Tres semanas después de la llegada del primer cargamento de la ayuda humanitaria gestionada por la Cruz Roja para Venezuela, esta no ha sido repartida en los hospitales y ambulatorios del país, azotado por una crisis que cuenta por centenares de afectados por la escasez de insumos y medicinas.
De aquella algarabía del 16 de abril -fecha en la que entró el primer cargamento-, hoy solo hay una gran expectativa sobre el alcance que tendrá la ayuda y a cuántas personas ha beneficiado hasta ahora. En aquel momento tanto el régimen de Nicolás Maduro como el presidente interino Juan Guaidó se congratularon por haber logrado el ingreso del apoyo, sin embargo ninguno sabe a ciencia cierta qué ha pasado con el material.
Solo la Cruz Roja, en Caracas, maneja la materia y todavía estudia en qué instituciones repartir las 14 plantas eléctricas y 3 kits IHK (equipados, cada uno, con material quirúrgico básico para atender a 10.000 personas) que llegaron en el primer cargamento.
En la institución aseguran que solo en el hospital Carlos J. Bello, sede de la Cruz Roja en Caracas, se ha abierto uno de los tres kits IHK.
La ayuda, por el momento, no consiste en medicinas para enfermedades crónicas o especiales, sino en los kits y medicamentos básicos que suponen una estabilización de la situación más grave, como potabilización del agua e insumos para realizar intervenciones quirúrgicas elementales.
A pesar de la urgencia que supone la crisis humanitaria venezolana, en la Cruz Roja aseguran que el tiempo que ha tomado la evaluación es “estándar” y que comienza a hacerse una vez que los cargamentos llegan al lugar donde serán distribuidos. Es decir, a partir del 16 de abril fue cuando los peritos empezaron el análisis de los puntos en los cuales sería distribuido el cargamento.
No obstante, tres semanas después, han comenzado las quejas de pacientes y organizaciones no gubernamentales ante una distribución que empiezan a evaluar como ineficaz.
“La Cruz Roja no es una agencia de monitoreo, no se encarga de hacer diagnóstico”, señala una fuente de la agencia multilateral que asegura que esta no toma en cuenta los análisis previos hechos por alguna otra organización que no sea la Cruz Roja misma. Y agrega: “Solo lo que evalúan nuestros técnicos bajo nuestros estándares, eso es lo único que garantiza nuestra independencia”.
Aunque diversas organizaciones no gubernamentales y asociaciones para la protección de la salud comenzaron a alertar sobre una crisis humanitaria en Venezuela desde finales del año 2015, no fue sino hasta el primer trimestre de 2019 que la seccional venezolana de la Cruz Roja decidió asumir un rol en la situación.
Expertos como Feliciano Reyna, de la organización no gubernamental Acción Solidaria, estiman que el tiempo que se ha tomado la Cruz Roja para decidir a dónde enviará la ayuda humanitaria es “normal”, si acaso apenas empezó la evaluación cuando llegó la carga, que es justamente lo que asegura el vocero de la multilateral.
“Lo que preocupa un poco es que la Cruz Roja parece haber decidido intempestivamente su acción sobre la crisis humanitaria a pesar de que ya esta tiene años mostrándose”, aduce Reyna.
Aunque son 8 hospitales y 33 ambulatorios adscritos a la Cruz Roja venezolana, los técnicos de la agencia estudian si incorporarán al menos otros 12 hospitales -del Ministerio de Salud- para alcanzar un total de 20 establecimientos servidos.
Para el 8 de mayo se había prometido la llegada del segundo cargamento con ayuda humanitaria, pero la Cruz Roja venezolana solo aseguró que el barco “viene en camino”.
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