Lo que sería un cambio positivo, se convirtió en una tragedia, luego de que ocho rinocerontes negros murieron en Kenia durante el intento de trasladarlos de Nairobi, capital del país, al Parque Nacional Tsavo East ubicado a cientos de millas de distancia informó un funcionario de vida silvestre.
Las investigaciones preliminares apuntaron a una intoxicación por sal, puesto que los rinocerontes intentaron adaptarse al agua más salada en su nuevo hogar, dijo un vocero ministerio de Turismo y Vida Silvestre en un comunicado.
La dependencia de gobierno suspendió el traslado de otros rinocerontes y anunció que los sobrevivientes están siendo monitoreados.
El funcionario de vida silvestre, que habló bajo la condición de anonimato porque no estaba autorizado a difundir la información, dijo que las muertes se debieron a negligencia.
Es “un desastre total”, lamentó por su parte la conservacionista Paula Kahumbu, de WildlifeDirect.
En total 14 rinocerontes debían ser trasladados. Definitivamente se tomará una acción disciplinaria si una investigación sobre las muertes indica negligencia por parte del personal de la agencia, dijo el ministerio de vida silvestre.
Los conservacionistas kenianos tienen una ardua tarea en la defensa de los animales de cazadores furtivos que buscan sus cuernos.
El Servicio de Vida Silvestre dijo que el objetivo del traslado al Parque Nacional Tsavo East era aumentar la población de rinocerontes en el lugar. El organismo, que ha realizado muchos traslados en el pasado, no dio a conocer la causa de las muertes.
80% de la población mundial de rinocerontes negros vive en Kenia, dijo Kahumbu.
“El traslado de rinocerontes requiere planificación y seguridad extraordinarias debido al valor de estos animales raros”, dijo en un comunicado.
Según World Wildlife Fund, las poblaciones de rinocerontes negros disminuyeron drásticamente en el siglo XX debido principalmente a los cazadores y colonos europeos. Entre 1960 y 1995 las cifras se redujeron en 98% a menos de 2.500.
Desde entonces han vuelto a aumentar, aunque su situación sigue siendo crítica.
Además de la caza furtiva, los amenaza la pérdida de hábitat.
El ultimo rinoceronte blanco macho en el planeta murió en marzo en Kenia, y los conservacionistas intentan salvar la subespecie mediante la fertilización in vitro.