La noche del domingo 31 de mayo de 2020 se anunció un nuevo esquema de comercialización de la gasolina en Venezuela que incluyó llevar el precio de la gasolina a 50 centavos de dólar por litro, para quienes la compren sin subsidio. Al mismo tiempo, en Twitter podía leerse la tendencia #SalarioEnDólares, donde múltiples usuarios se quejaban del precio del combustible dolarizado mientras ellos ganan en bolívares, moneda pulverizada por la inflación.
Luego del apagón de marzo de 2019 se ha vuelto cada vez más común el uso de monedas extranjeras para el pago por el consumo de bienes y servicios en Venezuela, siendo el más común el dólar de los Estados Unidos de América, que se utiliza en paralelo o en sustitución de la moneda local.
Esta presión de los trabajadores por recibir su pago en divisas no es nueva, se ha venido sintiendo cada vez con más fuerza a lo interno de las distintas industrias, comercios y prestadores de servicios en el país a medida que cada vez se realizan más transacciones en divisas en la economía venezolana.
A principios de 2020 el descontento laboral por los bajos salarios en el sector privado era palpable y aunque se supera con creces el salario mínimo decretado en el país, el monto recibido por la mayoría de los trabajadores asalariados está lejos de ser suficiente para cubrir el monto de la cesta básica.
¿Es posible pagar salario en divisas en Venezuela?
Sí lo es. Si bien la legislación laboral vigente señala que sólo es posible pagar el salario en moneda de curso legal esto no se traduce en que la única moneda de pago es el bolívar. Lo prohibido en Venezuela es el pago del salario con mercancías, vales o fichas, no el uso de monedas distintas del bolívar.
La gran traba para el pago de salario en divisas en el país se encuentra en la legislación laboral en forma de cálculo de prestaciones sociales, vacaciones, bono vacacional, utilidades, así como en las deducciones que por ley deben hacerse al salario para el pago de los institutos de la seguridad social (IVSS, FAOV, INCES) y las retenciones por concepto de Impuesto Sobre La Renta.
Antes del inicio del confinamiento en marzo de 2020 en Venezuela ya ciertas empresas estaban usando divisas para el pago de bonos no salariales a algunos trabajadores de nómina mensual y en menor medida a los trabajadores de nómina diaria. También estaba extendido el uso de la divisa como unidad de cuenta, es decir, se estima el valor del salario en divisas y se paga en bolívares al cambio de la fecha del pago de nómina.
El escenario de reinicio de operaciones luego de casi 90 días con una drástica caída del flujo de efectivo, donde se utilizaron fondos de las empresas para continuar pagando a los trabajadores a pesar de no haber prestación de servicios, y en medio de una contracción económica agravada hace cuesta arriba el establecimiento de esquemas salariales en divisas para muchas empresas.
¿Cómo gestionar la presión interna de los trabajadores solicitando salario en divisas con la crisis de flujo de efectivo y de supervivencia que tienen los empleadores? Lo primero es entender que para seguir operando será necesario reestructurar el modelo de negocios y esto va a incluir la transformación de los modelos de remuneración de los trabajadores.
Mi recomendación principal en este escenario es fundamentar la determinación de los salarios con base a criterios técnicos, tales como: posición financiera de la entidad, situación en el mercado de la empresa, demanda de los bienes y servicios que oferta, valor agregado del trabajo realizado por sus empleados y los valores que guían la actuación de su junta directiva. Adicionalmente es deseable considerar la remuneración de los trabajadores desde cuatro perspectivas fundamentales: financiera, de gestión de talento, legal y fiscal.
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