Francia vive una carrera contrarreloj para los comicios legislativos. El 30 de junio, los franceses irán a las urnas para participar en la primera vuelta de las Elecciones Legislativas convocadas por el presidente, Emmanuel Macron, que anunció el pasado 9 de junio la disolución de la Asamblea Nacional, un movimiento arriesgado que solo ha ocurrido cinco veces en la historia de la Quinta República francesa.
Estos comicios son parlamentarios, lo que significa que, pase lo que pase, Emmanuel Macron podrá continuar al frente del Poder Ejecutivo hasta terminar su mandato, en 2027. Sin embargo, la gobernabilidad en Francia está en juego, ya que existe una alta posibilidad de que la composición de la Cámara Baja se transforme radicalmente a favor de la oposición, y que esto conlleve también el cambio del primer ministro.
En caso que la baja popularidad del gobierno de Macron, rondando apenas el 19% de intención de voto, se vea reflejada en las urnas, y alguno de los partidos opositores logre obtener mayoría en el Parlamento, el Palacio del Eliseo se enfrentaría a una situación de ‘cohabitación’, termino utilizado en la política francesa para describir una configuración gubernamental en la que el presidente se ve obligado a nombrar a un primer ministro opositor.
No sería la primera vez que un mandatario enfrenta la ‘cohabitación’ en el gobierno francés -ya ocurrió tres veces en el último siglo-. Está configuración representa un enorme desafío para los presidentes que la experimentan, teniendo que negociar constantemente para evitar bloqueos gubernamentales, o afrontarlos, poniendo en riesgo la estabilidad social en el país.
La temeraria jugada de Macron no solo pone en riesgo los escaños de su alianza política dentro del Parlamento, si no que también la propia gobernabilidad en el país y las posibilidades de continuar materializando su proyecto político por los tres años de mandato presidencial que le restan. Unos comicios adelantados que decidirán el futuro del gobierno macronista y que, debido a las posibilidades reales de los extremos por entrar al poder, podrían significar un punto y aparte en la historia del país.
A continuación, los principales partidos y bloques políticos que buscan hacerse con el dominio de la Asamblea Nacional.
Agrupación Nacional, la punta de lanza de la extrema derecha francesa
La agrupación de extrema derecha está a la cabeza para las legislativas, con un 31,5% de apoyo popular, según sondeos recientes, luego de haber obtenido un 31,4% de los votos en las Elecciones Europeas, en las que se hizo con más del doble del apoyo que el partido de Emmanuel Macron.
Fundado en 1972 inicialmente con el nombre de Frente Nacional, fue liderado por décadas por el político extremista Jean-Marie Le Pen, cinco veces candidato presidencial y condenado en múltiples ocasiones por negación del Holocausto e incitación al odio.
El Frente Nacional fue revitalizado por Marine Le Pen, hija de Jean-Marie Le Pen, quien en 2018 comandó el cambio de nombre a lo que se conoce hoy como Agrupación Nacional (RN), con el objetivo de alejar al partido de la sombra de su padre, popularmente ligado a ideas antisemitas, xenófobas, racistas y coloniales.
Actualmente Agrupación Nacional es la principal plataforma de la extrema derecha dentro de la política francesa, con un discurso nacionalista que defiende el endurecimiento de las medidas migratorias y que promovió durante años la salida de Francia de la Unión Europea, aunque en los últimos tiempos su programa dejó de promover esa idea.
El cambio de imagen dio frutos a Marine Le Pen, dos veces candidata presidencial, que logró colarse a la segunda vuelta electoral en 2017 y 2022, en la que fue derrotada en ambas ocasiones por Macron.
RN se basa en una estructura de extremo conservadurismo nacionalista, más cercano a los movimientos de extrema derecha surgidos en países como Italia o España, que a la ultraderecha latinoamericana.
La agrupación ha lanzado promesas como reducir los fondos de París a la Unión Europea, descartar el envío de tropas a Ucrania o reservar cargos públicos a nacionales franceses y su comportamiento, en caso de llegar a dominar la Asamblea y colocar un primer ministro, puede vislumbrarse hasta cierto punto por su historial en el Congreso.
Económicamente, el RN defiende un modelo nacionalista que impulse la industria francesa y reduzca los costos de vida en el país, especialmente en el ámbito energético. Proponen el impulso de la producción francesa de energía para reducir los precios de esta en hasta un 40%, aunque algunos expertos cuestionan la viabilidad de esta promesa.
También promete un aumento paulatino de los salarios con incentivos a los empresarios, pero no un aumento directo al salario mínimo de los trabajadores.
Sobre los impuestos, el RN no planea incrementarlos, promoviendo un reemplazo de las cargas ya existentes, como el vigente impuesto sobre el patrimonio inmobiliario, por uno sobre el patrimonio financiero.
Si soy primer ministro, aprobaré en las primeras semanas una ley de inmigración que facilitará la expulsión de delincuentes e islamistas
El fenómeno de la migración es otro de sus principales ejes de campaña. Fundamentado en la idea de la «preferencia nacional», RN pretende transformar el marco jurídico francés para reservar algunos derechos a los ciudadanos franceses.
