¿Sabías que entre el 25 y 30% de calorías que consumimos diariamente deben provenir de las grasas? Estas son necesarias para una correcta absorción de vitamina A, D, E y K.
Todas las grasas están compuestas por moléculas llamadas ácidos grasos, y se clasifican en: saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas.
En la cocina es un ingrediente indispensable para cocinar y preparar aderezos, es por eso que al momento de elegirlos, que sean los aceites más puros, estos son los que dicen “prensados en frío o de alto grado de pureza”. Mientras más transparente, más puro es el aceite.
Aceite de aguacate
Las dietas altas en grasas monoinsaturadas podrían mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir la inflamación.
Es una grasa cardiosaludable.
Soporta altas temperaturas.
Suele ser costoso y difícil de encontrar.
El aporte calórico entre aceites es muy similar, una cucharada aporta 120 kilocalorías.
Aceite de oliva
El aceite de oliva extravirgen contiene más antioxidantes que el virgen.
Rico en polifenoles, compuestos relacionados con la salud cardiovascular.
Es de los pocos aceites que puede ser utilizado tanto en frío para aderezar como para freír.
Es un aceite costoso y puede modificar el sabor final de tu preparación.
Aceite de canola
El aceite de canola generalmente se considera un aceite “saludable” porque es muy bajo en grasas saturadas (7%). El 90% de los campos de canola están modificados genéticamente.
Algunos estudios en ratas relacionan el aceite de canola con un aumento de la inflamación y el estrés oxidativo.
Es económico y fácil de conseguir.
Manteca de cerdo
La manteca de cerdo debe ser blanca, insípida, con olor débil, consistencia de pomada, y de textura granulosa.
Soporta altas temperaturas, por eso es ideal para hacer confitura y fritura.
No es una opción saludable, pues el 40% de los ácidos grasos de esta materia grasa son saturadas.
Cabe destacar que la manteca vegetal (incluida la margarina) no es recomendada pues se elabora con grasas hidrogenadas dañinas para la salud.