Costumbres y productos venezolanos, sin el sello que diga “hecho en Venezuela”, cada vez son más populares en Panamá debido a la masiva migración que ha ingresado al país, desde hace 12 años por los inconvenientes políticos y económicos.
De acuerdo con El Universal de México, la avalancha de personas que ingresa a Panamá va dispuesta a trabajar en lo que sea: desde camareros, como choferes o empleados domésticos. No se descartan los servicios tanto masculinos como femeninos de prostitución.
Elizabeth Truzman, periodista venezolana y jefa de redacción del periódico El Venezolano de Panamá, comentó que en principio las personas que ingresaron a dicho país eran empresarios y profesionales que abrieron negocios, lo que originó inversión y abrió fuentes laborales.
“Luego llegaron núcleos familiares, en una migración ordenada y planificada por familias con un trabajo previo de exploración. Desde 2014 hay una migración menos ordenada, más individual, sin familias. Son venezolanos que emigran como pueden”, agregó Truzman.
Elvis Mora, venezolano que trabaja como custodio de un hotel de la ciudad, aseguró que “los panameños se sienten presionados por la competitividad laboral”, debido a que los venezolanos llegan preparados.
“Más que xenofobia, la llegada de los venezolanos provoca inquietud a los panameños. No me puedo quejar. Unos me tratan bien, otros no”, contó Mora, quien logró regularizar su condición migratoria tras ser contratado por el hotel a los dos meses de llegar a la ciudad.
En el mes de julio se agravó la situación ante la masiva presencia venezolana en Panamá, por lo que Juan Carlos Varela, presidente panameño, anunció el pasado 22 de agosto que los venezolanos deberán solicitar una visa para entrar al país como turistas y demostrar solvencia económica mínima de 500 dólares, entre otros requisitos.
Varela informó que las medidas se mantendrán hasta que se recupere el orden democrático en Venezuela y explicó que se le otorgará estatus migratorio a los 25.000 venezolanos que fueron censados hasta el 30 de junio de 2017.