El joven chileno Felipe Osiadacz se dio a conocer en agosto de 2017 porque junto a su compañero, Fernando Candia, fue acusado de homicidio y estuvo a punto de ser ahorcado en Malasia. Ambos se salvaron de la pena declarándose culpables, pero, luego de cumplir 16 meses en una prisión de Kuala Lumpur, capital malaya, se encontraban aún bajo proceso y en libertad condicional en ese país.
Osiadacz volvió a recorrer los portales de noticias del mundo esta semana al conocerse que, aún contraviniendo las leyes de Malasia, se había fugado de ese país y llegó a Chile el pasado viernes por la mañana. Ahora, diferentes juristas y funcionarios chilenos opinan sobre el futuro judicial del joven que, si bien rompió su libertad condicional en el sitio donde fue condenado, no tiene ningún conflicto legal en su propio país.
El joven chileno, de 27 años de edad, que junto a su ocasional compañero de viaje habían sido condenados por el crimen de una travesti en la recepción del hostel donde se hospedaban, homicidio que fue considerado accidental, huyó de la península de Malaca aparentemente en un vuelo que realizó desde Indonesia o Singapur hasta Bélgica.
Aunque los detalles de su partida están todavía bajo reserva, se cree que el joven utilizó para partir de Malasia su pasaporte chileno, que no pudo ser objetado ya que Osiadacz había ingresado a ese país utilizando su pasaporte español.
El hombre pudo aprovechar con astucia su doble ciudadanía, y desde Bélgica tomó un vuelo de Iberia que lo llevó al aeropuerto de Pudahuel, en Santiago de Chile, a las 7.30 am del pasado viernes. Su llegada fue confirmada horas después en un boletín de prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores chileno.
El futuro de Osiadacz
Si bien la Cancillería chilena reconoció en su escrito que mantenía un «absoluto respeto por las decisiones adoptadas por los tribunales de justicia de Malasia», también aclaró que «el señor Osiadacz es ciudadano chileno y, por ende, la Constitución y el derecho internacional reconocen su derecho a ingresar a su país, considerando que al momento de su ingreso no existía orden de detención pendiente en Chile ni tampoco de carácter internacional».
En declaraciones al medio trasandino La Tercera, el experto en derecho internacional Francisco Leturia, expresó que si Osiadacz entró a Chile con sus papeles en regla lo hizo «correctamente. Si escapó de mala manera es un delito que no le corresponde investigar ni perseguir a Chile».
A su vez, el académico constitucionalista de la Universidad Diego Portales chilena indicó al mismo medio: «Chile no extradita personas a países que tengan pena de muerte». Añadió también que el compatriota que se quedó en Malasia «no responde por lo que haga o deje de hacer otra persona».
Samuel Fernández, otro académico en derecho internacional, señaló que es «muy difícil» que Malasia pida la extradición del joven por romper un arraigo. Considera que, en general, ese pedido «normalmente se hace por delitos mayores».
Como están las cosas, el futuro del joven Osiadacz parece continuar en Chile, ya que no correría riesgos de ser extraditado a Malasia, consignaron los especialistas. La situación de su compañero Candia, en tanto, parece ser más incierta. En principio, deberá permanecer en el país asiático al menos hasta que finalice su procesamiento y, con ello, su libertad condicional.