BIENESTAR

Los alimentos que aceleran la pérdida de memoria, según Harvard

por Avatar El Debate

Dra. Lisa Mosconi, neurocientífica de la Escuela de Medicina de Harvard y autora de Brain Food: The Surprising Science of Eating for Cognitive Power, explica: «Los alimentos que comemos a diario se descomponen en nutrientes que se absorben en el torrente sanguíneo y se transportan al cerebro. Una vez allí, reponen el almacenamiento agotado, activan reacciones celulares y, finalmente, se convierten en el tejido mismo de nuestro cerebro».

Una alimentación adecuada es importante para una mente sana. Para prevenir la pérdida temprana de la memoria la doctora asegura que es fundamental eliminar de la dieta alimentos que se consumen de forma habitual y que suponen un grave peligro para la memoria y la concentración.

Por su parte, la psiquiatra nutricional y profesora en la Escuela de Medicina de Harvard, Uma Naidoo, ha elaborado un estudio que demuestra cómo las bacterias intestinales de ciertos productos alimenticios pueden desencadenar un «proceso de inflamación cerebral que afecte a la memoria» y que puede desembocar en demencia. Por ello, ha recomendado evitar estos alimentos.

Alimentos procesados

Bollería, patatas fritas, refrescos, helados o pizzas son solo algunos de los alimentos ultraprocesados que puede tener consecuencias negativas para nuestra salud si abusamos de ellas. Los alimentos ultraprocesados suelen tener un alto contenido de grasas añadidas, sal y azúcar, mientras que son bajos en proteínas y fibra. Un estudio reciente de datos del Biobanco del Reino Unido publicado en Neurology, asegura que sustituir estos alimentos por otros integrales sin procesar puede ayudar a combatir la demencia.

Los investigadores demostraron que reemplazar 20% del peso de los alimentos ultraprocesados en la dieta con una proporción equivalente de alimentos sin procesar o mínimamente procesados se asoció con 34% menos de riesgo de demencia y 39% menos de riesgo de demencia vascular.

Azúcares y edulcorantes

Aunque la glucosa sea necesaria para un correcto funcionamiento del organismo y sobre todo del cerebro, el exceso puede suponer un aumento de la glucosa en el cuerpo y afectar a la plasticidad del hipocampo –la parte del cerebro que se encarga de gestionar la memoria–. Según la Asociación Estadounidense del Corazón, el consumo diario para las mujeres es de 25 gramos al día, mientras que para los hombres no debe superar los 36 gramos diarios.

Otros alimentos a evitar son los edulcorantes artificiales como la sacarina, la estevia o la sucralosa, porque no tienen valor nutricional y su consumo habitual puede afectar a la memoria. En su lugar, puedes optar por miel o especias.

Aceites de semillas industriales

Los aceites altamente procesados como los de soja, maíz, colza, girasol o cártamo contienen altos niveles de ácidos grasos omega-6, que pueden provocar inflamación en el cerebro cuando se consumen en exceso. El aceite más recomendado es el aceite de oliva virgen extra (AOVE).

Carbohidratos

Los carbohidratos, según la experta también habría que reducirlos, sobre todo aquellos elaborados con harina refinada. Algunos de los productos que contienen carbohidratos son las pastas, panes, pasta, arroz blanco y bollería.

Según Uma Naidoo los hidratos con una alta carga glucémica deben sustituirse por los que estén elaborados con granos integrales, alimentos con alto contenido de fibra y aquellos clasificados bajo en el índice glucémico (IG).

Comida frita

Este es otro grupo de alimentos que no beneficia nada al cerebro. Entre estos alimentos destaca el pollo rebozado, las croquetas y las patatas fritas, entre otros. Según la profesional, es recomendable consumir estos alimentos una vez al mes.

Según un estudio de la Universidad de Cambridge se ha demostrado que las personas con una dieta alta en alimentos fritos poseían un nivel más reducido de datos de aprendizaje y memoria. Esto puede provocar que la persona posea depresión a largo plazo.

Alcohol

El British Medical Journal ha comunicado que las personas que consumen más de 14 vasos por semana tienen un mayor riesgo de demencia en comparación con quienes beben alcohol con moderación.