Un dolor muscular intenso y más prolongado que lo usual fue lo primero que llamó la atención de Catalina Jaramillo, de 32 años de edad.
«Mi novio y yo decidimos comenzar a entrenar juntos. Como él siempre ha sido más deportista, yo solo iba repitiendo las rutinas que él hacía». Al segundo día de entrenamiento, las molestias aumentaron y esa noche decidió ir a urgencias, porque ya no podía mover bien sus piernas y su orina tomó un color oscuro.
Algo similar le pasó al periodista Felipe Aldunate, de 43 años de edad. Aunque siempre había practicado deportes, dejó de hacerlo con frecuencia, por lo que decidió retomar la actividad física con el crossfit, hace poco más de un mes.
El primer día, un viernes, le dolieron mucho los músculos, sobre todo de los brazos y el abdomen. «Se hincharon, apenas podía moverlos y pasé todo ese fin de semana con molestias. El lunes fui al médico. Estuve cinco días internado en la clínica», dijo.
En ambos casos, el diagnóstico fue el mismo: rabdomiólisis, una condición que se produce por la rotura masiva de las fibras que componen los músculos. Pese a que no hay estadísticas, a juicio de los médicos, es un motivo de consulta que ha ido en aumento.
Aunque puede ocurrir por otras causas, como accidentes, la rabdomiólisis asociada al ejercicio se observa en personas sedentarias o aquellas que están retomando la actividad física, y que lo hacen con ejercicios de fuerza o aeróbicos muy prolongados (como maratones), precisa el doctor César Kalazich, especialista en Medicina Deportiva.
El error está en realizar rutinas de alta intensidad y muy repetitivas, dice el doctor Álvaro Ferrer, traumatólogo de la Clínica Alemana en Chile. «En el último tiempo se han visto más casos y asociados al crossfit, por ejemplo; aunque esto comenzó a verse también antes, con el spinning», precisa.
Daño reñal
La destrucción de fibras musculares genera la liberación de sustancias y enzimas tóxicas al torrente sanguíneo, como la mioglobina que, además de provocar edema (hinchazón) muscular, puede sobrecargar el riñón y provocar, potencialmente, un daño renal, advierte el doctor Hugo Marambio, jefe del Centro de Salud Deportiva de la Clínica Santa María de Chile.
Esto explica el cambio de color en la orina y también, según el riesgo, que se deba hospitalizar a algunas personas. «En general, la mayoría de los casos no lo necesitan y basta con un control médico», agrega Marambio.
Según el nivel de daño renal, se puede recurrir incluso a diálisis para favorecer la limpieza del riñón y que retome su funcionamiento normal.
Reposo e hidratación son parte fundamental de la recuperación. De hecho, la falta de líquido durante el entrenamiento es un factor que contribuye al problema.
«La gente no siempre se da cuenta de inmediato, sobre todo si hay estímulos externos que llevan a entrenar más allá de la capacidad personal», dice Ferrer.
Por ello, los especialistas recomiendan realizar ejercicio de manera progresiva, como una forma de prevenir el daño muscular y renal. «Ir probando cuál es la capacidad máxima y una vez que se alcanza, no mantenerla por mucho tiempo», agrega.
Es importante contar con apoyo profesional, precisa Kalazich. «Bien guiado, con instructores entendidos en el tema, no tendría por qué ocurrir este problema», dice.
Asimismo, «se debe mantener una buena hidratación y vigilar las condiciones ambientales de humedad y temperatura; además de vestimenta adecuada», agrega Marambio.
Las molestias suelen ir desapareciendo y la movilidad retorna al cabo de dos semanas, mientras que la función renal no queda con secuelas si hubo un manejo adecuado y oportuno. La musculatura se recupera al cabo de un mes.
Lesiones
Una buena evaluación médica y la rutina indicada reducen el riesgo de lesiones tras una práctica deportiva, dicen los especialistas. Sobre todo, en disciplinas más intensas y exigentes, como el crossfit, que, junto con aumentar en adeptos, lo hace en consultas por lesiones en tres áreas en particular: hombros, columna y rodillas.