En medio de la mayor selva tropical del mundo, a metros del río Amazonas, hay una fábrica en la ciudad brasileña de Manaos con grandes negocios en Venezuela. Se llama Recofarma y produce la base de una bebida con bastante más renombre: Coca-Cola.»Lo que sale de aquí es el concentrado, la materia prima para la fabricación de Coca-Cola. Y allá en Venezuela existen fábricas de Coca-Cola», explicó Marcelo Lima, gerente ejecutivo del Centro Internacional de Negocios de Amazonas.Se trata de una transacción multimillonaria.Recofarma figura en una selecta lista de empresas brasileñas -elaborada por el ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil- que el año pasado exportaron por más de US$50 millones a Venezuela.Lima, cuyo centro emite certificados de origen para exportación de Recofarma, señaló que cerca de 90% de las ventas al exterior de la empresa van a Venezuela, un flujo que se mantiene pese a la crisis económica y los atrasos de pagos en este país.»Recofarma también recibe sólo una parte de lo que exporta, pero es una cuestión estratégica del grupo continuar vendiendo», explicó Lima a BBC Mundo.Su objetivo es «mantener el producto en el país», explicó.El caso ilustra un fenómeno novedoso, según expertos.A medida que crecieron los problemas en Venezuela y se agotó la paciencia de varios exportadores brasileños, el comercio bilateral se ha vuelto un asunto cada vez más apto para empresas gigantes, apuestas estratégicas y cálculos políticos.»El gran comprador»Las ventas de Brasil a Venezuela cayeron 32% entre enero y agosto de este año respecto al mismo período de 2014, de acuerdo con los datos oficiales brasileños.Esto ocurre pese a que Venezuela pasó a ser miembro del Mercosur en 2012, en gran medida por el interés de Brasil, que veía en ese país un mercado atractivo para sus empresas.Los expertos atribuyen la contracción del comercio bilateral a la crisis económica del país presidido por Nicolás Maduro, agravada por el desplome del precio del petróleo, principal fuente venezolana de ingresos.Fernando Portela, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Venezolano Brasileña (Cavenbra), sostuvo que la cantidad de compañías brasileñas que venden al país vecino «se ha reducido muchísimo».»Empresas pequeñas, medianas y familiares prácticamente no están haciendo negocios en este momento con Venezuela porque hay menos disponibilidad de divisas», señaló Portela a BBC Mundo.Pero advirtió que el panorama es diferente para compañías como la brasileña JBS, la mayor procesadora mundial de carne bovina, que tienen «músculo financiero» para esperar los pagos e interesan al gobierno venezolano para aliviar la escasez en los supermercados antes de los comicios de diciembre.»En este año que es de elecciones legislativas, le conviene al gobierno tener productos esenciales, como alimentos y farmacéuticos, hasta final de año sin ningún problema», dijo Portela.Y agregó que hoy la administración de Maduro «es el gran comprador» de Brasil, adquiriendo más de 60% de los alimentos y artículos que llegan de este país para venderse en Venezuela.Carne y políticaLa agencia de noticias Bloomberg informó este mes que JBS tiene un contrato por US$2.100 millones con Venezuela, donde abastece casi la mitad de la carne bovina consumida y recibe cerca de 10% de sus ingresos totales por exportaciones.El presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Diosdado Cabello, visitó plantas de JBS durante un viaje a Brasil en junio y se reunió con miembros de la familia Batista, que controla la compañía.El gigante de las carnes vendió el año pasado el equivalente a US$1.200 millones en comida al gobierno venezolano y cobró en 90 días, como parte de un trato diferente al que reciben otras empresas que tardan años en recibir los dólares racionados, indicó Bloomberg.Y añadió que JBS espera aumentar 20% sus ventas a Venezuela en 2015 según Miguel Gularte, presidente de JBS Mercosul.JBS fue uno de los mayores donantes de dinero el año pasado para las campañas electorales de la presidenta brasileña Dilma Rousseff y de su opositor Aécio Neves.Cerca de 23% del capital de JBS pertenece al banco estatal brasileño de desarrollo BNDES, aunque Bloomberg indicó que el acuerdo entre la empresa y Venezuela careció de financiamiento estatal brasileño.JBS declinó una solicitud de BBC Mundo para informar de sus negocios en Venezuela, señalando a través de su oficina de comunicación que prefería esperar hasta la próxima divulgación de sus resultados financieros.¿Oportunidad o riesgo?La lista oficial brasileña de mayores empresas exportadoras a Venezuela tiene varios nombres además de JBS y Recofarma.Uno de ellos es Andrade Gutierrez, la constructora al frente de proyectos venezolanos como la construcción de la Siderúrgica Nacional y un astillero para la petrolera estatal Pdvsa, con financiamiento del BNDES.La constructora pasó por dificultades este año y su presidente, Otávio Marques de Azevedo, fue detenido en junio por su presunta vinculación a la red de corrupción en la petrolera estatal brasileña Petrobras.En la nómina de empresas brasileñas que vendieron más de US$50 millones a Venezuela en 2014 también hay exportadoras de materias primas, como ED&F Man Brasil o Sucden do Brasil, dedicadas al comercio de azúcar, o firmas del área farmacéutica como Sanofi-Aventis.En algunos sectores las ventas brasileñas a Venezuela crecieron este año, a contramano de la tendencia general.Por ejemplo, el envío de preparaciones para elaboración de bebidas (donde entran Recofarma y su concentrado de Coca-Cola) aumentó 14% entre enero y agosto respecto al mismo período de 2014, y el de leche integral en polvo creció casi 48%.Pero algunos pesos pesados de Brasil han resuelto exigir pagos por anticipado a Venezuela, aunque eso implique menores ventas, y otros directamente se replegaron del país vecino ante los problemas que perciben.Por ejemplo, BRF y Marfrig, dos compañías que en 2014 vendieron carne por decenas de millones de dólares a Venezuela compitiendo con JBS, cortaron los envíos este año.»Decidimos reducir nuestra exposición a Venezuela por cuestiones de riesgo de crédito», explicó a BBC Mundo Marcelo Di Lorenzo, vicepresidente de planeamiento estratégico de Marfrig.
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