Argentinas, chilenas, panameñas, colombianas y, por supuesto, venezolanas. Se comen millones todos los días alrededor del mundo en desayunos, almuerzos y cenas. Las empanadas, esas medias lunas que para ser perfectas necesitan ser freídas, y que para muchos deberían ser consideradas patrimonio gastronómico de la nación, engloban cultura y tradición tanto en la masa de maíz que les da su forma como en su relleno.
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Su antigüedad, afirman expertos, es tan remota como el pan. Eso convierte a la empanada en un tesoro. Investigadores eméritos de Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) ubican su origen en Mesopotamia, como lo sustenta el libro de recetas más antiguo que se conoce y que data de 1.700 años de historia.
La cultura gastronómica hispano árabe e hispano judía registra su preparación como un pequeño pastel frito en la región de Andalucía durante el siglo XIII. Sin embargo, fueron los conquistadores españoles quienes llevaron las empanadas al Nuevo Mundo inspirados por los panes rellenos con vegetales o carne de los campesinos y por los sfihas y el fatay del Medio Oriente. En el caso de Venezuela, se supone que fueron traídas por colonizadores a las costas orientales a mediados del siglo XVI. Se difundieron por todo el territorio. Para el siglo XIX, su consumo formaba parte de la cultura gastronómica del venezolano.
Caracas, la ciudad de las empanadas
En la capital, antropólogos de la Universidad Central de Venezuela sitúan a la empanada como una de las ofertas más preciadas por los clientes de un bar muy concurrido llamado «El gato negro». Igualmente, entre los vendedores callejeros de la ciudad, era muy común encontrar el que ofrecía arepitas fritas y, claro, las empanadas. Una época en la que las margariteñas eran las más famosas. Más adelante, alrededor de 1940, además de comerlas en la casa, las familias construían pequeños ventorrillos en los zaguanes y las aceras para venderlas a vecinos y pasantes.
Hoy día, forma parte significativa de la dieta del venezolano dentro y fuera del país. Además, son adquiridas por infinidad de comensales en cafeterías, restaurantes, bodegas y kioscos; plazas de caseríos, pueblos o puertas de las iglesias; en los tarantines de las playas, estadios y terminales de autobuses y taxis; en los aeropuertos, fiestas patronales, barrios, centros comerciales y carreteras.
De maíz pilón o hechas con masa de cachapa, de sazón carupanera, con y sin azúcar, de diablito con mozzarella o pabellón criollo, de 20 centímetros y hasta más. Del este al oeste de la capital, hay en Caracas una variedad de negocios que sigue apostando por la tradición y la innovación.
Lunchería Yusmila
Yusmila Azuaje lo recuerda como si fuese ayer. Estaba en primaria y no llegaba a los diez años cuando su amor por vender empanadas en el recreo del colegio le resultaba mucho más atractivo que jugar y compartir con sus compañeritos.
Su tía, recuerda, hacía las mejores del planeta y ella, en vez de comérselas, aprovechaba de darle rienda suelta a su espíritu comerciante. Necesitaba que todo Trujillo, su tierra natal, supiera que ella y su familia vivirían de hacerlas.
Ese sueño se hizo realidad hace 14 años, tiempo que su local, ubicado en Bello Campo, tiene de inaugurado.
El boca a boca asegura que en su negocio se hacen las mejores empanadas de Caracas. Las 2.000 unidades que se venden solo los sábados podrían avalar esa teoría; o, tal vez, hablen por sí solas las colas que se forman en la avenida donde está ubicada su lonchería.
¿Son entonces las favoritas? Yusmila solo sonríe y se limita a decir que no tienen que ser las mejores, simplemente reflejan lo que es su negocio: puro corazón trujillano.
«20 personas hacemos vida aquí, somos una familia, y el trabajo duro lo llevamos en la sangre», recalca. «Nos esforzamos porque la calidad sea lo primero que vea, sienta y saboree el cliente. No solo es la ejecución sino en la forma, el sabor, la temperatura, textura y el olor de nuestras empanadas lo que nos identifica».
Su secreto es la pasión por lo que hace. «Si no, no estuviese todos los días supervisando lo que ocurre o pateando las calles de Coche, Catia y Quinta Crespo buscando los mejores ingredientes».
¿Qué ofrecen?
Casi 100 tipos de rellenos. «Teníamos 70, pero la misma gente se inventa los sabores», aseguró. Así pues, en su menú destacan las de conejo, cordero, camarón al ajillo, diablitos con mozzarella, chicharrón con cazón, pabellón margariteño, pizza, chuleta ahumada con queso cheddar y más. Mucho más.
También ofrece las tradicionales de carne (mechada y molida), cazón, pollo y queso. Entre estas, las que más se venden son las combinadas como la pelúa (carne mechada y queso amarillo).
