Una sola condición les puso Marlon Marín a los agentes de la DEA con los que adelantó un proceso de negociación exprés para graduarse como testigo en Estados Unidos contra el exjefe de las Farc Jesús Santrich y, sobre todo, contra sus contactos narcos en México y en Venezuela: que su familia entrara al programa de protección de testigos de la justicia norteamericana.
El lunes, cuando ya estaba sellado el acuerdo con los agentes de la DEA, la esposa y las dos hijas de Marín –sobrino del jefe de las Farc Iván Márquez– fueron custodiadas por agentes del CTI de la Fiscalía en Bogotá, mientras se expedían los documentos para su salida del país con destino a EE UU, donde ya se encuentran.
Marín habló siete horas con los agentes norteamericanos y la información que ofreció logró una inédita decisión de la Corte de Nueva York: retirar la solicitud de extradición por cargos de narcotráfico y facilitar su traslado a ese país.
Pero a lo largo de esa charla siempre sostuvo que temía por la vida de su familia. De hecho, afirmó que sus exsocios en lo que llamaban ‘la Familia’ le habían hecho llegar a su celda del búnker de la Fiscalía un mensaje para “que se quedara callado” y asumiera solo la responsabilidad por los hechos investigados. A cambio le darían dinero, garantizarían la seguridad de su familia y pagarían su defensa.
El Tiempo conoció que Marín, en su celda, aseguró que duró mucho tiempo sin trabajo y que fue su mamá, hermana de Iván Márquez, la que hace algunos años le pidió al exjefe guerrillero que lo enganchara. Desde entonces, dijo, se convirtió en ‘mandadero’ de Márquez y luego de Santrich, quien se encuentra en huelga de hambre en un pabellón de la cárcel Picota de Bogotá, en protesta por su captura por narcotráfico.
Gracias a esa relación, dijo Marín, viajó a Venezuela y Cuba en varias ocasiones. Incluso, aseguró que estuvo en reuniones con uno de los hombres fuertes del régimen de Maduro: el hoy integrante de la Asamblea Constituyente Diosdado Cabello. También habló de varios militares del llamado ‘cartel de los soles’.
Es más, afirmó que en 2010, cuando Colombia denunció la existencia de campamentos de la guerrilla en el vecino país y entregó las coordenadas de uno de ellos, se realizó un operativo con la presencia de militares venezolanos para mover el campamento un par de kilómetros.
“A él se le advirtió que tenía que demostrar todo lo que estaba diciendo. Le quedó claro que si mentía podía agravar su situación. Él insistió que no era el jefe de la red y que había sido usado”, señaló una fuente que presenció sus confesiones.
Marín también dijo que tenía información de varias empresas que habían servido para mover la plata de la guerrilla y hasta entregó una lista. Habló también de millonarios movimientos de dólares en efectivo.
Esa información será clave para poner al descubierto las fortunas ilegales ocultas que, hasta ahora, no han sido reportadas a las autoridades colombianas.
Marín se fue del país con el compromiso de seguir hablando desde Estados Unidos en la investigación contra una red de intermediarios que pretendía lucrarse de los recursos de la paz.
Sostuvo que desde hace un tiempo no recibía sueldo y dijo que entonces empezó a cobrar comisiones por las tareas que le encomendaban los integrantes de la red que mencionaba como ‘la Familia’ y que aparece en el indictment de las autoridades norteamericanas.
Recibió 50 millones
En la Fiscalía ya han sido escuchados varios de los nueve investigados por presuntas irregularidades en los recursos para la paz.
Este diario estableció que la abogada María Elvira Valencia Gómez reconoció en el interrogatorio, que se extendió durante dos días, que le entregaron a Marín 50 millones de pesos provenientes de empresas que hicieron una ‘vaca’ para poder obtener algunos contratos.
Fuentes cercanas a la investigación señalaron que Valencia Gómez, experta en contratación y estructuración de proyectos, sostuvo que conoció a Marín a través de la excandidata al Senado Sonia Veloza Mogollón, quien también fue citada a declarar. Dijo que a Marín se le entregaron inicialmente 30 millones de pesos y luego otros 20 por sus ‘gestiones’.
Valencia asegura que no cometió ningún delito, pues, según ella, la de Marín era una especie de ‘comisión de éxito’. Añadió que los negocios nunca se concretaron y que tras recibir la plata, Marín desapareció del mapa. Volvieron a saber de él, dijo, el día que fue capturado junto con Santrich, Armando Gómez y Fabio Simón Younes.
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