Su proyecto excluiría a los millones de inmigrantes que residen en el país de diversas coberturas sociales, con un plan que propone dar prioridad a los nacionales para el acceso a derechos como vivienda, salud y empleo. El RN también defiende la eliminación del único seguro médico que atiende a las personas migrantes en situación irregular.
«Si soy primer ministro, aprobaré en las primeras semanas una ley de inmigración que facilitará la expulsión de delincuentes e islamistas, y suprimiré el derecho al estatuto jurídico», aseguró Jordan Bardella, presidente de RN, en una entrevista el pasado 14 de junio.
El tema de las pensiones, por otro lado, es ambiguo dentro de RN. Aunque en primera instancia la bancada extremista rechazó la polémica reforma sobre esta materia de Macron, Bardella después declaró que no estaba en su prioridad revertir la edad de pensión a los 62 años. Sin embargo, el pasado 18 de junio, el joven político y candidato a primer ministro prometió, que, de ganar las elecciones, impulsaría la derogación de la reforma en septiembre.
Además de la lideresa absoluta del partido, Marine Le Pen, Jordan Bardella es otro de los nombres que resaltan dentro de RN. Con 28 años, Bardella se ha convertido en una sensación entre el electorado joven, debido a su intensa presencia en redes sociales y un discurso populista que resalta sus orígenes ‘humildes’.
RN ha capitalizado el descontento popular contra del macronismo, una táctica que funcionó en las europeas, pero que aún está por medirse en las legislativas francesas, donde se enfrentan a una izquierda revitalizada que busca detener el progreso de la extrema derecha.
Nuevo Frente Popular, la izquierda francesa unida nuevamente
Fue el pasado 10 de junio cuando los dirigentes de las representaciones izquierdistas en Francia anunciaron su alianza para las próximas Elecciones Legislativas bajo el nombre de Nuevo Frente Popular, en honor al histórico bloque Frente Popular, surgido en 1935 como una alianza antifascista.
El Nuevo Frente Popular busca representar una opción viable de gobierno, ante lo que señala como la ineficacia de la centro-derecha macronista y hacer frente al ascenso al partido de Le Pen y sus aliados.
Aunque el centro tradicional de la izquierda francesa está encarnado en el Partido Socialista, con casi 40 años de liderazgo entre los progresistas, el mandato de François Hollande (2012-2017) significó el principio de la debacle del partido en Francia, con medidas económicas y políticas que aún hoy son señaladas por tener un corte mucho más de derecha que de sociales. El hundimiento de la formación fue consumado en las elecciones presidenciales de 2022, cuando su candidata, Anne Hidalgo, obtuvo solamente el 1,75% de los votos.
Ante el declive socialista, Francia Insumisa surgió como el nuevo actor principal de la izquierda en el panorama francés. Fundado en 2016 por el polémico Jean-Luc Mélenchon, Francia Insumisa defiende una postura de izquierda radical antiliberal, antiimperialista -que incluso ha defendido la salida de Francia de la OTAN en el pasado, aunque actualmente mantiene una postura ambigua al respecto- e impulsa un cambio radical en la Constitución francesa bajo la idea de una ‘Sexta República’. La radicalidad del partido, aunque criticada, no ha evitado que hoy en día sea la representación progresista más fuerte en la Asamblea Nacional, con 75 asientos propios.
A pesar de las diferencias dentro de la misma izquierda, el surgimiento del Nuevo Frente Popular hace frente a un panorama que, hasta antes del anuncio de su unión, parecía completamente inclinado hacía la victoria de la extrema derecha. Hoy, el Nuevo Frente Popular se posiciona en segundo lugar de las encuestas, con 28% de la intención de voto.
El frente de izquierda es la única de las tres representaciones principales que ha presentado un plan concreto en materia económica. Publicado el pasado 21 de junio, el proyecto desglosa sus propuestas, así como sus vías de financiación. El aumento del salario mínimo hasta los 1.600 euros es una de las más destacadas, que aseguran implementarían en el primer año de legislatura.
Económicamente, el Nuevo Frente Popular se caracteriza por el impulso de una intensa inversión estatal en infraestructura y servicios públicos, con el deseo de «reposicionar al Estado como actor de redistribución social», financiando sus grandes propuestas en materia de salud, vivienda, educación y lucha contra el cambio climático en el aumento de los impuestos a las grandes riquezas francesas, imponiendo también una perspectiva climática en el esquema impositivo.
Sobre las pensiones, la posición de la alianza izquierdista es clara: derogar la reforma macronista y devolver la edad de jubilación a los 60 años. Pero van más allá, prometiendo impulsar legislaciones para elevar la pensión mínima por encima del umbral de pobreza.
Además, el frente progresista propone construir un sistema de inmigración abierto y multidimensional que pueda ampliar las vías de regularización migratoria. Buscan derogar las polémicas las leyes de Asilo e Inmigración de 2018 y 2023, así como facilitar el acceso a trabajadores humanitarios dentro de las costas francesas, implementar una agencia de salvamento marítimo y terrestre, facilitar el proceso de visado y crear un estatuto especial que contemple a los migrantes climáticos, lo que constituiría un hito en materia migratoria.
