El esternón hundido puede ser causa de alteraciones respiratorias y cardíacas, de acuerdo con el doctor José Marcelo Galbis. El especialista es responsable de la Unidad de Deformidades Congénitas de la Pared Torácica del Hospital Casa de la Salud en España.
Se trata de una unidad que valora y corrige a través de cirugía o de un tratamiento ortopédico la deformidad de la cavidad torácica, bien porque el esternón esté hundido hacia el interior del pecho o porque esté salido hacia el exterior.
En concreto, este tipo de deformidad en la pared torácica puede provocar presión sobre los órganos vitales del tórax, el corazón y los pulmones lo que desemboca en problemas respiratorios. Entre algunas de los síntomas que causa el esternón hundido está el cansancio, dolor de pecho, frecuencia cardíaca rápida o palpitaciones, infecciones respiratorias frecuentes; tos, resuello u opresión de pecho y problemas al hacer ejercicio o mucha actividad física.
Cuando el esternón se proyecta hacia delante normalmente los niños pueden asociar otros síndromes o patologías. Entre ellos el síndrome de Marfan, un trastorno genético que afecta al tejido conjuntivo; o el síndrome de Poland, una anomalía congénita poco frecuente caracterizada por el subdesarrollo de los músculos de un lado del cuerpo.
Los tratamientos para corregir este problema pueden ser ortopédicos o quirúrgicos dependiendo de la valoración que haga el cirujano en cada caso. Pero sea cual sea el tratamiento indicado, ambos problemas se solucionan y permiten al paciente, una vez corregida la deformidad, llevar una vida completamente normal.
«Los niños cuyos huesos aún están en proceso de crecimiento pueden tener que llevar un corsé ortopédico torácico para desplazar el esternón hacia una posición normal. Los niños necesitan llevar puesto el corsé durante un tiempo variable», concluyó Galbis.