A estas alturas, la capacidad de persuasión de Maduro está por el suelo, tiene un inmenso problema de credibilidad que debilita su imagen aceleradamente. Con un elemento adicional y contradictorio, cual es que, mientras más apelan al expediente de ensalzar la imagen del comandante eterno, más se aleja Maduro de sentir de la gente que percibe las distancias abismales entre ambos en el carisma, el liderazgo y el manejo de los problemas. Maduro y su entorno han llevado al chavismo a ser minoría (según la encuesta Keller, solo 18% se identifica en esa categoría, de cara a las elecciones parlamentarias). También, según el mismo sondeo, 66% quiere la renuncia del susodicho. Amén de que solamente 41% de la población milita en los extremos. Es decir, fracasaron en el intento de repolarizar a la sociedad.Estas cifras que, por supuesto, las conoce el gobierno, reflejan, en buena medida, las últimas decisiones de la cúpula gobernante. O sea, en dos platos, dar una respuesta militar a problemas político-electorales, habida cuenta de que perdieron, por paliza, el cuento de la supuesta ?guerra económica? causante de todos los males. De allí, convertir el problema fronterizo con Colombia en el eje central de la campaña electoral, aplicando la ?política del salami?, ir avanzando de acuerdo con la evaluación sobre los costos políticos y sobre la reacción de la gente y de la propia oposición, tal como lo señala la ampliación del estado de excepción al estado AmazonasEstá clarito, la estrategia es prolongar la crisis hasta las elecciones. Al menos que ocurra algún incidente grave sobrevenido con Colombia o los costos domésticos e internacionales se les conviertan en un búmeran. Un estado de conmoción interna provocado o fortuito obligaría a revisar la situación. El escenario de suspensión de las elecciones, ante la inminente y cantada derrota, a mi juicio, es el menos probable, porque quedarían desnudos ante el mundo que cobra mayor conciencia sobre lo que está ocurriendo en materia de violación de derechos humanos y de los derechos civiles y electorales de los venezolanos. De tal manera que hay que reforzar la ruta electoral, en momentos de viento a favor (53% votaría con la tarjeta de la unidad, mientras, 27%, lo haría por el continuismo; es decir, por la escasez, la inflación, las colas, la represión, la inseguridad, etc., etc. En el segmento de los seguros votantes, 68%, piensa que va a ganar la oposición).Por las razones antes expuestas, es menester denunciar en todos los niveles, el interno y el externo, el despropósito y arbitrariedad cometidos con los fulanos estados de excepción, y exigir su derogación inmediata por las alteraciones y graves consecuencias que tienen para que se desarrolle una campaña electoral en paz, en tranquilidad, cívicamente; sin la repudiable amenaza de las bayonetas que direccionan sus filosas puntas a intimidar a la población, a los efectos de fomentar la abstención y el control del tándem militar-PSUV sobre los votantes. Hasta ahora serían afectados más de 1.600.000 electores y cerca de 38 diputaciones. Hoy más que nunca la fortaleza y determinación de la gente definirán el rumbo. @Freddy_Lepage