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Uruguayos regresan de Venezuela

por Avatar GDA | El País | Uruguay

Cuando Jaqueline Alberti atiende el teléfono dice «Aló», la forma usual que tienen los venezolanos para contestar los llamados. Pero Jaqueline nació en Uruguay y, desde 1976 hasta 2013, vivió en Venezuela. Haber vivido casi 40 años en estas tierras le transformó su acento y forma de hablar. Por la crisis, retornó a Uruguay y ahora vuelve a «uruguayizarse».

Jaqueline llegó al país petrolero con 14 años. Se recibió de contadora pública y montó un restaurante el cual fue sustento económico de su familia. «Poco a poco, la carta que tenía empezó a reducirse, cada vez conseguíamos menos cosas y no se le podía ofrecer casi nada a los clientes», comentó. «Como vendían un pan por persona, había días que tenían que ir distintas personas a la panadería. Llegó un momento que tuvimos que cerrar», agregó.

Situaciones similares a las de Jaqueline la vivieron 188 uruguayos que retornaron al país en el último año, según datos del Ministerio de Relaciones Exteriores. El país caribeño es de donde más provienen los retornados, seguido por España, Estados Unidos, Argentina y Brasil. Fuentes de la Cancillería aseguraron a El País que esta cifra puede ser mayor ya que hay algunos de estos uruguayos que aún no realizó el trámite migratorio.

José Demarco vivió toda la vida en Venezuela. Había estudiado publicidad en Uruguay. En Venezuela montó una empresa que diseñaba cartelería en la vía pública para las principales marcas de refresco. Pero en la última década, los problemas comenzaron a surgir. «Empezó a haber cada vez menos materia prima para producir. A fines de 2016, ya no había repuestos para las máquinas», comentó a El País.

José recuerda lo difícil que era tener que ir a las tres de la mañana a hacer cola en el supermercado. «A veces ibas para comprar comida, pero solo te volvías con papel higiénico porque era lo que había», contó.

La inseguridad era moneda corriente. Recuerda retornar a su casa con las bolsas de las compras y ver algún arrebato. «Eso es algo que pasa todos los días», comentó.

Allí conoció a su esposa y madre de sus tres hijos. Una hija es militar y, según dijo, quiere venir a Uruguay, pero no la dejan partir. «Todo es complicado», resumió.

En general, estos uruguayos retornados son hijos de uruguayos que escaparon de la dictadura uruguaya. Por ejemplo, Sandra Rodríguez llegó a Venezuela cuando tenía 10 años en 1974. En esa época, su padre vendía chancletas de plástico en la playa. Ella estudió arquitectura y vivió de su profesión. Conoció a un venezolano, se casó y tuvo un hijo.

Su esposo, de profesión ingeniero, trabajaba en una empresa que tenía negocios con el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez. Según relató, le pedían involucrarse en una estafa en la que su esposo no estaba dispuesto a aceptar. «Lo amenazaban de muerte para que se involucrara», contó Sandra. Tenían a guardias del Servicio Bolivariano de Inteligencia custodiando la casa. Al final, tuvieron que huir.

Vida nueva

El retorno es traumático para la mayoría de los retornados. «Mi reinserción fue muy difícil por la edad: tengo 56 años», comentó Jaqueline. Cuando llegó, intentó generar ingresos con lo que podía. «Hay días que hacía una torta, cuidar niños y trabajar en una casa de familia», agregó. Hoy es conductora de Uber, actividad a la que se dedica todos los días.

A José también le costó conseguir trabajo. A sus 58 años, consiguió trabajar como guardia de seguridad. Hay días en los que trabaja desde las 10 de la noche hasta las seis de la mañana.

La historia de Sandra es diferente. Llegó a Uruguay luego de algunos intentos de vida en otros países como Argentina, Colombia y Estados Unidos. «Mi esposo me dijo para venir para acá. Fue lo mejor que me pudo haber dicho. Amo Uruguay. Nunca nos desvinculamos emocionalmente. A diferencia de otros migrantes, el uruguayo no se desvincula jamás de su país», dijo.

Al llegar a Montevideo, instaló una lavandería en la que trabajó junto a su esposo. En paralelo, él pedía trabajo en empresas de ingeniería sin cobrar. «Fue muy inteligente y logró hacer experiencia», contó. Consiguió un trabajo en una empresa de forestación, subarriendan la lavandería y ahora Sandra se fue a trabajar con él.

Nuevos grupos.

Hace más de 40 años los migrantes fundaron en Venezuela el Centro Uruguayo Venezolano. Esta organización sin fines de lucro, fue creada para dar soporte emocional a los uruguayos que se.fueron a vivir al país caribeño. Conforme avanzó la crisis, numerosos uruguayos retornaron al país. Por este motivo, algunos de sus fundadores están creando una filial en Uruguay.

Pero no es el único grupo de retornados. Sandra Rodríguez es una de las fundadoras de Manos Veneguayas, una institución que ayuda a migrantes venezolanos (y retornados uruguayos) que escapan de la crisis de ese país. «Nosotros estamos creando otra agrupación con otros retornados uruguayos», comentó.

