¿Las personas son igual de felices a lo largo de su vida o hay alguna edad en que el sentimiento sea mayor? A pesar de ser un asunto muy subjetivo y punto de debate, investigadores suizos parecen haber arrojado una respuesta sobre este enigma.
Un equipo de investigadores de la Universidad Deportiva Alemana de Colonia, la Universidad del Ruhr en Bochum, la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, y las universidades de Berna y Basilea en Suiza, abordaron esta incógnita por medio de una minuciosa revisión analítica.
El estudio se basó en el análisis de 443 muestras de estudios longitudinales que involucraron a un total de 460.902 participantes. La profesora Susanne Bücker, quien colaboró en el estudio en Bochum, explica: «Nos enfocamos en los cambios en tres componentes centrales del bienestar subjetivo: la satisfacción con la vida, los estados emocionales positivos y los negativos».
Los resultados obtenidos revelan que la satisfacción con la vida tiende a disminuir entre los 9 y los 16 años, luego experimenta un ligero aumento hasta los 70 años, para después decrecer nuevamente a partir de los 96 años.
Los estados emocionales positivos también disminuyen en general desde la niñez hasta los 94 años, mientras que los negativos fluctúan ligeramente desde los 9 hasta los 22 años, para luego disminuir hasta los 60 años y aumentar nuevamente.
Personas más felices
En términos generales, el estudio muestra una tendencia positiva a lo largo de la vida en cuanto a la satisfacción con la vida y los estados emocionales negativos. Los investigadores atribuyen la disminución en la satisfacción con la vida durante la adolescencia a cambios físicos y sociales típicos de la pubertad.
Sin embargo, esta satisfacción tiende a aumentar nuevamente a medida que se alcanza la edad adulta temprana y sus emociones se van estabilizando.
Los sentimientos positivos tienden a disminuir desde la niñez hasta la edad adulta avanzada, y al final de esta etapa todos los componentes del bienestar subjetivo tienden a deteriorarse en lugar de mejorar.
Los investigadores creen que esto podría estar relacionado con la disminución del rendimiento físico, problemas de salud y bajas interacciones sociales, especialmente en cuanto a la pérdida de amigos y compañeros de edad avanzada.
Además, el estudio reafirma la importancia de considerar y promover el bienestar subjetivo a lo largo de toda la vida, lo que podría ser fundamental para el desarrollo de programas de intervención destinados a mantener o mejorar en etapas avanzadas de la vida.
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