La infertilidad se define como la imposibilidad de conseguir un embarazo después de 12 o más meses de relaciones sexuales habituales sin protección, a raíz de problemas de salud en el sistema reproductivo masculino o femenino, afectando a cientos de millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tanto en las mujeres como en los hombres, los factores ambientales y de estilo de vida (tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, obesidad y exposición a contaminantes ambientales) han sido asociado con menores tasas de fecundidad, explican desde la OMS.
Según un reciente informe de la OMS, cerca del 17.5 % de los adultos (alrededor de uno de cada seis) padecen esterilidad en algún momento de su vida, un problema cuya prevalencia varía poco de una región a otra y es similar en los países de ingresos altos, medianos y bajos, explican desde el Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO).
Muchos casos de infertilidad se relacionan con alteraciones genéticas u hormonales, y algunos trastornos ovulatorios que se presentan en la mujer, pero numerosos estudios han demostrado que aspectos relacionados con el estilo de vida y la alimentación en la pareja también juegan un papel decisivo, añaden desde este centro médico.
Los especialistas de este Instituto han elaborado un compendio de pautas nutricionales, actualizadas con la última evidencia científica, que puede servir de guía para que las parejas que buscan tener hijos lleven una dieta saludable que mejore su capacidad de concebir, incluyendo alimentos, fitoterapia y suplementos alimenticios.
Decálogo para mejorar la fertilidad
Consumir más frutas y verduras ricas en antioxidantes. La zanahoria, el arándano, el tomate y las coles (brócoli o coliflor) son ricas en estas sustancias que degradan unas moléculas llamadas radicales libres que pueden dañar los óvulos y los espermatozoides, según la nutricionista Andrea Marqués, del IMEO
Aumentar el consumo de nueces y pescado azul, alimentos con un alto contenido de ácidos grasos omega 3. Estos ácidos grasos ayudan a la maduración de los espermatozoides, en el hombre, y estimulan la ovulación, en la mujer, explica Marqués.
Marqués recomienda incluir en el menú semanal proteínas animales que aporten hierro, cuya deficiencia es un síntoma de infertilidad, y para evitar alteraciones en los niveles hormonales. El pollo ecológico, la carne roja y algunos mariscos (almejas, mejillones y berberechos), pueden ser una buen opción, si se consumen con moderación, asegura.
Consumir a diario productos lácteos, para asegurarse un correcto aporte de calcio. La leche semidesnatada, los yogures y los quesos tiernos y frescos, contribuyen a estimular el sistema reproductor, según la nutricionista del IMEO.
Antes y durante el embarazo es importante mantener unos niveles adecuados de ácido fólico. El déficit de esta vitamina B afecta la cantidad y movilidad de los espermatozoides, en el hombre, mientras que en la mujer, el ácido fólico es imprescindible para el desarrollo del bebé. Está presente en suplementos, verduras de hoja verde, cereales integrales y legumbres. El consumo de huevos ayuda a su correcta absorción.
Marqués sugiere incluir en la dieta determinados alimentos a los que se atribuyen propiedades afrodisíacas, como plátano, frutos del bosque, chocolate negro y vainilla, así como canela u hojas de damiana en infusión, dado que pueden contribuir a aumentar el deseo sexual, en el seno de la pareja.
La fertilidad masculina se puede potenciar con aportes adecuados de zinc (pescado, marisco, huevos y lácteos), vitamina C (cítricos, frutas y verduras como el tomate o el kiwi) y selenio (cereales integrales y frutos secos), que contribuyen a mejorar la calidad del semen y su capacidad fecundadora, a través de distintos mecanismos, de acuerdo a esta misma fuente.
El extracto de la raíz de la planta ‘maca andina’ aumenta, en los hombres, los niveles de testosterona, la cantidad de esperma útil y la movilidad de los espermatozoides, mientras que la L-Carnitina es un aminoácido que incide directamente en los procesos de formación, regeneración y maduración del semen, según el IMEO.
“A la mujer en las etapas de concepción y embarazo, además de ácido fólico, le recomendamos la ingesta diaria de semillas de lino, porque contienen inositol, un compuesto orgánico que mejora la maduración de los ovocitos (células germinales femeninas)”, añade Rubén Bravo.
A ambos sexos se les aconseja tomar extracto de semillas de la planta ‘griffonia’, para controlar los niveles de estrés. Este vegetal africano tiene un alto contenido de aminoácido que incide en reducir los estados de ansiedad y depresión, mejorado la calidad del sueño y la reparación celular nocturna, según Bravo.
Las posibilidades del ayuno
“Aunque no hay estudios sobre esta cuestión, “sería una hipótesis plausible suponer que el ayuno intermitente podría contribuir a mejorar los niveles de fertilidad, tanto en hombre como en mujeres”, según Rubén Bravo, dietista y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad.
Señala que existen indicios indirectos de este posible efecto beneficioso. “Este ayuno debería ser pautado y supervisado por un profesional cualificado, de manera individualizada e incluyendo una alimentación que apoye la mejora de la fertilidad, durante los períodos de ingesta del ayuno”, añade.
Por ejemplo, “sabemos que el ayuno reduce los niveles de inflamación, y mejora el sistema digestivo y la producción de insulina, entre otros factores que influyen positivamente en la fertilidad”, recalca Bravo.
El ayuno terapéutico lo realizaría la pareja durante el periodo de concepción. Una vez se produzca el embarazo, la mujer abandonaría el ayuno y pasaría a una dieta de 5 comidas con fines de reforzar la gestación y el buen desarrollo del feto, concluye Bravo.”