Bisexual, de Vivian Stusser (Cuba, 1968), es una sobria pieza de narrativa erótica. En efecto, hay varios aspectos que caracterizan a esta novela en la que esta escritora despliega una cantidad de nuevas posturas poco ortodoxas frente a la sexualidad. Por un lado está el abordaje en relación a la bisexualidad en el hombre, vista desde lo femenino, así como desde una marcada impronta erótica. Por otra parte, el drama psicológico en esta pieza es muy intenso y ello quizá sea debido al hecho de que esta autora es originalmente una psicóloga que se ha aproximado al oficio pleno de la escritura con gran una pasión y con una excelsa pulcritud en los acabados.En este artefacto se expone la historia de Elena, una mujer que vive una peculiar vida sexual que corre desde lo más virginal de la mano de su marido Sergio, hasta las vivencias más frenéticas en las que la adicción al sexo, al igual que sus obsesiones son marca fundamental. Poco a poco en la búsqueda de la experiencia sexual continuada y sin límites la protagonista se ve involucrada en un triángulo con una pareja gay con quien experimenta toda una gama de nuevas formas de sexo, incluyendo modalidades que se han observado en data reciente en las que la mujer asume un rol activo frente a la pareja masculina. No solo está patente en este texto lo literario per se, sino un registro de lo que son las nuevas sexualidades circunscritas al ámbito de la homoerótica.Las escenas, aun cuando llegan a ser bastantes explícitas, no pierden elegancia y son recreadas de una manera muy hábil mediante un lenguaje sobrio y sin rebuscamientos innecesarios. Pero no todo aquí es sexo; como ya he mencionado antes, la dimensión de lo psicológico es clave, así como una mirada más al detalle de la pareja y su tránsito temporal en pos de la búsqueda de la plenitud y de la realización sexual. De hecho, Elena profundiza en el frenesí y en el éxtasis orgiástico hasta que por fin logra dar con un encuadre de pareja estable, pero en el contexto de una mirada alternativa.La elaboración de los personajes está muy bien cuidada y su roles responden a dinámicas no solo obvias sino también sutiles. Aquí vemos como Stusser apunta a un constructo en el que la coherencia es clave. La tensión se mantiene de modo permanente a lo largo del relato, de forma que la lectura resulta muy grata, amén de los obvios efectos erotizantes productos de las escenas que con elegante desfachatez construye la escritora.Hay, además, una cantidad de tópicos que plantea esta trama, como por ejemplo la cuestión del amor entre las parejas, al igual que el álgido asunto de la homofobia. En cuanto a esto último es importante señalar que justamente la homofobia es el verdadero mal de estos tiempos y ello no es más que el rechazo hacia sí mismo del propio sujeto que desea ?quizá sin saber? la vivencia gay. En efecto, en torno a este punto está muy bien recreada la dinámica de uno de los protagonistas que antes de abrirse a su propia homosexualidad, la cuestionaba con ira incluso. Además, el tema del juego de poder en los vínculos de pareja y en las relaciones humanas en general está muy en primer plano en esta obra. En esta narración el abordaje se da desde la totalidad, cual mecanismo de relojería.Asimismo, una de las cosas que el lector agradecerá en este texto es el hecho de estar ante una edición sumamente bien cuidada en cuanto a los detalles. La dedicación de Stusser al mundo y la vivencia editorial le permiten la realización de excelsos acabados. Ya en el haber de esta escritora están, amén de esta pieza, las novelas Piel de naranja y Como a un primer amor.Sin duda alguna Vivian Stusser pone sobre el tapete una poética de vida innovadora e inaugura una postura de avant garde en cuanto a la mirada femenina; en este caso una mirada que desde la mujer se permite el goce de la homoerótica masculina y que, más allá de lo puramente voyeur, se introduce en ese mundo desde una perspectiva de avanzada, una perspectiva donde todo es posible. BisexualVivian StusserEditorial La Casa Tomada.Venezuela, 2008.