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Capriles, María Corina o Leopoldo, la llegada de los influencers

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En Venezuela es común entre los ciudadanos aspirar a la Presidencia de la República. Desde niño se enseña que Miraflores es el destino final; sin embargo, mucha tela se ha cortado desde los tiempos de Doña Juana y las cosas están cambiando al ritmo de la Internet. Aunque usted crea que con la llegada de Maduro aún es sostenible este viejo criterio político, yo siento que un elemento de gran impacto esta resonando en la aritmética del juego político generando una nueva visión acerca del liderazgo que está llamando a revisión a los partidos políticos y me refiero a la irrupción de los influencers. Un influencer es una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para un nicho, como veremos la primera línea de avanzada de influencers en Venezuela que ha tomado prácticamente por asalto la escena política venezolana. De acuerdo con los números y la analítica que ofrece la red, podría decirse que la pauta de los influencers tiene en primera línea a Capriles Radonsky con 6 millones de seguidores en Twitter, un Klout de 79; le sigue Leopoldo Lopez con 4.3 millones de seguidores y un Klout de 89, y cierra con María Corina Machado con 3 millones de seguidores y un Klout de 82 (me refiero a seguidores en Twitter). Klout es un Servicio Web que mediante un índice llamado Klout Score mide el grado de influencia de una persona o una marca en las redes sociales. Para determinar el Klout Score de una persona el servicio web analiza más de 400 parámetros distintos de las 7 redes sociales más importantes y se asigna una puntuación entre 1 y 100 a los usuarios. El promedio de los usuarios de Klout es de 40 y se considera como un influencer a aquella persona con un índice alto por encima de la media; por ejemplo, los que pertenecen al grupo de 5% de usuarios con un valor superior a 60 están considerados como los más influyentes. No es un índice cuantitativo que mida el volumen de contenidos generados o de seguidores de una persona, si no la capacidad de influir que tiene al transmitir sus contenidos. Usuarios con miles de fans en Facebook o en Twitter, pero cuyos contenidos no sean compartidos ni interaccionen con ellos (Me gusta, RT, respuestas etc.) no tendrán un Klout Score alto y en cambio otros, con menos contactos pero cuyos contenidos se expandan por la red al ser compartidos y comentados, pueden tener índices muy altos. En estas primeras impresiones podemos notar que en este grupo Capriles Radonsky es el más seguido en Twitter, pero también el de más bajo Klout, la lectura es simple a los ojos del experto: la interacción de Capriles con sus seguidores es menos orgánica que la que puede tener Leopoldo López o María Corina. También es probable que su Klout tenga el mismo peso que el de Lilian Tintori, esposa de Leopoldo, que puede ser considerada dentro de este selecto grupo de líderes porque tiene una audiencia nada despreciable superior a los 2.2 millones de seguidores y un Klout de 79. En una segunda línea de influencers podemos presentar a mujeres y hombres de estructuras de partido: son los liderazgos de Henry Ramos Allup, de AD, Julio Borges, de PJ; Carlos Ocariz, de PJ, todos ellos con un promedio cercano al millón de seguidores y un Klout de 79.Finalmente le siguen aproximadamente 50 liderazgos de estructuras netamente regionales con un Klout entre 60 y 80 y con números de seguidores significativos. Para tener una idea de la importancia de las redes sociales, basta con observar el impacto que han tenido en la formación del fenómeno de las revoluciones en el mundo árabe y en los acontecimientos que a diario se suscitan en la esfera internacional y que son informados en primera instancia por los canales sociales incluso antes que por los medios tradicionales de prensa. ¿Cómo se traduce esto en poder? En este tiempo se ha comprobado que el poder virtual es directamente proporcional al fáctico si cuenta con las condiciones básicas que incluyen logística, medios de comunicación y dinero. En lo que a mí respecta los partidos irremediablemente van a terminar definidos por los influencers. En un reciente estudio realizado en Caracas, cuyo objeto fue medir la influencia que tiene determinada doctrina en el éxito de una convocatoria para la fundación de un nuevo partido, lo que ocurrió era de esperarse: luego de lanzar la convocatoria el resultado fue decepcionante, pese a que la doctrina tiene el segundo mejor ranking en el posicionamiento de palabras claves en los buscadores. Esta noticia viene a dar al traste la importancia que le confieren a la doctrina desde los partidos políticos. Recuerdo que en la Escuela de Ciencias Políticas algunos profesores sostenían la tesis que antes que los individuos estaba la doctrina; ahora sucede todo lo contrario, si no observen lo que ocurre con Donald Trump en las presidenciales de Estados Unidos. El posicionamiento es elemental en todo proceso de consolidación de marca política; se creyó que la doctrina era el pegamento y fundamento existencial, la mala noticia para los partidos es que la doctrina no es esencial y pueden quedar muy desbalanceados sino interpretan el poder de los influencers. El posicionamiento es lo que la gente piensa o tiene en mente de determinada marca o persona, sabemos que para lograr un buen posicionamiento implica tiempo, inversión y esfuerzo. Tan solo imaginemos la cantidad de dinero que costó posicionar a Copei y AD en la mente de los venezolanos, lamentablemente para los aparatos políticos un solo sujeto puede hacerles mucho daño si cumple con el potencial de influencer. Si nos vamos al origen, de acuerdo con la premisa de nuestro artículo sobre la doctrina, podemos interpretar también que tiene mayor probabilidad de éxito constituir un partido desde una posición de influencer y que solo una vez erigida la organización por ese influencer es posible proceder a la orientación política, lo cual deja fuera de juego a los arquitectos que arman partidos teóricos bajo el argumento de doctrinas y además es un duro golpe a la economía especulativa de la partidocracia, obviamente una sentencia