Para Yusmila, una empanada perfecta debe, sí o sí, tener un buen guiso. Además, tiene que hundirse en aceite para que la freidora haga su magia y, al salir, el tostado de la masa sea único y crujiente.
¿Es ese entonces su secreto? Para nada, asegura. «Lo único que garantiza que mi producto es bueno es el amor con el que hacemos las cosas dentro de nuestra cocina», concluye.
Precios
Es de los más competitivos en el mercado. Cuestan desde un dólar y medio las sencillas, hasta las especiales valoradas en 3,5 dólares.
Horarios
Abren de lunes a vienes, desde las 6:30 am hasta la 1:30 pm. «Aunque, a veces, el mismo cliente se queda y extendemos el horario». Fueron de los primeros locales en tener delivery. Sus productos se pueden adquirir por Yummy y Pedidos ya.
Ubicación
Urbanización Félix Sosa, Avenida Santa Ana con Av. San José. Bello Campo, Miranda.
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Empanadas Café La Canela
Beatriz y Julián Aponte, madre e hijo, son los fundadores de un local que nació para rescatar la cocina venezolana tradicional y ancestral. Hacer del maíz pilado un arte a través de sus empanadas, aseguran, garantizará el buen comer y el disfrute de los caraqueños, sobre todo de los hatillanos.
El maíz pilado es un ingrediente demasiado valioso para quedarse en el olvido, rescatan. Por eso, Café La Canela apuesta por despertar el interés que se merece. «La harina precocida apareció en 1960 para solventarnos la vida, pero con su llegada llegó la omisión, el descuido. Nosotros vinimos a recuperar el significado del maíz en la cocina», señaló Julián.
El negocio vio luz hace 23 años gracias al paro petrolero. Beatriz, sin trabajo, decidió dedicarse a la la gastronomía, una fortaleza en su familia. Sus ancestros son casaberos y cafeteros, así que le hizo caso a su linaje y llevó adelante un emprendimiento junto con sus hermanas.
Fueron reconocidos como «el quiosco de empanadas de La Unión». Sin embargo, hoy hacen vida en el pueblo de El Hatillo.
Su hijo se unió a la ecuación en 2010, al terminar sus estudios enfocados en Gestión de la Hospitalidad, carrera que lo inspiró a considerar el maíz como factor diferenciador del negocio que usaba –en principio- masa precocida.
Fue difícil. En sus inicios, debido al desconocimiento del producto, las empanadas se rajaban, rompían o desintegraban. No obstante, la práctica y futuras investigaciones cumplieron su cometido en materia de cocción, amasado y molido. «Hasta que conseguimos lo que hoy nos diferencia del resto en nuestra cocina», señaló Julián.
¿Pioneros? No se atreven a decir que fueron los primeros, pero actualmente sí somos los únicos que las tenemos activas en nuestro menú, señaló Beatriz.
¿Qué empanadas ofrecen?
Existen alrededor de 30 tipos de empanadas a las que, en una palabra, definen como ancestrales. «Todo es pensado en casa; son nuestras recetas que han pasado de generación en generación», aclaran.
Tienen las tradicionales, mechada, molida, pollo, plátano con queso o asado negro. Las «operadas» son las más populares. «La mexicana, por ejemplo, es semejante a un taco. Tiene carne, granos y se le agrega pico de gallo y aguacate», describió. «También está la de reina pepiada, cuyo guiso es frío y espera porque la masa se fría primero para poder rellenarse después estando bien caliente».
En su lista aparecen las de guacuco, pepitona, ceviche de pulpo y cangrejo natural, no de sushi. Tienen fusiones como la pesto, de masa verde porque e trabaja con albahaca.
En general, las masas pueden combinarse con ingredientes como ají picante, remolacha, espinaca y plátano. Además, por ser de maíz, no tiene gluten así que resulta una opción 100% saludable para el consumidor. «Están envueltas en plátano porque creemos en la ecología y ahorramos lo más que podemos en papel; la hoja no traspasa la grasa y, como bonus, se ve bonita», comentó Julián.
Madre e hijo están en la cocina todos los días junto con un equipo de 6 personas que trabaja 24/7 para preparar no menos de 300 empanadas semanales. La cifra se duplica los fines de semana.
Precios
Clásicas $1 dólar, las operadas en 4. La de ceviche de pulpo, una de las más costosas, está valorada en $5.
Horarios
Abren de lunes a domingo desde las 7:30 am hasta las 5:00 pm. Los sábados hasta las 8:00 pm.
Ubicación
Calle Santa Rosalía con calle Sucre, a una cuadra de la Plaza Bolívar de El Hatillo.
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Empanadas Pa’que La Pona
El tío de Adriana Goa aseguraba que, de pequeña, tenía pegada la palabra «pona». Por eso su negocio, muy a lo criollo, se bautizó Pa’que La Pona, que significa vamos a visitar a La Pona.
