Reducir a la mitad la cantidad de sal que los seres humanos consumimos por día –en el 85% de los casos, a través de los alimentos procesados que ingerimos– tendría casi los mismos beneficios para la presión que los 30 minutos diarios de caminata recomendados para cuidar el corazón.
Además de una dieta rica en frutas y verduras, reducida en grasas, combinada con 30 minutos diarios de ejercicio, dejar de fumar y eliminar el sobrepeso, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (Saha) estima que disminuir el consumo de sal a seis gramos diarios “ayudaría a reducir la presión unos 8 mmHg, similar a incorporar 30 minutos de actividad física aeróbica”.
“La hipertensión es una enfermedad silenciosa, asintomática y letal que solo se puede detectar con el control de la presión”, indicaron expertos de Saha, que promueve los tratamientos centrados en el cambio de hábitos.
Reducir la comida “industrializada” en la mesa diaria permite, también, bajar el consumo de sal. “Hay excelentes tratamientos farmacológicos, pero sin cambios en el estilo de vida no ofrecen los beneficios que son capaces de dar”, dijo Arnoldo Kalbermatter, de la Saha.