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Así era una fiesta en Venezuela: globos, comida y sabor

por Avatar GDA | El Tiempo | Colombia

Un pequeño globo morado se convierte en una orquídea y otro, café, en unas maracas. Maxddybi Ríos, una organizadora de fiestas y artista de globos venezolana, infla, forma, retuerce plásticos de colores y crea figuras con sus manos.

Cuando acaba su arreglo, lo deja sobre la mesa y suspira. “Espero que algún día reviente el regreso a mi país”, comenta. 

Para contar su historia, teje una bandera venezolana hecha en pequeñas bolitas de globo. “Y que nunca nos falten nuestras estrellas, chama”, dice, mientras prepara globitos blancos.

Una maleta de sueños

“Luego de un intento de secuestro en 2012 y de la muerte de Hugo Chávez, supimos que era hora de irnos”, cuenta Maxddybi, madre de tres hijos y casada con un colombiano. 

Recuerda que, por persona, solo les permitían llevar dos maletas en la bodega del avión. Cuando tuvo que elegir entre sus manteles, paños y tesoros, prefirió dejarlo todo y empacar en una maleta roja globos de todos los tamaños y colores, máquinas y calibradores.

Maxddybi es artista del globo certificada (ABQ) en Brasil. Ha participado en convenciones internacionales en Brasil, México 2012 y Estados Unidos. Dedicó casi 20 años de su vida en Venezuela a dirigir y decorar fiestas infantiles. En Caracas, sus clientes la preferían por sus montajes y arreglos con globos. 

“Con mi hermana teníamos un inventario enorme de materiales. Dos días antes de venirme para Colombia, repartimos: globos azules para ti, globos azules para mí y así se dividió la empresa y la familia en dos países”, relata y da los últimos toques a su bandera de globos. 

A mediados de 2013, llegó a Bogotá, con sus hijos, su esposo y su maleta roja. En Venezuela, las fiestas le daban para vivir a sus anchas: hacía unas 10 por semana, a unos 30.000 bolívares fuertes las más económicas. Podía ganar entre 1.000 y 8.000 dólares por contrato.

Hoy, su hermana hace una a la semana que puede costar Bf 338 millones o Bs S 3.380, ahora que la moneda tiene cinco ceros menos. Pero, para que se haga la idea: actualmente gana por fiesta, si corre con suerte, unos 36 dólares. Si le ofrecen 20 dólares, también los toma. 

Maxddybi hace un par de fiestas al año en Bogotá. El resto del tiempo, espera.

Así era una fiesta ‘arrechísima’

“Chama, es que para nosotros la fiesta va antes que cualquier cosa: incluso, antes que los estudios de los hijos”, comenta Maxddybi y suelta una carcajada. Con una palabra define la fiesta en Venezuela: ‘arrechísima’. Explica que para ellos significa algo espectacular, muy satisfactorio.

Luego, como si estuviera ante un cliente, enumera los ingredientes de la parranda perfecta:

Estaciones de comida: de perros calientes, cachapas o arepas , cotufas o palomitas de maíz, helados, hamburguesas o algodón de azúcar.

Pasabocas: con tequeños, bolitas de carne, canapés, tartaletas, lumpias, nuggets, galletas decoradas, gelatinas y dulces.

Piñata, recreación, atracciones, sonido y torta de cumpleaños.

Shows de personajes.

Hora loca: una fiesta para rematar, más pensada para los adultos.

Y, lo mejor para ella, eran sus decoraciones con globos. Maxddybi sabe hacer arreglos de mesa, figuras, muñecos, arcos y fondos con este material. Conoce de marcas, técnica, combinación de colores y conservación del globo. 

Bastante le dolió llegar a Bogotá y que las personas no quisieran tanto los globos como ella. “Les parece ordinario. No tienen idea todo lo que se puede hacer con ellos”, apunta, triste. Como no ha logrado vender sus arreglos para clientes, ha optado por ofrecer cursos para compartir la técnica. 

Aunque agradece al país haberla acogido a ella y a su familia, aún le cuesta pensar en que acá no se celebra igual. 

Para la primera fiesta de su hijo menor, Maximiliano, después de salir de Venezuela, trajo todo de su país: la comida, los recreadores, los globos, la piñata y hasta la suegra, para que le ayudara a cocinar. Preparó todo, quiso sentirse en casa y esperó que los invitados se sintieran, por unas horas, en su país.

“Llegaron a las 2:00 pm y a las 6:00 pm se fueron. No me recibieron la torta ni se quedaron a la Hora Loca: nos sobró comida y dulces como para una semana. Cuando cantamos nuestra canción de cumpleaños, nos miraron como si estuviéramos locos. Apenas si repararon en mis globos”, dice. Y tararea: ¡Ay! que noche tan preciosa / es la noche de tu día / todo lleno de alegría» 

A veces, Maxddybi hace figuras para adornar su casa: un Papá Noel en navidad, un spiderman para su hijo menor, unos corazones en San Valentín o una virgen para la fiesta de la Patrona del Valle, (que se celebra el 8 de septiembre).

Echando globos

“Yo sigo soñando con regresar a mi país”, dice, y comienza a elaborar una muñeca colombiana con otro paquete de globos. 

Cuenta que allá la fiesta sigue, así haya crisis y filas en los supermercados. “La vida continúa, no hay de otra. Aunque, claro, hay que prescindir de ciertas cosas en las fiestas ahora”, comenta. Por ejemplo, sus carros de perros calientes ya no se usan: no hay salchichas en el mercado. Las recreaciones tampoco son iguales: sus empleados están regados por América Latina y Europa. 

“Pero yo me siento grande cuando salgo a decorar, cuando se puede, con mi maletica roja”, asegura. 

Maxxdybi da un par de nudos más al vestido de la muñeca y la pone junto a su arreglo típico venezolano: sueña con que los globos atraviesen la frontera una vez más.