El costo del colapso de Venezuela aumenta constantemente para los países vecinos, especialmente para Colombia, que ya alberga a 1,2 millones de refugiados.
El Fondo Monetario Internacional calcula que la afluencia constante y creciente de Venezuela agregará a Colombia un costo fiscal adicional equivalente de 0,4% del producto interno bruto el próximo año.
Significa un gasto extraordinario de 1,5 mil millones de dólares para los 40 millones de colombianos.
Esto es considerable para una sociedad que todavía está tratando de ganar una guerra interna de cinco décadas contra múltiples grupos guerrilleros asociados con los cárteles urbanos y rurales de la droga.
Para abordar la emergencia socioeconómica causada por el colapso de Venezuela, el gobierno de Colombia ha decidido aflojar ligeramente sus objetivos fiscales para este y el próximo año.
Puede hacerlo sin rascarse su propia credibilidad, porque la economía siempre ha estado creciendo sobre una base sólida. El PIB avanzó 1,4% en 2017, 2,7% más el año pasado y se espera que crezca 3,6% este año.
Para mantener este desempeño a mediano plazo, teniendo en cuenta los costos extraordinarios del éxodo venezolano, Colombia deberá revisar su estructura fiscal.
Entre las alternativas en discusión están los cambios en la estructura tributaria, que es más simple y menos costosa para las empresas y los trabajadores que, por ejemplo, el sistema de Brasil.
El FMI sugirió al gobierno de Bogotá iniciativas para apoyar lo que ha definido como una reforma fiscal continua.
Considera que se deben tomar medidas para impulsar un proceso de crecimiento más inclusivo con una mejor repatriación del ingreso nacional, al tiempo que se mantienen las finanzas del sector público.