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Dulces crujientes para celebrar el nacimiento del profeta Mahoma

Por EFE
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Los egipcios celebran este sábado el nacimiento del profeta del islam, Mahoma, y nadie quiere renunciar a los dulces de frutos secos y las figuritas de azúcar típicas de esta fecha. A pesar de las dificultades económicas y de que algunos consideran esta fiesta una desviación de la religión verdadera.

La celebración conocida como Mawlid al Nabawi es el día 12 del tercer mes del año musulmán, basado en el calendario lunar, cuando se cree que nació el profeta en el año 571 D.C. en la ciudad santa de la Meca, en la actual Arabia Saudita.

En Egipto, las familias aprovechan este día para reunirse y comer dulces crujientes hechos de frutos secos, semillas de sésamo y garbanzos, entre otros, muy parecidos al turrón navideño, y los niños reciben como regalo muñecos de azúcar: una novia para las chicas y un caballero para los chicos.

Los más devotos acuden a la mezquita y rezan, y leen el Corán (libro sagrado del islam) para honrar a Mahoma, aunque la celebración de su nacimiento no está exenta de polémica. Los suníes más ortodoxos consideran que es una invención reciente, pues en la época del profeta ni este ni sus seguidores marcaban esta ocasión de forma especial.

Un egipcio que se identifica solo como Salah cree que la festividad debería guardarse: «Por supuesto, recordamos al profeta y lo amamos con todo el corazón, pero el día de su nacimiento no debe ser una fiesta o no tiene que estar ligado a algunas prácticas y actividades» de ocio.

Una tradición desde el siglo X

Pero en Egipto la tradición está muy arraigada desde el siglo X, cuando la dinastía de los fatimíes -que establecieron la capital del califato musulmán en El Cairo fundando la ciudad actual- empezaron a celebrar el Mawlid al Nabawi comiendo dulces y fabricando las figuras de azúcar, que aún se elaboran en algunos talleres del antiguo Cairo islámico.

«Las fiestas como la del Mawlid están ligadas a buenos recuerdos, a la infancia y al apoyo emocional que nos damos los unos a los otros», asegura a Efe Mohamed Rizk,  profesor de 65 años de edad, mientras compra su porción de dulces de maní, pistachos y sésamo.

«No es solo una tradición religiosa, tiene que ver con la comida, con la familia: los egipcios esperamos este tipo de ocasiones para reunirnos y crear un ambiente espiritual acogedor», agrega el profesor de la universidad religiosa más prestigiosa del país.

Aprovechan para comprar dulces

Rizk señala que incluso los cristianos de Egipto aprovechan esta fecha para comprar dulces y compartir unos momentos agradables con sus amigos musulmanes: «Somos una comunidad con pequeñas diferencias; y si convivimos y hacemos frente a las dificultades juntos, podemos también celebrar juntos».

Los dulces que se venden en todas las tiendas y pastelerías de la capital egipcia, así como las muñecas -las versiones más modernos están hechas de plástico y no de azúcar- son una tradición para todos en este día festivo nacional en el país árabe de mayoría musulmana.

Más allá de las consideraciones religiosas, las duras condiciones económicas son las que afectan la antigua celebración. El precio de los dulces se ha disparado por el aumento del costo de los frutos secos, muchos de ellos importados, así como el precio del azúcar con el que se elaboran las figuras de la novia y el caballero.

Compran cada vez menos dulces

Para hacer frente a la subida de precios, los egipcios compran cada vez menos dulces, pero no renuncian a unos turrones, que se venden en cajas que van desde las 35 libras egipcias (poco más de 2 dólares) las más modestas, hasta las 1.000 libras egipcias (cerca de 62 dólares) las más completas y lujosas.

Además, este año el nacimiento del profeta acontece poco después del comienzo del curso escolar, cuando las familias hacen frente a grandes gastos de material educativo, vestimenta y transporte, por lo que no todos los niños recibirían este sábado sus muñecos si el presupuesto familiar se hubiera agotado.

 

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