El vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, monseñor Mario Moronta, pidió este domingo en Ecuador no juzgar a todos los migrantes venezolanos por los actos de un «nubarrón», porque en todas las migraciones siempre hay una pequeña parte que «se porta mal».
En una conferencia de prensa en Quito, donde este domingo ofició una misa en la Basílica del Voto Nacional, Moronta agradeció el trato dispensado por este país a los migrantes venezolanos que se han radicado o pasado por terriitorio ecuatoriano, y se refirió al femicidio cometido por uno de ellos hace dos semanas, que trajó como consecuencias brotes de racismo y xenofobia.
«Siempre hay 0,1 por ciento que es el nubarrón dentro del paisaje bonito», afirmó monseñor ante los medios, a la vez que pedía «fraternidad» y «hermandad» porque la historia está llena de migraciones.
Y «si alguno se porta mal, pues que se le aplique la ley, pero no juzguen a todos los migrantes», eso es «válido aquí, en Venezuela, en todos lados».
«Ayudémonos. Somos hermanos. Si hay alguna falta no es motivo para juzgar y condenar a todos», insistió.
Obispo de la diócesis de San Cristóbal, Moronta llegó el sábado a Ecuador en respuesta a una invitación de los obispos de este país hace ya un año, y ha aprovechado su estancia para reunirse con migrantes venezolanos.
«Todos los venezolanos con los que he hablado están gratamente complacidos de esta acogida (de Ecuador)», resaltó.
Poco antes de la rueda de prensa, en la que también consideró que la solución a los problemas de Venezuela debe salir «del pueblo» («con ayuda, pero del pueblo, que es el sujeto social»), el obispo venezolano ofreció una misa ante unas doscientas personas en el casco colonial de Quito.
En su homilía, llamó a los venezolanos residentes en Ecuador a ser «columnas de hierro y murallas de bronce» para poder seguir defendiendo su país desde cualquier lugar en el que se encuentren, tal y como lo hace la Iglesia católica con todos sus feligreses.
«Necesitamos decirle, no solamente a Ecuador, sino a todo el mundo que los venezolanos somos gentes de paz, que somos capaces de construir la paz y de compartirla con los demás, y eso lo hacemos aquí, en Venezuela y en cualquier parte», comentó durante su alocución para luego añadir que en la Iglesia «no hay fronteras», por lo que no se necesita «pasaporte».
En la celebración eucarística, afloraron carteles de apoyo a la población venezolana y banderas de ese país, que hicieron agitar desde el principio, muchos de ellos con evidente emoción.
En el momento de ofrecer el pan y el vino, algunos venezolanos se acercaron al altar para ofrecerle a Dios igualmente algunos de los elementos que usaron en su travesía hacia Ecuador -deportivas, pasaportes o gorras-, así como alimentos típicos de su nación y libros y diplomas de sus profesiones.
Además del obispo de San Cristóbal, en la misa estuvieron presentes cuatro de sus colegas alemanes que se encontraban en una misión en Ecuador, así como el nuncio apostólico, Andrés Carrascosa.