Tensión. Esa la sensación que muchos han vivido en Venezuela desde el domingo en la noche, cuando tanto la oposición como el chavismo se dieron por vencedores de las elecciones presidenciales.
“Esta elección presidencial signa la derrota definitiva de los agresores”, aseguró Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y jefe de campaña de Maduro, antes de que el CNE se hubiera pronunciado sobre el resultado de los comicios.
Pero los seguidores del oficialismo no fueron los únicos que celebraron, en paralelo, la oposición también reclamaba como suya la victoria.
“Venezuela tiene un nuevo presidente electo y es Edmundo González Urrutia. ¡Ganamos! Y todo el mundo lo sabe. Quiero que sepan que esto ha sido algo tan abrumador y grande que hemos ganado en todos los sectores del país”, aseguró María Corina Machado, líder y cara más visible de la oposición, en una rueda de prensa pasada la medianoche.
Poco después, el Consejo Nacional Electoral (CNE) publicó su boletín oficial con 51,20% de los votos para el actual presidente Nicolás Maduro y 44,20% de las papeletas para el candidato opositor, Edmundo González Urrutia –tercera carta de la oposición después de la inhabilitación de María Corina Machado y Corina Yoris– con 80% de las actas escrutadas.
Un resultado que Elvis Amoroso, presidente del CNE, tildó como “irreversible”, pero que la oposición, diferentes organizaciones y la comunidad internacional no tardaron en cuestionar. Y es que muchas encuestas a pie de urna –que obviamente contradicen los resultados oficiales– daban la victoria al opositor Edmundo González.
“El gran revuelo en estos momentos en el país es porque, además de que los resultados publicados por el CNE no van de la mano de los publicados por las encuestas a boca de urna, nos plantean un escenario completamente diferente al que habían planteado los expertos y analistas”, sostiene Andrés Ignacio Silva, abogado y consultor político de LOG Consultancy, empresa dedicada al diseño de estrategias de campaña.
Por su parte, el Ejecutivo ha repetido que todos los expertos y analistas que vaticinaron su derrota están “posicionados con Estados Unidos” y van en contra de la “voluntad del pueblo de Venezuela”, en la clásica línea política contra la injerencia que ha defendido Maduro en sus ya más de diez años en el poder.
«No voy a tolerar que cuestionen la legitimidad de estas elecciones en un pueblo soberano como lo es Venezuela»
“No voy a tolerar que cuestionen la legitimidad de estas elecciones en un pueblo soberano como lo es Venezuela”, cerró este lunes el presidente Maduro en defensa de los resultados publicados por el CNE.
Pero, por el momento, su advertencia no ha surtido efecto. Más bien por el contrario, la frase de “líder autoritario” para referirse a Maduro se ha repetido hoy en diferentes medios de comunicación internacionales, que consideran que su Gobierno ya no cuenta con la legitimidad para gobernar.
Pero, ¿qué ha pasado realmente en Venezuela con estas elecciones? ¿Cuándo se puede cuestionar o no el resultado de unos comicios? A continuación, intentamos analizar qué ha pasado y cuál es la situación política en el país suramericano después de esta última cita electoral.
¿Qué ha pasado durante las elecciones de Venezuela?
Toda la región y parte del mundo ha amanecido hablando de lo mismo: el resultado de las elecciones en Venezuela. Y, más concretamente, sobre el fantasma del fraude del que diferentes sectores políticos y sociales, nacionales e internacionales han advertido.
¿El motivo? La poca transparencia por parte del ente regulador de las elecciones, el CNE. La oposición aseguró que, durante la jornada electoral, el organismo solo mostró 40% de las actas y después dejó de difundirlas e imprimirlas. Algo que ha generado desconfianza en todo el mundo.
«Lo más importante de un proceso electoral es la confianza»
“Lo más importante de un proceso electoral es la confianza. Y esta confianza se genera a través del acceso a la información y la transparencia. Y uno de los mayores problemas de Venezuela es la falta de ese acceso a la información. Hay una completa arbitrariedad y no hay garantías de participación para todos los sectores políticos y sociales, en este caso, para la oposición”, apunta Alejandra Barrios, vocera de la organización de observación electoral Red OIE.
Hasta el lunes en la tarde (hora local), el CNE aún no había publicado las actas de los resultados y es justo eso lo que exigen los escépticos para poder validar y dar legitimidad al resultado de estas elecciones.
