El pan, en sus distintas versiones, forma parte de la dieta básica de buena parte de los habitantes del planeta. Y, si bien es uno de los alimentos más consumidos en el mundo, abusar de la cantidad que se come puede llevar a problemas de salud. Entre ellos, el aumento de peso y en casos extremos, convertirse en una adicción.
Sin embargo, a pesar de su mala fama, hay buenas noticias: existen recomendaciones científicas que nos permiten disfrutar del pan sin remordimientos.
La Escuela de Medicina de Harvard arrojó luz sobre cuánta cantidad de pan podemos comer sin engordar. No obstante, para los fanáticos de este producto no va a ser de mucho agrado: la cantidad recomendada es de una pieza por semana.
Esto se debe a que un pan puede contener cerca de 13 gramos de azúcar. Se sabe que la cantidad diaria recomendada de azúcar es de 24 gramos para mujeres y 36 gramos para hombres, ya que podría ser riesgoso para la salud y provocar enfermedades cardiovasculares.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ofrece una perspectiva diferente sobre la cantidad adecuada de pan que se puede consumir, destacando su aporte nutricional. El pan proporciona vitaminas del grupo B (como tiamina o B1, riboflavina o B2, piridoxina o B6 y niacina o B3), hidratos de carbono, una cantidad mínima de proteínas y minerales como fósforo, potasio y magnesio.
Según la OMS, las personas pueden consumir hasta 250 gramos de pan por día dentro de una alimentación saludable, lo que equivale aproximadamente a una baguette. Para aquellas personas que practican deportes extremos o realizan entrenamientos con peso, se sugiere una ingesta de hasta 400 gramos diario para asegurar el suministro necesario de carbohidratos como fuente de energía.
La reputación del pan según expertos
El pan, a pesar de su mala reputación, puede ser disfrutado sin culpa si se consume con moderación y se mantiene una dieta equilibrada. Tanto Harvard como la OMS ofrecen guías que nos permiten incluir este delicioso alimento sin poner en riesgo nuestra salud y aumentar de peso.
De hecho, un estudio publicado en la National Library of Medicine de Estados Unidos detalló los efectos del consumo del pan y reveló que las consecuencias para el organismo dependen en gran medida del tipo de pan que se consuma. En el mercado hay una gran diversidad de panes, desde el pan integral hasta el pan blanco, es crucial entender cómo cada uno afecta la salud.
Según el medio Business Insider, el pan integral es conocido por ser una fuente rica en hidratos de carbono complejos, vitaminas y minerales. Por eso, se considera generalmente una opción más saludable. Su elaboración con todo el grano garantiza un mayor aporte nutricional en comparación con el pan blanco, que está elaborado con harinas refinadas y carece de la fibra y otros nutrientes presentes en el grano entero.
Mientras, desde la Fundación Española de Nutrición (Fen) se destacó en 2022 que el pan integral aporta una variedad de nutrientes, incluyendo proteínas, fibra, selenio, fósforo, hierro, magnesio, zinc, tiamina y niacina, mientras que el pan blanco se limita principalmente a selenio y zinc.
¿Cuál es el mejor tipo?
Según el sitio especializado Study Finds, lo ideal es optar por panes con al menos tres gramos de fibra. Esto ayuda a prevenir fluctuaciones en los niveles de azúcar en la sangre y a mantener la saciedad por más tiempo. Esto significa que es menos probable que comas más de lo necesario a lo largo del día. Además, es importante prestar atención al relleno o acompañamiento del pan.
Por ejemplo, es mejor hacer un sándwich con buenas fuentes de proteínas, fibra y grasas, que simplemente comer un trozo de pan con manteca o queso crema. Esto contribuye a crear una comida más nutritiva y equilibrada.
Un sándwich perfecto para el desayuno podría ser:
- Dos rebanadas integrales.
- 1 huevo revuelto mezclado con 1 clara de huevo cocida con tus condimentos favoritos.
- Un cuarto de aguacate.
Seguir una alimentación similar ayuda a mantener la saciedad hasta la hora del almuerzo y a controlar los niveles saludables de azúcar en la sangre.
Otro aspecto valioso a considerar es la frecuencia con la que se consume. El problema no es el pan en sí, sino su consumo excesivo. Si no puedes renunciar a este alimento, opta por incluirlo en solo una comida al día o algunos días a la semana.
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