¿Qué es el síndrome de ojo seco y cómo se produce? De acuerdo con el Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos, estos órganos se resecan cuando la cantidad o la calidad de la producción de lágrimas no es suficiente para mantenerlos bien lubricados. Es un problema más frecuente entre las mujeres que entre los hombres y su prevalencia tiende a aumentar con la edad. Se caracteriza por una sensación de resequedad, ardor o arenilla, que tiende a empeorar en el transcurso del día, así como señales de enrojecimiento y una percepción de visión borrosa que tiende a mejorar con el parpadeo repetido. Como una lágrima está naturalmente compuesta por líquido, aceites y mucosidad, aunque la producción de líquido pueda ser suficiente, el componente graso de la lágrima a veces es escaso o su nivel de mucosidad puede ser distinto al ideal, por lo cual estas tienden a evaporarse más rápido que de costumbre, por ejemplo. De hecho, paradójicamente algunas personas experimentan un lagrimeo excesivo, en un intento espontáneo del organismo por tratar de compensar la falla sin éxito.
Las causas que producen este problema son muy variadas. Aparte del clima y del uso intenso de aire acondicionado, también influyen el uso de lentes de contacto, el hábito de fumar o permanecer en ambientes cargados de humo, ciertas condiciones médicas como la blefaritis (inflamación de los párpados), los efectos secundarios de algunos medicamentos como antidepresivos, betabloqueantes, anticonceptivos orales y diuréticos, así como los cambios hormonales femeninos durante etapas como el embarazo y la menopausia. La resequedad en la cabina de los aviones, la lectura excesiva o las sesiones prolongadas de trabajo ante una pantalla hacen más evidente el problema.
Los cuidados. El síndrome de ojo seco requiere seguimiento, pues cuadros muy severos pueden facilitar la aparición de otros problemas, como conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva) o incluso inflamación de la córnea, que elevan el riesgo de ulceraciones e infecciones con sus consiguientes riesgos para la visión.
El uso de geles y lágrimas artificiales tiende a atenuar las molestias, pues aparte de humedecer el ojo y mejorar la lubricación, sirven para lavarlo y enjuagar cualquier partícula. Se recomienda aplicarlas por lo menos cuatro veces al día. Según las características de cada tipo de ojo seco, hay lágrimas y geles con diferentes composiciones que contribuyen a mantener niveles óptimos por más tiempo. Por otro lado, el consumo de alimentos o suplementos ricos en ácidos grasos Omega 3 y 7 –presentes en pescados, vegetales de hoja verde, nueces y semillas– también puede ayudar.
Al usar la computadora, el celular u otros dispositivos con pantallas, se aconseja parpadear repetidamente y hacer pausas de descanso visual. También es pertinente proteger los ojos del sol, la brisa, el polvo y el humo. En el caso de las damas, adicionalmente se recomienda evitar o minimizar el uso de productos de maquillaje en los ojos como la máscara de pestañas o el delineador, pues además de añadir partículas difíciles de limpiar bajo la escasa producción de lágrimas, también pueden propiciar el bloqueo de glándulas en los párpados y provocar más inflamación. Si este suele ser un problema frecuente, un masaje suave en el borde de las pestañas con un pañuelo limpio –humedecido en agua hervida y tibia– tiende a prevenir hasta cierto grado que esas glándulas se obstruyan.
Fuentes consultadas: National Health System: www.nhs.uk / National Eye Institute: https://nei.nih.gov / Mayo Clinic: www.mayoclinic.org
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