Hace siete años que Washington y Caracas solo tienen relaciones diplomáticas a nivel de encargados de negocios. El último embajador de EE UU en Venezuela fue Patrick Duddy, un diplomático de carrera nombrado en el cargo por George W. Bush y ratificado por Barack Obama. Hasta julio de 2010, cuando ambos países rompieron relaciones.
Duddy volvió a EE UU, dejó el servicio diplomático y hoy dirige el Centro de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, cargo que lo trajo esta semana a Santiago, en un viaje junto con un grupo de estudiantes de MBA de ese centro de estudios. En un salón del hotel Ritz-Carlton, Duddy recordó con El Mercurio sus años en Caracas y comentó la postura del gobierno de Donald Trump ante el de Nicolás Maduro y los caminos de la oposición de cara a las elecciones regionales.
-Usted fue el último embajador de EE UU en Venezuela en funciones. ¿Cómo ha visto la evolución de la relación entre los dos países?
«Era difícil cuando yo estaba. El presidente Hugo Chávez en algún momento me expulsó (el 11 de septiembre de 2008, Chávez dijo en un acto público: ‘tiene 72 horas, a partir de este momento el embajador yanqui en Caracas para salir de Venezuela. ¡Váyanse al carajo, yanquis de mierda!’), pero regresé a los meses después, luego de una conversación entre el mismo presidente Chávez y el presidente Obama. Me parece que la relación que entonces era difícil, ahora es peor aún».
-La declaración del presidente Trump de que no descartaba una intervención militar en Venezuela fue criticada por toda América Latina. ¿Qué opina de la postura de Trump hacia Venezuela?
«¿Qué hemos visto? Hemos visto un proceso en el que Estados Unidos ha sancionado principalmente a individuos del gobierno mismo, en vez de castigar al país entero. El propósito ha sido tratar de convencer a gente del gobierno de volver al sendero democrático. La ley que tiene que ver con Venezuela, la ley de sanciones que firmó inicialmente el Presidente Obama, en 2015, permite sancionar a individuos por haber trabajado contra la democracia, actos de corrupción o violaciones serias de derechos humanos. Mayormente, eso es lo que hemos visto bajo el gobierno del Presidente Trump.
Aunque después de la votación para la Asamblea Constituyente (30 de julio) el gobierno norteamericano impulsó más sanciones contra varios ministerios, pero una vez más concentrándose en el gobierno y no en los individuos. Se nota que tanto el Presidente Obama como el Presidente Trump, básicamente, comparten el punto de vista que es reflejado cada vez más a través del hemisferio, que es que el régimen del Presidente Maduro ha debilitado profundamente las instituciones democráticas.
Según las encuestas, más de 90% de los venezolanos están insatisfechos con las condiciones del país, y más del 75% se manifiesta en contra del gobierno del Presidente Maduro. Y hay razones».
-¿Qué razones destaca?
«Si usted ha visitado Venezuela entiende perfectamente por qué. Según el FMI en su publicación más reciente, la economía venezolana ha disminuido en más de 10% este año, y más de 15% el año pasado. Se estima que la tasa de inflación está por encima de 650% y se anticipa que en 2018 va a subir por encima de 2.000%. La situación es muy seria».
-Su antecesor en la embajada en Caracas, William Brownfield, advirtió sobre la penetración del narcotráfico en el gobierno venezolano. ¿Cómo lo ve usted?
«El vicepresidente venezolano ha sido sancionado específicamente con mención de complicidad con un narcotráfico. El ministro del Interior también ha sido sancionado. Ha sido obvio, desde hace tiempo, que el flujo de drogas a través del país es significativo, y parece cada vez más obvio que no podría haber sido así sin una cierta complicidad con elementos del gobierno mismo».
-Usted fue embajador en Venezuela cuando el barril del petróleo superaba los US$ 100. ¿Cómo ve ahora la situación en Venezuela, con el petróleo bajo los US$ 50 desde hace tres años?
