Dior eligió el universo de la actriz alemana Marlene Dietrich para tender un puente entre París y Nueva York. Allí, la casa de moda presentó este lunes su colección de otoño evocando el Hollywood de los años 30 y 40, período de gran emancipación en el vestuario.
La directora artística de la línea femenina, Maria Grazia Chiuri, se inspiró en la también cantante (1901-1992) para combinar «la silueta Dior con la presencia fantasmagórica y el encanto andrógino de la diva», según las notas explicativas de la colección.
Como en una película de preguerra, dominan el blanco y el negro. A su vez, la mujer reinterpreta los tótems del vestuario masculino: pantalones anchos, corbata, abrigo de aviador o gorro ladeado.
El tweed reina, recordando de nuevo la moda masculina. No obstante, en una versión mucho más ligera para esta colección, cuya mayor parte se presentó en París en diciembre y estará disponible desde el jueves.
«Los trajes masculinos de Marlene Dietrich provocaron un escándalo, reivindicando una libertad que, no lo olvidemos, incluye la elección de cada mujer de vestir como desee», insiste la casa de modas francesa.
Dior, imbatible
Además de la intérprete de la canción «Lili Marleen», que vivió los últimos años de su vida en París, Dior recurrió a Katharine Hepburn y Greta Garbo, también estrellas de los años 30 y adeptas de la fluidez en la moda.
Chiuri esparció toques contemporáneos, como minishorts bajo trajes, suelas de plataforma o una blusa con la espalda abierta, en modelos que desfilaron bajo la mirada de las actrices Charlize Theron, Anya Taylor-Joy o Rachel Zegler.
El acto tuvo lugar en el Museo de Brooklyn y fue diseñado por el dúo Claire Fontaine, formado por los artistas conceptuales Fulvia Carnevale y James Thornhill.
La pareja representó dos manos gigantes que unían los dedos pulgar e índice, las de «todas las mujeres que han participado en este proyecto», dijo a la AFP Carnevale. «La mía, la de Maria Grazia Chiuri, la de las modistas, la de las comisarias», precisó.
El encuentro entre París y Nueva York se reflejó además en una serie de estampados, también en blanco y negro, con la Torre Eiffel y la Estatua de la Libertad.
Es «una conversación sobre la libertad», apuntaron las notas de la colección, «para dar forma y sustancia a lo que cada mujer decide ser».