El mayor general Antonio Benavides Torres, comandante de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), no solo rechaza las acusaciones de agresión a manifestantes, sino que asegura que no teme que se le acuse de violar derechos humanos.
“No tengo temor”, contestó tras una charla sobre guerras de cuarta generación a un batallón de efectivos militares que actuaría poco después para impedir el paso de una marcha opositora, cuando en una entrevista con Efe se le preguntó si tenía miedo a que se le acusase de cometer delitos de violación de derechos humanos por la actuación contra las manifestaciones.
La acusación de “represión” contra las manifestaciones es otro asunto que también niega con firmeza porque defiende que la actuación de los efectivos solo busca “dispersar” las movilizaciones apegados a normas internacionales.
En los 63 días de protestas opositoras contra el gobierno de Nicolás Maduro, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), que actúa junto a la Policía Nacional Bolivariana (PNB), ha empleado 12.000 -de 80.000 activos- efectivos en todo el país para el control del orden público, empleados principalmente para disolver las marchas opositoras.
Benavides valora la actuación de la GNB como “muy profesional, impecable”, no obstante, reconoce que en ese universo de agentes puede que uno o dos funcionarios, a los que ellos definen como “electrón libre”, cometa un exceso, sin embargo no es la orden de un superior porque, subraya, eso está totalmente prohibido.
De estos dos meses de protestas, la Fiscalía ha totalizado 62 fallecidos en contextos de manifestaciones y violencia, dos de ellas supuestamente causadas por efectivos de la GNB.
Una de ellas la de Juan Pernalete, que de acuerdo a la tesis de la Fiscalía fue causada por un proyectil de lacrimógena disparado a quemarropa por un GNB, una muerte que Benavides lamentó, y por la que el uso del tipo específico de munición involucrada, dijo, está temporalmente suspendido.
“Aquel que se vea comprometido en un hecho comprobado, tengan la plena seguridad de que lo pondremos a orden de las autoridades competentes para que este delito no quede impune”, afirmó.
El uso de un tipo de munición no convencional en las escopetas, el uso inapropiado del equipamiento para el control de manifestaciones, y la arremetida desproporcional de funcionarios contra los manifestantes, son algunas de las acusaciones que se han hecho contra la GNB y la Policía.
El mayor general niega rotundamente todas estas acusaciones y contrapone en la mesa los datos de al menos 25 funcionarios militares heridos por armas de fuego, y otros 250 por contusiones en medio de las manifestaciones, un dato que para él desdice el carácter pacífico de las movilizaciones opositoras.
Luego de ver fotos de balines metálicos, de goma, y las canicas con las que son acusados de replegar a los manifestantes, en algunas ocasiones causando heridas de muerte, el comandante general de la GNB desconoció las municiones, y aseguró no haber visto su uso “nunca” durante la tres décadas de servicio militar.
“Nosotros en nuestro deber cotidiano, nuestro accionar, no usamos ese tipo de esfera en nuestro desempeño ni existen en nuestros comandos, en el parque de armas, o en un depósito que tengamos ese tipo de esferas, no existe en nosotros”, dijo enfático.
Aunque tampoco es imposible, Benavides defiende que esto no está en su formación ética, moral, de honor.
Su explicación técnica se basa en que la pólvora que tiene el cartucho que se usa como propulsor en las escopetas “no tiene la fuerza para impulsar un objeto como una metra (canica) y/o una esfera, porque esto está hecho para impulsar plástico”.
El mayor general defiende con fiereza que las manifestaciones callejeras de quienes se oponen a Maduro forman parte de un “golpe suave” que, asegura, se basa en el método de la “no violencia” promovido por Gene Sharp, desarrollado en cinco etapas, y Venezuela estaría en medio de la cuarta.
Luego de repasar una por una las armas que son usadas para el control del orden público puestas sobre una mesa para una exhibición, el militar repitió: “a mí no me causa ningún temor lo que se diga, es difícil que cuando estamos usando este armamento ajustado a la Ley, a los estándares internacionales, se nos acuse de una acción que se pueda considera como delitos de lesa humanidad”.