En la UCA tuvo lugar la segunda Cumbre de Alimentos, Nutrición y Salud, organizada por la Oficina de Alimentos de la provincia de Buenos Aires. El objetivo fue convocar a un intercambio de información y propuestas sobre temas relacionados con la cuestión alimentaria, que incluye a profesionales de la medicina, directivos empresariales, investigadores, desarrolladores de productos, tanto en el campo industrial como en el de su comercialización. Se destacaron como ejes temáticos aquellos vinculados al consumidor, como el mantenimiento de la calidad de los alimentos en la cadena de aprovisionamiento de los supermercados y, también, interrogantes éticos como el desperdicio de alimentos. Cada año se desaprovechan en el país 38 kilos de alimentos por habitante: un desperdicio de alrededor de 1,5 millones de toneladas anualmente, ya sea debido a una deficitaria planificación de las compras por los consumidores o a descuidos en la conservación por solo mencionar algunas de las múltiples razones que convierten la comida en desperdicio. La situación desnuda un grave problema cultural que implica, a escala mundial, una pérdida de 1.300 millones de toneladas anuales de alimentos. La FAO ha calculado que, de la referida pérdida global, 15% corresponde a América Latina, con Argentina ocupando un punto medio en la escala de derroche. Importa tener en cuenta la acción de la Red Argentina de Bancos de Alimentos, entidad sin fines de lucro, consagrada al rescate de alimentos para su aprovechamiento y distribución, antes de que se deterioren y haya que descartarlos. La red almacena, clasifica y distribuye raciones con la cooperación de organizaciones de ayuda comunitaria. Durante 2014 llevó 24 millones de platos de comida a 240.000 personas. Su presidente, Gustavo Fernández, considera que lo fundamental es concientizar a la sociedad para ganar eficacia y fortalecer la acción de los donantes.