Por ahora el grupo lo integran ocho personas, pero piensan sumar decenas más. Entre los objetivos está «sacar lo bueno de los uruguayos y lo bueno de los venezolanos». Este tipo de organizaciones ayuda a que la reinserción sea menos traumática.

Bajó la cantidad de retornados al país

La cifra de retornados a Uruguay disminuyó de 2016 a 2017. Mientras hace dos años habían regresado al país 1.219 personas, en 2017 lo hicieron 901.

Un informe del Ministerio de Relaciones Exteriores muestra que «los rangos de edades de los compatriotas que retornaron en este segundo cuatrimestre ronda entre los 31 a 40 años». Lo siguen niños de entre 1 y 13 años.

Los tres motivos más importantes que han manifestado las personas para retornar son económicos, familiares e identitarios (añoranza).

El estudio aclara que un porcentaje menor se debe a un retorno por motivos de salud. En algunos casos se dice que el acceso a la atención en salud no era bueno y su condición migratoria irregular incrementaba esta dificultad.

El nivel educativo de los retornantes indica que más de la mitad tienen nivel educativo secundario (53%) y el 26% tiene estudios universitarios.

El 71% de las personas que regresaron en 2017 habían migrado entre 2001 y 2010. El resto lo hizo entre 1961 y 2000. Solo un 1% de los que pegaron la vuelta habían partido de Uruguay en esta década.

El 40% de los retornados es casado, el 21% divorciado y el 30% soltero. El 7% dijo ser viudo y el 3% estar en una «unión libre».

La mayor demanda de los retornados es la salud. Según informó Cancillería, esto se logra gracias a un acuerdo que hay entre esta cartera y la Administración de Servicios de Salud del Estado.

Venezolanos crean un diario para la diáspora

«El Vinotinto» es el primer periódico gratuito pensado exclusivamente para la comunidad venezolana en Sudamérica, que ha crecido de forma exponencial en los dos últimos años ante el recrudecimiento de la crisis en su país de origen, según consigna la agencia EFE.

El rotativo nació en noviembre de 2016 con el objetivo de ofrecer información útil y consejos prácticos a los miles de venezolanos que decidieron instalarse en Chile.

«Queremos ser el medio de comunicación de referencia para la comunidad venezolana. Nos pareció una buena idea porque una comunidad necesita tener un medio a través del cual expresarse», explica a EFE el periodista venezolano Víctor Higuera, director del diario.

El periódico se edita mensualmente y se distribuye gratis en más de sesenta locales y comercios en Santiago, la mayoría regenteados por migrantes venezolanos.

El proyecto comenzó con una tirada de 1.500 ejemplares pero pronto vieron que se quedaban cortos. Ante la elevada demanda decidieron imprimir 5.000 copias al mes, una cifra que puede aumentar en los próximos meses junto a una ampliación en la distribución a otras ciudades chilenas.

El objetivo es brindar contenidos prácticos para inmigrantes venezolanos que vienen a radicarse a Sudamérica.

Uruguayos sufren un «proyecto migratorio fallido»

Martín Kolhaas es un investigador del Grupo de Estudios de Migración e Integración en Uruguay (Gedemi). Si bien no ha realizado estudios específicos sobre los retornados de Venezuela, sí lo ha hecho sobre aquellos que decidieron volver desde España, donde hubo una crisis económica.

El investigador de la Facultad de Ciencias Sociales detecta características generales respecto a este tipo de migrante. «Cuando el retorno no es planificado es más problemático. Muchas veces el retorno forma parte del proyecto migratorio: las personas se van al exterior por un tiempo determinado con la idea de volver, cumplen ese proyecto y vuelven. Ese tipo de retorno planificado suele ser más exitoso que el que se da de manera más brusca», comentó Kolhaas, quien es magíster en Demografía y Estudios de Población por la Universidad de la República y licenciado en Ciencia Política.

Por eso, se cumple «un proyecto migratorio fallido». «En general migran para buscar una mejor calidad de vida y no lo han logrado», comentó. Así lo explica en el estudio titulado Migración internacional de retorno en el Uruguay y reinserción laboral en tiempos de crisis económica internacional: «Los retornantes que vivieron en España y los Estados Unidos los sitúa en condiciones de reinserción desventajosas, en tanto sus estrategias de retorno han sido menos preparadas».

La edad es otro factor que enlentece la reinserción de los migrantes. «Muchas vacantes de empleo se encuentran limitadas a la población joven», señala el estudio. Este problema no discrimina sexo ni nivel educativo de las personas afectadas.

En cuanto al sexo, los varones tienen más dificultades que las mujeres. Según la investigación, puede ser porque son más ellos los que usualmente pegan la vuelta, señala el informe.

Además, estas personas carecen de redes sociales en Uruguay capaces de otorgarles algún vínculo con el rubro al que se han dedicado de manera profesional en el país del cual migraron.