Sin ticket
A veces partir
es quedarse
estar
es el viaje.
Quebrada pero viva
Maestra vida, camará.
Te da, te quita
te quita y te da.
Rubén Blades
I
Hay misterios geográficos
no me refiero a volcanes
o placas tectónicas
ni a témpanos desplomándose,
aquel estruendo celeste.
Alguna explicación debe haber
para la guayaba y la sonrisa tropical
para la violencia monstruo.
Todo comienza con un cerrojo asegurado
no es preciso un pasaje
o literatura odisea
para olvidar el besito
de coco.
2
Llegaba a pie al conservatorio
avenida principal de Bello Monte
Los Chaguaramos y Santa Mónica
con el cello a cuestas.
Y de vuelta.
Con el cello a cuestas.
Me raspaba el hombro pero me gustaba más
prefería ser dueña del instrumento y del camino.
Imaginarme siéndolo.
Al esperar los carritos por puesto
las pequeñas camionetas sin estación fija ni horario
de las que bajas pidiendo en voz muy alta:
Me deja donde pueda, señor,
donde pueda,
me preocupaban dos cosas
que un pasajero descuidado
se apoyara en las cuerdas
y las desafinara.
Que se golpeara la clavija.
Caminaba la ciudad con mi casa a cuestas.
3
Caracas es el Aula Magna los domingos a las once
su acústica impecable y sus asientos de madera
el techo de Calder.
El pasillo de la Universidad Central
aulas y librerías entre jardines
un ejercicio de matemáticas medio borrado
silencio seco, tiza percusión.
A esa hora dos hombres secuestran a una mujer
para robarle un auto. Amenazan dejarla
fría, pose indecorosa
en dirección Caracas-Guarenas.
No voltees, no me mires o te quiebro.
Pueriles
y calzados
preguntan
¿me viste?
¿tú me viste?
Respondo
no.
Los hombres se preocupan
por el vector del ojo secuestrado
como si olerlos no bastara.
¡Es mi hora animal, los veo con la piel!, quiero gritar,
reírme de mí misma
del ancla que encuentro en la esquina de la alfombra.
Cuando yo no esté
¿quién limpiará esta mancha?
En mi auto los hombres dicen quebrar para decir asesinar.
Ignoran que estoy quebrada ya
rompen el tiempo
inciden calzados con cilindro hueco
frío como la cloaca en la autopista
donde dicen llevarme a morir.
Si miras te quiebro.
¿Quién limpiará esta mancha? me pregunto,
sintiendo temblar el hierro,
dudar la mano de la que cuelgo,
más calmada de lo que pensaba estaría
cuando me pasara algo así.
Es cuestión de burocracia
o de paciencia
en mi país a todos nos toca,
la pregunta es cuándo.
Sin vigilancia en la Universidad
de pasillos solitarios
me dejan viva un domingo a las dos.
Frente al teatro imagino cediendo la puerta pesada
reclinarme en la butaca
bajo el Calder flotante.
No sé si duermo.
Afuera el sol, el pizarrón con ejercicio de matemáticas inconcluso,
el cigarrillo que pido porque
el día en que sobrevives a la miseria
que ahora
de cierta manera
te integra,
es un buen día para fumar.
Poética violenta
forma de afecto entre dos cuerpos
en guerra librada
sin ver.
Quebrada pero viva.
En dos
Partir
es siempre partirse en dos
Cristina Peri Rossi
Partir a tiempo.
Ya no quiero este suelo.
Partir el tiempo partir el mapa.
Partir con tiempo partir con mapa.
No importa hacia dónde.
Quiero partir
a pie.
Cateo
Tengo un dolor aquí,
del lado de la patria.
Cristina Peri Rossi
I
Sin testimonio
Bulto atónito
Adherencia al suelo en ausencia de palabra
Vaho en la lengua que se engrosa
hormigueante.
Digo hampón y quiero decir hampón
Hay formas trastabillantes
desatinadas como su
referente. Formas en la bisagra de un mundo
deshilachado
en continua expansión.
Metáfora muerta
Lámpara encandilada
interrogatorio.
II
Desplegada la muerte tristeza
el silencio bala
acude el arquetipo: Silueta de mujer hundida.
Vivir bajo el manto oscuro
inclinada con un hierro en la nuca.
III
Emplazar el verso en dos manos burdas
Manos hediondas a pólvora y sangre
que en tempo propio
revisan mis cosas
leen mis cartas
sacan su miembro en el baño de mi casa
secuestrada
sin preguntar.
Mi casa es su casa,
no faltaba más.
IV
En la posesión sin derecho también hay
una danza.
El ocupante pide agua.
Armada de sonrisa y mantel tejido en crochet lo complazco
la luz gana, me repito llevando la bandejita en las manos.
La luz gana.
Cuando pasen las horas, cuando sobreviva,
seré el odio que mi huésped inocula.
Pronunciar estas cuatro letras es algo que no acostumbro
pero soy flexible, todo se aprende, pienso al
preguntarme también dónde está el Ajax
cuatro letras más
y los guantes de goma.
V
Lo inacabado no es la frase ni el poema,
es el médano de media noche insomne
oscura lírica triste.
Al final, con el cuerpo cansado, volteada la casa
desde una franca y justificada negación a la horizontal,
solo cabe un texto poroso de párpados alerta.
Periferia
Permeable a sí misma
esta soledad
impecable
se conforma consigo
frente a la ventana.
Es reversible,
in & out da igual.
Periferia que te protege
centro
árbol
ombligo del mundo.
Veo una muralla.
Afuera
es acá.
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Viaje legado
Keila Vall De La Ville
Caracas, 2014
Bid&Co
Colección Voces Iniciales
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