De niña, solía mirar la Biblia de mi abuelo con una poderosa lupa.
Las letras que se congregaban bajo la lente eran como un poema de Lowell, igual de grandes y llenas de vida, y en sus bordes se veía un arco iris. Parecía iluminar además de aumentar; también podía usarse para encender un fuego.
Robert Lowell comienza este nuevo libro con unos toques de trompeta que ya nos resultan familiares (véase “Inauguration day”, Toma de posesión) y después, con los poemas autobiográficos, el tono cambia. En estos poemas desoladores, impactantes, grotescos y delicados, el ataque decidido, la imaginería y la construcción son tan brillantes como siempre, pero el estado de ánimo es nostálgico y la métrica se ha refinado. Poemas como “My Last Afternoon with Uncle Devereux Winslow” (Mi última tarde con el tío Devereux Winslow) o “Skunk Hour” (La hora de la mofeta) pueden contarnos tanto sobre el estado de la sociedad como un volumen entero del mejor Henry James.
Cada vez que leo un poema de Robert Lowell tengo una escalofriante percepción del aquí y el ahora, de una precisa contemporaneidad: me hago más consciente de esas “ironías de la historia norteamericana” y me parecen más tétricas, y sin embargo hay algo que me hace conservar la esperanza. Si más gente leyera poesía, si esta fuera más exportable y traducible, seguro que estos poemas producirían grandes cambios en las mentes que maquinan contra nosotros, o al menos les harían cuestionarse algunas cosas. De un modo o de otro, por buenas o malas artes, y en medio del peor de los siglos que ha habido hasta ahora, hemos producido un poeta magnífico.
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Obra completa (2 – Prosa)
Elizabeth Bishop
España, 2016
Vaso Roto
Traducción de Mariano Peyrou
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