“Sin las actas de votación, respaldadas por testigos, es muy difícil declarar válido el resultado de unas elecciones”, sostiene Barrios.
La relación entre el CNE y la oposición es difícil desde hace años. Fue el ente electoral, controlado por el actual Gobierno, el que prohibió la participación de las dos candidatas favoritas de la oposición y se ha posicionado repetidamente con el oficialismo, como sucedió en las elecciones de 2018 —también acusadas por posible fraude electoral—.
Este año, sin embargo, la comunidad internacional había depositado sus esperanzas en un cambio en Venezuela –con un claro posicionamiento político en contra del chavismo– después del Acuerdo de Barbados o el intento de mediación de Estados Unidos, que levantó temporalmente algunas sanciones a cambio de que se garantizara la participación de la oposición. Iniciativas que, según los expertos, nunca se terminaron de materializar.
“Desde el Gobierno intentaron incentivar la no participación electoral para lograr un resultado más beneficioso, aunque no necesariamente en forma de fraude si no con otros mecanismos como anunciar la fecha de las elecciones pocos días antes de su celebración”, defiende Silva.
La comunidad internacional tampoco ha tardado en expresar su preocupación. Los primeros países en hacerlo fueron Estados Unidos y Chile. El secretario de Estado de Joe Biden, Antony Blinken, manifestó “serias preocupaciones por que los resultados anunciados no reflejen la voluntad o los votos del pueblo venezolano”.
El progresista Gabriel Boric, presidente de Chile, fue incluso un poco más allá.
“Es muy difícil de creer”, dijo Boric, poniendo en duda los resultados de los comicios –Chile está en un tira y afloja con Venezuela por la gran cantidad de venezolanos que han migrado al país del Pacífico–.
Como las organizaciones de observación electoral, la comunidad internacional exige pruebas para creer en estos resultados en un sistema en el que, como señalan los politólogos, no hay confianza.
¿Son verificables las denuncias de supuesto fraude electoral en Venezuela?
En estos momentos, muchos se preguntan cuál sería la forma de verificar las denuncias de supuesto fraude electoral y las organizaciones de observación electoral, como Red OIE, lo tienen claro: mediante la revisión de las actas de votación.
“Hay una forma de comprobar de manera independiente si ha habido fraude electoral o no y esa es a través de las actas de las diferentes mesas de votación. Lo ideal sería tener 100% de las actas, firmadas idealmente por observadores internacionales, algo que permite la trazabilidad del acta, es decir, que verifica que no ha sido inventada o manipulada”, apunta Barrios.
«Hay una forma de comprobar de manera independiente si ha habido fraude o no y esa es a través de las actas de las diferentes mesas de votación»
En esta línea, su organización, como muchas otras, ha emitido un comunicado en el que pide estos documentos para poder reconocer legítimamente el resultado de las elecciones y, en consecuencia, a Maduro como presidente por cuarta vez.
Más allá de las pruebas palpables, es difícil asegurar nada en Venezuela. La guerra de información entre la oposición y el oficialismo está presente casi a diario, y lo estuvo el día de las elecciones, cuando la oposición ofreció un conteo paralelo al ofrecido por el CNE a través de empresas y consultoras privadas.
William Tarek Saab, fiscal general del país, advirtió entonces que cualquier dato difundido por fuentes no oficiales sobre los resultados incurriría en un delito, en una clara referencia a la oposición.
Pero la oposición asegura que es un método necesario porque la información oficial de Venezuela no es fiable.
“Uno de los principales indicios de este carácter fraudulento –y que genera desconfianza– en la publicación de los resultados es este supuesto carácter irreversible con 80% de las actas escrutadas. Matemáticamente es reversible”, sostiene Silva.
Mientras, el Ejecutivo acusa a la oposición de “terrorismo”. Durante el 28 de julio, las autoridades venezolanas acusaron al bloque opositor de estar detrás de un ataque informático masivo y señalaron directamente a María Corina Machado por su supuesta participación en el “atentado”.
Los politólogos y expertos comparten opinión sobre la situación en Venezuela: es difícil establecer cualquier certeza porque el acceso a la información de forma independiente no está garantizado. Y esa duda generalizada también incluye el resultado de estas elecciones.
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