Al ritmo endiablado del ballet «Romeo y Julieta», Dior rindió este viernes un homenaje al bailarín ruso Rudolf Nureyev, bajo un espectacular techo estrellado en la Escuela Militar de París, en la Semana de la Moda masculina.
El diseñador de la línea masculina de Dior, Kim Jones, recordó en unas notas escritas para el público que su tío Colin Jones fue bailarín clásico y luego fotoperiodista, y que pudo hacer una rara serie de fotos íntimas de la estrella rusa del ballet.
«En la historia de Dior también hay un vínculo con el ballet, y ese era el hilo, la fuente» de la que surgió la inspiración, declaró a la AFP el creador británico la víspera del desfile.
Con paso firme, los modelos desfilaron declinando las tradicionales siluetas de Dior hombre, pero con detalles originales, como un turbante que recordaba al Nureyev que bailó y coreografió «La Bayadera».
Destacó una capa de tonos grises bordada con hilo de plata que necesitó más de 2.000 horas de trabajo, a cargo del taller especialista Vermont.
Jones deconstruye los trajes de línea inglesa, con los pantalones cortados al borde de la rodilla, y cerrados con cremallera en lugar de botones. El cuello, en forma de V.
Un kimono negro caviar, o un abrigo suntuoso que se arrastra lánguidamente por el suelo, estampado en la parte posterior y de un rojo brillante en la parte interior.
Un jersey muy ceñido al cuerpo, estampado con triángulos coloreados.
Y para la noche, un espectacular traje holgado y negro, totalmente cubierto de lentejuelas, centelleante como el techo.
Se trataba de aunar «lo funcional y poético con lo utilitario y lo fastuoso», resumió Jones.
«Pensé en el consumidor, qué es lo que le gustaría, ropa que quieres comprar y guardar», explicó el creador, que desfila por sexta vez para Dior Hombre.
Las perspectivas de ventas para el sector del lujo se anuncian algo más discretas este año respecto a las dos temporadas anteriores, según los expertos.
Solamente en China las ventas podrían aumentar algo más de la media, hasta un 6% respecto a 2023, según un informe reciente de Business of Fashion y McKinsey.
Resultado: hay que cuidar más que nunca a los clientes, muy particularmente a los asiáticos, que son numerosos en los desfiles de las grandes marcas como Dior o Louis Vuitton.
Dior cuenta desde hace años con grupos enteros de K-pop (pop coreano) entre sus «embajadores», a los que invita a sus desfiles para goce de centenares de fans, que se agolparon una vez más a la entrada de la Escuela Militar.