Su historia comienza hace 23 años cuando su madre, con una pequeña cava bajo el brazo, comenzó a vender tortas en las calles de Catia. Ella, con veintitantos, al cabo de un tiempo la convenció de que incluyeran comida salada porque ganarían más dinero. Comenzaron a vender bollitos de carne y luego empanadas. Estas últimas jamás salieron del menú.
Hoy día, su negocio es conocido como el toldo azul, un ícono de Catia; un espacio que actualmente, y a pesar de la competencia, continúa siendo de los favoritos en el oeste de la ciudad.
«Nosotros no somos una mocho e’empana, como a veces nos dicen. Somos las empanadas de 20 cm rellenas, y con más de 150 gramos de proteína, más reconocidas. Y, además, tenemos una de 30 que nos diferencia del resto no solo en Caracas sino en Venezuela», afirma su fundadora.
Eso y su particular forma de llevarlas a la mesa (bajan mediante una polea desde el tercer piso de una casa que le perteneció a su familia) hacen de La Pona un espacio único en su estilo.
¿Qué ofrecen?
34 tipos de empanadas, entre las que destacan las de mechada con queso, gordon blue, camarones, y jamón con queso y tocineta.
¿Existen combinaciones? «Por supuesto, las que hacen los clientes. Aquí tienen la opción de armarlas a su gusto. ¿Asado con tajada y queso blanco? Se hace. ¿Plátano con pescado? También. Todo es posible en La Pona», señala Goa.
A la semana venden alrededor de 500, número que se repite los sábados y domingos, sin excepción. «Antes eran alrededor de 2.000, pero la situación país nos pegó a todos», afirmó.
Maneja su negocio sola. Antes, su mamá y una tía la ayudaban. Al fallecer ambas se quedó a cargo de la operatividad. Arrea no solo el negocio sino a las 17 personas que trabajan en él.
La pandemia y la economía no la han dejado constituir su empresa dentro de 4 paredes.
Horarios
Trabajan desde las 6:00 am hasta la 1:00 pm, de lunes a viernes. Sábado y domingohasta las 2:00 pm. Hacen delivery todos los días.
Precios
Las empanadas de 20 centímetros cuestan $2,50. Las de 30, $6
Ubicación
Av. El Lindero con calle Los Higuitos. Catia, Caracas.
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@paquelapona
Arepera Amadani
Este negocio, que cuenta con 65 años de historia, es manejado por los hermanos Helder y Antonio Goncalves de Abreu, tercera generación encargada de mantener la arepera que fundaron sus ancentros. «Si no, nos desheredan», afirmó el primero.
Muy poco, por no decir nada, ha cambiado en el local a lo largo de los años: se mantienen la misma calidad y los mismos productos, las arepitas dulces y de chicharrón, sus reinas y por las que son tan conocidos, y las empanaditas. Incluso, hasta su parquero, el señor Gustavo.
«Esa es la verdadera esencia de Amadani, mantenemos lo que somos, no porque nos de miedo el cambio sino porque no lo necesitamos», subraya Helder. «Estamos entre los 10 mejores lugares a visitar en Caracas en materia gastronómica porque somos fieles a nuestra tradición. Eso no nos lo quita nadie».
El secreto detrás, que no revelan, es el mismo de siempre. «Es el garante de nuestro éxito». Las empanadas son referencia entre los comensales capitalinos porque, a pesar de no tener chicharrón en la masa como las arepas (aunque lo hayan intentado), la sazón de los contornos «es mágica».
«No hay nada más que pueda agregar al respecto», enfatizó.
¿Qué empanadas ofrecen?
Las sencillas de carne, pollo o queso destacan en su menú. Pero en el corazón del visitante siempre palpitan las de frutos del mar como vieiras, pulpo o calamares. Las más vendidas son las operadas, sobre todo las que incluyen carne mechada.
En un buen, asegura, día se pueden vender unas 350 empanadas. «De las arepas un poco más».
Horarios
Lunes a viernes, de 6:00 am hasta las 2:00 pm. Los sábados hasta las 12:00 pm.
Precios
Las empanadas tradicionales cuestan $1, las operadas 4. Las arepitas entre 5 y 6 dependiendo del relleno.
Ubicación
2da Avenida de Montecristo. Los Dos Caminos, Caracas.
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Empanadas ‘ÑaLu
¿Y qué pasa si…? Gracias a esa frase nació el emprendimiento en plena pandemia. Un negocio que creció gracias a las redes sociales y al boca a boca, y que, desde el principio, fue considerado un juego.