de muerte para los partidos minoritarios tradicionales. En relación con este punto, también los influencers afectan las prácticas financieras vinculadas a partidos minoritarios, muchos de ellos comprados por extravagantes millonarios de clóset, incluso. Bajo un escenario electoral regido por el principio de representación de las minorías, es muy probable que un influencer independiente derrote a un minoritario financiado, de modo que en el nuevo modelo de competencia electoral esencialmente billete no podría derrotar a galán. Para cerrar este punto sobre los minoritarios observo una permanente pelea entre ellos por aparecer en los tarjetones; entiendo el deseo de competir y alcanzar el viejo anhelo por no decir sueño de todo niño de pueblo de querer ser presidente, pero ese autobús que Maduro tomó de la mano de Chávez ahora sí luce increíblemente difícil si no se tienen unas condiciones previas vinculadas con este nuevo campo de investigación en el social media político. Lo cierto es que sabemos que el hecho de que te llames socialista o liberal no es relativo a que automáticamente te vendrán miles de afiliados u apoyos: es importante desechar ese argumento lo más antes posible. El influencer depende de los nichos para destacar y un buen influencer siempre va a buscar espacio de crecimiento que aumente su potencial, así que es probable que antes de iniciar su propio partido prefiera aceptar la invitación de otro influencer, de ese modo la idea de equipo de estrellas es asumido por los partidos modernos, es el caso de Podemos y Ciudadanos, en España, que integran sus listas de diputados con lo que ellos consideran mejores exponentes mediante actos con anuncios destacados. Entonces la idea de partido pasa por convocar la mayor cantidad de influencers, quizás por ese motivo Voluntad Popular usó la frase «La Mejor Venezuela», mandaron ese mensaje al subconciente como una metaidea encapsulada a los venezolanos y obtuvieron sus resultados liderando el Klout político. A tal respecto en la nueva realidad política los partidos se convierten en plataforma o comunidad de influencers; es decir, cada parte del conjunto es un jugador activo y potenciado que sumará al todo. El partido político que junte la mayor calidad y cantidad de influencers tendrá asegurado el mayor potencial de victoria. En este sentido, el partido se transforma desde una organización piramidal de burócratas y generales sin ejércitos hacia una del tipo horizontal al estilo de los mejores equipos de fútbol, imaginen un Bar ç a, pero en la política. Obviamente que los escaladores de oficio, aquellos políticos sin méritos que llegan por estar en el momento y lugar adecuado, la tendrán más difícil porque la dinámica del conjunto hará que los partidos consolidados bajo la figura de influencers prescindan de los actores menos competitivos. En el ámbito nacional bajo este concepto solo observo dos partidos que reúnen características basadas en competitividad Klout: Voluntad Popular y Primero Justicia. Los coloco en ese orden porque, pese a que PJ tiene una estructura más consolidada y grande por la cantidad de gobernaciones y alcaldías, la analítica nos dice que VP tiene mayor engagement . Cuando presentamos el cuadro futuro de Venezuela observo probablemente la desaparición paulatina de los partidos tradicionales que no logren cambiar, eso incluye al PSUV. Veremos el surgimiento de partidos funcionales, transversales, corporativos y modelados bajos los influencers, el caso de que la marca corporativa de VP y PJ sea la que mayores menciones tengan en las redes sociales refleja el cambio de la sociedad venezolana que ha volcado su cultura política en el mundo virtual. Si usted, por ejemplo, toma una muestra de usuarios de Twitter de España y los compara con Venezuela encontrara que 90% de las biografías de los usuarios españoles reflejan valores vinculados al trabajo, profesión, empresas, hobby, en el caso de Venezuela 70% gasta su reputación en una vinculación de militancia con alguno de estos dos grandes partidos. El caso de María Corina merece un apartado especial: tiene una buena base de seguidores por encima de 3 millones y un Klout de 82 que dice que su opinión es como una gran caja de resonancia en las redes; sin embargo, por otro lado, cuando se mide el Klout de su partido se evidencia la falta de consolidación. En este sentido podemos notar que su tasa de conversión política es realmente baja en relación con Capriles y Leopoldo. Recuerden que he dicho que un influencer es vital y especialmente fundamental en la etapa inicial de un partido, pero también un influencer debe ser capaz de trasladar parte de su poder Klout en favor del crecimiento de cuadros en lo que llamo proceso de tasa de conversión. Tanto Capriles Radonsky como Leopoldo López han trasladado su potencial Klout, pero en María Corina Machado es un punto de su agenda que aún debe cumplir. No quiero cerrar este artículo sin antes referirme al presidente Maduro que, en su carácter de influencer, cuenta con 2.8 millones de seguidores y un Klout de 80. Pese al esfuerzo del conglomerado organizacional detrás del presidente es notorio la rezaga competitiva y poco puede hacer para cambiar este rumbo porque, al parecer, es un problema de comunicación que tiene con la inteligencia de la red en el ámbito global. Si se descuida podría ser alcanzado y rebasado por Lilian Tintori. Finalmente la figura del influencer está vinculada con el criterio de «valor agregado»; por lo tanto, es muy costoso en términos financieros e intelectuales. Un influencer no es un autómata: es un agente identificado por valores esenciales en la red. No hay modo de asegurar la fábrica de un influencer, se requiere una alta disposición por ser y existir. Mi conclusión sobre todo este tema de los influencers es que cuando lo permitan las condiciones electorales en Venezuela, que podamos presenciar competencias en territorio abierto y libre, sin primarias de la MUD sino directamente, todos contra todos para los cargos de elección popular, es allí en este terreno en el que podremos medir el impacto real que provocarán los influencers. Solo puedo decir que será devastador para las maquinarias tradicionales, conversión o perecer.