejor se ajusta al gusto y a las necesidades de cada persona. Panes rústicos, de sabores, integrales, refinados, de centeno, sin gluten, sin sal, con frutos secos o con semillas, son solo algunas de las de variedades que existen, un alimento básico, noble y muy nutritivo que, aun así, tratamos injustamente.