Llegó a Medellín, Colombia, el 19 de septiembre de 2016. Ocho meses después Ernesto Guevara, un ingeniero electrónico de 27 años de edad, encontró a la que ahora llama «el amor de su vida» mediante de una red social.
Viajó a Colombia como turista para probar suerte en el campo laboral. “La situación en Venezuela no estaba tan grave como ahora. Trabajaba en una empresa muy buena, pero las cosas estaban desmejorando. Entonces, me vine porque ya sospechaba eso (en referencia a la crisis económica y alimentaria atraviesa el país)”, dijo.
Pese a la experiencia adquirida por su profesión, y de haber trabajado en los procesos de automatización en una reconocida empresa de alimentos y cervezas, su primer trabajo en Colombia fue como obrero de construcción. Guevara admitió que no fue fácil, pues no tenía papeles para trabajar de manera legal y, además, estaba lejos de su familia.
“El primer trabajo que conseguí no lo tomo como tal, porque no tenía un contrato y yo estudié seis años ingeniería en Venezuela”, comentó.
Guevara contó que no distinguía mucho a personas que lo pudieran ayudar en ese momento, pero que, poco a poco, se fue “dando a conocer”. Luego de tramitar su cédula de extranjería, empezó a trabajar como técnico de electricidad, sonido y cámaras.
Lo que nunca se imaginó el oriundo de Maracay era que se iba a enamorar mediante Instagram, una red social que el año pasado registró más de 800 millones de usuarios a nivel mundial, plataforma en la que conoció a Carolina Delgado, una paisa con la que convive desde hace un año.
“Le escribí, duramos hablando un tiempo y, como yo también soy árbitro de fútbol, la invité a un partido en la cancha San Fernando, del municipio de Itagüí. Así fue como nos conocimos”, recordó.
Aunque Guevara afirmó que siempre quiso “tener una esposa colombiana”, Delgado, que trabaja como coordinadora de contratación de personal en una empresa, no pensó tener una pareja venezolana.
“No conocía la historia ni nada sobre ese país. Uno decía ¿Venezuela? No, nada que ver. Hasta que lo conocí a él”, indicó.
La clave fueron los mensajes de texto. “Me pareció una persona emprendedora, profesional, que veía por su familia y que tenía sueños, metas y proyectos parecidos a los míos. Por eso me enamoré y quise entrar a su vida”, aseguró Delgado.
“Ella es una mujer trabajadora, maravillosa, hermosa y emprendedora. La admiro mucho porque me ha enseñado demasiadas cosas y es mi apoyo aquí, es mi familia”, admitió Guevara.
Los dos reconocen que las diferencias culturales han sido un obstáculo en su relación.
“Las costumbres son distintas, las palabras, la manera de cómo tomar las cosas. Si yo decía algo, ella lo tomaba mal, hacía mala cara y yo también. Todavía hay un diez por ciento que no hemos superado”, agregó.
Ahora, la principal motivación de esta pareja viene en camino. “Carolina tiene cuatro meses de embarazo. Me siento súper feliz, contento. Los dos queríamos eso”, precisó Guevara.
Delgado y Guevara han contemplado la posibilidad de casarse, pero señalan que primero debe mejorar su economía. Si lo hicieran harían parte de las parejas colombo venezolanas que han contraído matrimonio en el país, un número que, según datos de la Registraduría Nacional, llegó a 725 entre enero del 2015 y agosto de este año.
Por ahora, esta pareja tiene claro que su futuro cercano está en Colombia. “Si la situación mejora quizás me iría a vivir allá (a Venezuela). En este momento no porque el país está abandonado”, aseguró Delgado. Pero Guevara no abandona la posibilidad de regresar a Venezuela.