Luisana Hernández, una de las fundadoras de esta pequeña empresa familiar, jugó un 1 de junio de 2020 a hacer empanadas en el estacionamiento de la casa de su papá para sus familiares y amigos. La situación económica de aquella época no era la mejor. Jugando, quienes probaron el producto coincidieron en que el resultado fue «buenísimo» y así comenzó todo.
Fue criada entre Caracas y Margarita, y la segunda sirvió de inspiración para hacer de su producto algo diferente al resto, comenzando con el nombre. «Ña es la típica forma como son llamadas las doñas en La Isla. No soy doña, pero sí Lu, así me decían en la universidad», cuenta Hernández.
Ir agregando mesas y sillas con el pasar de los días, pasar del estacionamiento al jardín de su hogar y atender enormes colas fuera de su vivienda, la obligaron a tomárselo en serio y a entender que era, junto a su familia, dueña de un negocio exitoso.
Al cabo de un año, se mudó a unos pocos metros de su hogar. Justo en donde se ubica GSP Boats, en la principal de Prados del Este. Por suerte, encontró un espacio que replicara lo mismo que el original: naturaleza, aire fresco y la sensación de estar degustando una empanada en un quiosco de Margarita.
¿Qué empanadas ofrecen?
Una veintena de sabores. La estrella, sin embargo, es la de cazón. Le siguen en popularidad la empanada con guiso de mariscos y la de asado negro a la que llaman morena.
«Nuestros guisos son súper sencillos, no hay mucha innovación en la mezcla de sabores, pero están hechos con ese toque margariteño y mucho cariño», recalca. «Despertamos la memoria del colectivo; es un viaje ida y vuelta al oriente del país. Cocinamos a base de ají dulce y replicamos el estilo y la masa, el grosor y hasta la fritura. Usamos un caldero, no hacemos las empanadas en freidoras eléctricas porque no queremos sacrificar su cocción original. Saben a Margarita, por eso el protocolo es el mismo».
En ‘ÑaLu se venden unas 300 empanadas un viernes; los sábados aumentan en número a 800 y terminan su faena el domingo con la venta mínima de 1.100.
Horarios
Viernes, sábado y domingo, desde las 8:00 am hasta las 2:00 pm
Precios
$3 cada una, a excepción de las de mariscos que se combinan con queso amarillo, por ejemplo, valoradas en 3,5.
En alianza con otro emprendimiento llamando Coffee Box ofrecen bebidas como cafés y jugos, entre los que destaca un papelón con jengibre con sello ‘ÑaLu y limonada con coco.
Ubicación
Av. Principal de Prados del Este.
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Carupanadas
«La locura» de María Fernanda García hizo de Carupanadas un negocio. Junto a Berna Jiménez comenzó a hacerlas en plena pandemia después de concluir que necesitaba producir dinero y encontrar la estabilidad que su estatus de desempleada no le permitía tener en aquel momento. De esa manera, Jiménez entró al panorama; su situación, era la misma. Decidieron entonces dedicarse de lleno a crear un producto que, a pesar de su popularidad, se destacase por algo más que su textura o forma. «Y entendimos que el sabor de Carúpano, de nuestras raíces orientales, era lo que llevaría la batuta de nuestro emprendimiento», señalaron.
Fue así como en abril de 2020, y a tan solo una semana de haber comenzado, lograron vender alrededor de 250 empanadas gracias a familiares y conocidos que se encargaron de replicar la información, además de probarlas y darles el visto bueno al resultado final.
«A los 8 meses, aún desde nuestra cocina, entramos a Pedidos ya y Yummy, y ya la cuenta de empanadas vendidas rondaba las 3.000″, recuerda García.
Año y medio después, no son 4 personas sino con 40 las que trabajan en los negocios de El Bosque y El Hatillo, donde acaban de abrir un nuevo local.
¿Qué ofrecen?
Además de su masa dulce y guisos fuertes, predominan en escena sus sabores: la morcilla y el chorizo, ambos caruparenos, son de los más pedidos por los amantes de sus empanadas.
La que más sale es, no obstante, la de cazón, el rey de la casa. La de queso, por su parte, es la segunda más valorada en Carupanadas. La mechada, pelúa y pollo se llevan mención especial.
Tienen 40 sabores en su menú: 20 principales y «las inventadas», como la morcilla con camarón o camarón con queso y plátano.
Sobre la competencia, no les preocupa. «El día que nuestro producto no nos guste a nosotras, es el día que nos preocuparemos por alguien más», destacan y concluyen en que hay comensal para todo en Caracas. En Carupanadas cuentan, afortunadamente, con una alta tasa de fidelidad, algo que, insisten, no debería ser un problema para compartirla con los demás.
Horarios
Abren de martes a domingo, de 7:00 am a 2:00 pm.
Precios
Las empanadas cuestan entre $2 a 5,5. Estas últimas, son las «exóticas».
Ubicación
Calle Empalme. El Bosque, Caracas.