Aun en personas delgadas o con solo un ligero sobrepeso, la reducción de al menos 300 calorías diarias significa una mejora importante en indicadores de dolencias graves como la diabetes o los infartos, destaca un estudio presentado este jueves.
El análisis, que hizo seguimiento durante dos años a un grupo de pacientes, encontró que esa disminución en la ingesta diaria de calorías mejoró los niveles de colesterol, presión arterial, azúcar en la sangre y otros indicadores claves en la prevención de enfermedades serias.
Aunque el estudio no encontró el mecanismo directo asociado, los resultados fueron evidentes en las 218 personas estudiadas por el Centro Médico de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte.
«Hay algo acerca de la restricción calórica, algún mecanismo que todavía no entendemos que produce estas mejorías», anotó el cardiólogo William Kraus, profesor de Medicina en Duke.
Por eso, aseguró el investigador, continuarán haciendo un seguimiento de los participantes en el estudio para intentar descubrir cuál puede ser esa «señal metabólica o molécula mágica».
Según el informe publicado en la revista especializada The Lancet Diabetes & Endocrinology, durante el primer mes de la prueba, los participantes consumieron tres comidas al día, en las que debían disminuir una cuarta parte de sus calorías diarias acostumbradas.
Seguidamente iniciaron una dieta con seis diferentes planes para escoger según las preferencias culturales y otras necesidades, y durante los primeros seis meses del proceso asistieron a sesiones de consejería individuales o en grupo.
Se les pidió que mantuvieran esa reducción de 25% en su ingesta de calorías durante dos años. Con las variaciones individuales para mantener el porcentaje, la disminución de calorías -en promedio- fue de 12% por persona.
No obstante, todavía pudieron bajar 10% de su peso, del cual 71% era grasa, según el informe.
Esta disminución representó «numerosas mejoras en indicadores que miden el riesgo de enfermedades metabólicas».
Luego de dos años, los participantes también mostraron una reducción en las mediciones biológicas de inflamación crónica relacionada con enfermedades del corazón, cáncer y disminución de habilidades cognitivas.
«Esto muestra que una modificación, aunque no sea tan grande, puede reducir la carga de diabetes y enfermedades cardiovasculares que tenemos en el país», dijo Kraus.
«La gente puede lograrlo fácilmente si pone atención a sus pequeños descuidos aquí y allá o quizás si reduce la cantidad de ellos, como no consumir aperitivos después de cenar», concluyó.