Varios integrantes de la Guardia Galesa, uno de los regimientos que están bajo las órdenes de la reina Isabel II, rompieron la burbuja sanitaria que se había armado en torno a la monarca. Esto podría afectar también a su esposo Felipe de Edimburgo. El grupo lo hizo para irse de fiesta.
Al menos 13 de esos guardias recibieron penas de prisión efectiva de entre 14 y 28 días, mientras que otros 3 aún esperan su veredicto. El hecho tuvo lugar en junio, cuando los soldados se fueron a una fiesta en un parque cerca del río.
Por las precauciones tomadas contra la pandemia, la reina Isabel II (94) y el príncipe Felipe (98) permanecían aislados dentro del castillo de Windsor. Estaban en un círculo sanitario llamado «HMS Bubble», integrado por 24 guardias divididos en dos equipos de 12, que rotaban cada tres semanas.
Los guardias debían permanecer en cuarentena estricta por una semana antes de volver a sus funciones. Asimismo, tenían prohibido el contacto con otras personas, incluidos sus propios familiares. Pero un grupo de ellos rompió este protocolo para «ir a un parque cerca del río a tomar unas cervezas y jugar al fútbol».
Cuatro hombres dieron positivo por consumo de cocaína, y serán expulsados del ejército una vez cumplan su pena en la prisión militar de Colchester.
«Estamos orgullosos de nuestras Fuerzas Armadas por el apoyo que han brindado al Servicio Nacional de Salud en respuesta al covid-19. Sin embargo, exigimos los más altos estándares de comportamiento de todo nuestro personal», anunció un vocero del ejército.
Igualmente, desde ese cuerpo aseguraron que la salud de Isabel II y el príncipe Felipe nunca estuvo en riesgo, ya que los soldados no tuvieron contacto alguno con los monarcas.