Los libros del difunto presidente Hugo Chávez, las biografías y semblanzas de Lenin y las retrospectivas de los 100 años de la revolución soviética son, junto a la caseta de Corea del Norte, las estrellas de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), que arrancó este jueves en Caracas.
«En la tele solo vemos esos desfiles tan grandes, pero no sabemos nada de Corea del Norte», justifica su curiosidad un señor mayor frente al puesto que la embajada del país asiático, que pese a no estar especialmente surtida es uno de los grandes puntos de interés de la décimo tercera edición de la feria.
Mientras el señor hojea las obras de Kim Jong-un, de su padre Kim Jong-il y de su abuelo Kim Il-sung traducidas al español, varias mujeres se fotografían sonrientes ante un retrato del joven líder supremo del último reducto de stalinismo del mundo y delante de las fotografías de las infraestructuras que son el orgullo de Corea del Norte.
Atiende el puesto un diplomático discreto y amable con una insignia redonda con el rostro de su presidente sobre fondo rojo.
El hombre explica en español criollo a los visitantes que ninguno de los materiales que expone -de folclore, obras públicas, paisajística y literatura popular, además de pensamiento de los Kim- están en venta: están esperando que les lleguen más ejemplares desde Corea, y de momento solo están para verse.
Cerca del puesto de Corea del Norte están las casetas de India, Ecuador, Palestina, China y Rusia.
La imagen de Chávez vestido de rojo es lo que más se repite entre los libros desplegados sobre la mesa expositora de Rusia. Son obras traducidas al ruso que comparten espacio con un volumen gráfico sobre la Revolución Bolchevique.
De la pared al fondo de la caseta cuelgan reproducciones de carteles socialistas y portadas del periódico del Partido Comunista de la Unión Soviética, el célebre Pravda.
Otros dos revolucionarios, Fidel Castro y el Che Guevara, asumen el protagonismo en la caseta de Cuba, mientras que el ayatolá Jomeini, líder político-espiritual de la Revolución islámica de Irán, es el centro del puesto del país persa.
En el corazón de la feria se encuentra el expositor del Instituto de Altos Estudios Hugo Chávez, donde se invita a conocer la visión del político y militar bolivariano sobre la cuestión indígena, la problemática urbanística o el papel del amor en la batalla revolucionaria.
Se vende asimismo un libro titulado Aló Presidente teórico, una transcripción prolongada por su sucesor, Nicolás Maduro, de seis emisiones de 2009 del programa semanal de Chávez Aló Presidente.
El Ministerio de Cultura venezolano es otra de las entidades oficiales representadas y ha reservado el centro de su caseta a biografías de El Libertador, Simón Bolívar, y de Vladímir Ilich Uliánov (Lenin).
Además de los distintos ministerios e instituciones del Estado, en la feria -que se celebra hasta el 19 de este mes en el histórico teatro caraqueño Teresa Carreño- tienen lugar también las universidades del país, editoriales privadas, públicas y semipúblicas, y libreros de viejo.
Uno de los espacios con mayor afluencia es la librería del teatro, cuya explotación está a cargo de la fundación gubernamental Librerías del Sur.
La tienda tiene un amplio surtido de literatura y ensayo de escritores latinoamericanos de izquierda, y un vacío aún más grande de escritores venezolanos no alineados con el chavismo que gobierna, a los que hay que buscar en los puestos de las editoriales privadas y los montones de libros de segunda mano.
Del techo del teatro cuelgan dos largos carteles verticales en forma de marcador de libro. Uno de ellos recuerda el centenario de la muerte de Teresa Carreño, pianista, cantante y compositora venezolana que brilló en escenarios de todo el mundo con su talento.
En el otro está estampada la cara de Chávez, con una de sus citas mil veces repetidas por sus seguidores: «No hay herramienta, en verdad, como la cultura, para lograr esa recuperación de conciencia, resurrección de pueblos, profundización de quienes hemos sido, quienes somos, y quienes podemos ser».