«Aun entonces algunos de los proyectos sociales del gobierno dependían demasiado de precios altísimos, sin precedentes en el mundo petrolero. Con la caída de 50% del precio, el impacto se nota particularmente en los programas sociales. Pero esto es mucho más complejo que una simple consecuencia de los precios del petróleo.
La combinación de controles de precio, de tasas de cambio, el esfuerzo del gobierno para controlar lo que ingresa al país en cuanto a consumibles, etc., todo ha sido nefasto en cuanto a la economía. Pero por encima de todo, además de la caída de precios, está la capacidad de producción de petróleo. Según la mayoría de las fuentes de información, Venezuela, que tiene las mayores reservas del mundo, ya está produciendo menos de lo que producía cuando Chávez llegó al poder, hace 19 años. Entonces hemos visto una caída de alrededor de 50% y hasta de un tercio de la producción diaria. Eso ha sido tremendamente impactante sobre la economía».
-¿Qué otros problemas ve en el tema petrolero?
«Hay que agregar a las dificultades que parte de lo que exporta Venezuela lo hace a China, y parte de esa producción está dedicada al pago de deudas que Venezuela tiene con China. Y por supuesto, hace 20 años exportaban más a EE UU que lo que exportan ahora. Además, desde ese entonces ha comenzado a mandar una cantidad significativa, diariamente, casi sin pago, a Cuba. Entonces, ellos mismos han complicado su situación profundamente.
Se estableció una amplia gama de proyectos que no podían ser sostenidos sin precios altísimos del petróleo. Se vertió gran parte de las ganancias del petróleo hacia esos proyectos, lo que ellos llaman las misiones, y otros proyectos de un gobierno socialista, pero también hacia la compra de armas. Y no han hecho las inversiones capitales en la industria petrolera para mantener, mucho menos para aumentar la producción. Lo que se nota como una consecuencia es que hay una tremenda escasez de medicina, de comida y otros problemas relacionados».
-El gobierno de Maduro resistió cuatro meses de protestas, que dejaron más de 120 muertos, pero así y todo siguió adelante con su Asamblea Constituyente. ¿Por qué cree que Maduro se mantuvo en el poder?
«Es difícil de decir. No sé cuántas veces, a través de los años, funcionarios bolivarianos han insistido en que no van a dejar de gobernar, mucho menos permitir el desmantelamiento de lo que ellos califican como el socialismo del siglo XXI. Me parece que lo que se puede ver, en particular desde las legislativas de 2015 que la oposición ganó abrumadoramente, es que el gobierno no va a arriesgarse a perder poder frente a una oposición que parece cada vez más fuerte.
Pero la oposición es democrática y están determinados a ejercer sus derechos democráticamente. Han protestado en la calle, pero también siempre han expresado su anuencia de votar, de poner todas esas cuestiones frente al pueblo, para que el pueblo pueda decidir. Eso ha sido bastante impresionante. Y el gobierno, por otra parte, decidió montar toda esa Constituyente para garantizar la continuidad de la revolución y de ellos como gobernantes».
-¿Cómo ve a la oposición venezolana, con sus diferencias internas?
«La oposición es una coalición de varios partidos, muchos compitieron entre ellos a lo largo de los años. Me parece que no es de sorprender que de vez en cuando no todos compartan la misma opinión sobre cómo avanzar en sus intereses. Lo que diría es que hasta ahora la evidencia es bastante fuerte de que su vocación es democrática, debaten entre ellos, y eso me parece muy saludable».
-¿En Venezuela hay una dictadura?
«Creo que el gobierno estadounidense, y el mismo presidente Trump ha dicho que el gobierno de Venezuela ya es una dictadura. El secretario general de la OEA ha dicho lo mismo. Es muy difícil defender el concepto de que (el chavismo) es democrático, dadas sus acciones, decisión de ignorar la Asamblea Nacional. Todo demuestra que el venezolano es un gobierno claramente autoritario y al margen de la democracia».
»Ha sido obvio, desde hace tiempo, que el flujo de drogas a través de Venezuela es significativo, y parece cada vez más obvio que no podría haber sido así sin una cierta complicidad con elementos del gobierno».