Debido a su naturaleza de alianza partidista, quizá sea más complicado dilucidar sus figuras claves en rumbo a las próximas elecciones.
A pesar de ser la cara más reconocible del Frente, Jean-Luc Mélenchon encarna una figura polarizarte que no deja indiferente a ningún francés. El tres veces candidato presidencial (2012, 2017, 2022) ha sido duramente criticado en la izquierda por su presunto deseo de imponer su agenda personal por encima de los intereses partidistas, además de su postura ambigua respecto a la guerra en Ucrania y el conflicto israelí-palestino y ha sido señalado de tener una postura antisemita por no haber condenado directamente el ataque de Hamás a Israel del 7 de octubre de 2023.
En Francia Insumisa existe otro rostro importante, el de François Ruffin, un político más moderado y con buena aceptación dentro de los demás partidos de izquierda, además de ser una posible ficha presidencial en reemplazo de Mélenchon para las próximas elecciones de 2027.
Desde la representación socialista está Raphaël Glucksmann, diputado del Parlamento Europeo, es posiblemente la apuesta más centrista que el Nuevo Frente Popular pudiera elegir como su ‘premier’. De corte pro-europeo y estandarte de la centro-izquierda, Glucksmann se perfila a ser esa pieza faltante en el ajedrez político de la unidad izquierdista. Aunque tras los resultados de las europeas descartó ser candidato para las legislativas, esto fue días antes de anunciarse la unión de su partido al Nuevo Frente Popular.
Una figura que también ha ganado titulares en los últimos días es la de François Hollande, quien se presentó como candidato a diputado por el Partido Socialista bajo el paraguas de NFP, a pesar de su erosionado pasado político.
Juntos por la República, la apuesta del oficialismo
El último en las apuestas para poder formar mayoría absoluta en la Asamblea Nacional es la coalición gobernante, Juntos por la República (Ensemble pour la république), compuesta por Renacimiento, fundado por Emmanuel Macron y con tendencia centroderechista; MODEM, de centroderecha, y Horizontes, partido creado en 2021 por el ex primer ministro macronista Edouard Philippe, mismo que se estaría preparando para presentar su candidatura presidencial en 2027.
Con solo el 19% del favor popular en las encuestas, la alianza oficialista parece encaminada a perder la mayoría relativa que poseía en la Asamblea antes de que fuera disuelta por orden del presidente, aunque Macron parece empeñado en repetir la plataforma política que lo llevó a la Presidencia de nueva cuenta en 2022, apelando a los votantes por confiar en su representación, no por un convencimiento total sobre su programa, sino para repeler a los «extremos» del poder.
Sin embargo, sus advertencias parecen no estar siendo tan eficaces durante este periodo electoral extraordinario. Las polémicas medidas introducidas por el gobierno de Emmanuel Macron en este último mandato presidencial han provocado una reacción negativa en ambos lados del espectro ideológico.
El uso reiterado del artículo constitucional 49.3, que permite esquivar el voto de la Asamblea para aprobar una ley, para la implementación de la controversial reforma pensional, nuevas reformas en materia laboral y migratoria, así como la intensa subida de los precios en la energía después del inicio de la guerra en Ucrania son gran parte del peso que la coalición gobernante lleva a cuestas.
La plataforma política del oficialismo está basada en los proyectos legislativos defendidos por el gobierno macronista, incluyendo la reforma a las pensiones, que no piensan volver a debatir; rebajar los impuestos existentes; mantener la austeridad en el gasto público; implementar una reforma al seguro de desempleo; introducir controles migratorios más estrictos, en especial respecto a los menores sin acompañamiento.
Criticado por la izquierda, que los apoyó en su campaña de 2022 para frenar a Le Pen, por sus medidas de corte derechista e impopulares dentro de la base trabajadora, así como señalados por la derecha por no ser tan estrictos en materia migratoria y tener una política exterior en relación con Ucrania y el conflicto israelí-palestino contrario a sus demandas, la coalición oficialista enfrenta obstáculos en todos los frentes.
Aun así, Macron sigue defendiendo que su arriesgada apuesta dará frutos y confiando en que mantendrá el statu quo dentro de la Asamblea Nacional, aunque sea hasta 2027. El actual primer ministro, Gabriel Attal, seguiría en su puesto si la coalición gobernante logra la mayoría dentro del Poder Legislativo francés.
¿Cómo funcionan las Elecciones Legislativas en Francia?
La Asamblea Nacional está compuesta por 577 representantes, todos elegidos directamente por sufragio universal en las 577 circunscripciones del país.
Los diputados franceses son elegidos por un principio de mayoría simple dentro de unos comicios en dos vueltas. Para conseguir la victoria en primera vuelta, los candidatos deberían conseguir el 50% más un voto en las elecciones del 30 de junio, de lo contrario, todos quienes consigan más del 12,5% del favor popular irán a segunda vuelta, el 7 de julio.
Las elecciones legislativas francesas tienden a ir a la segunda ronda, en la que usualmente se baten por el puesto dos o tres candidatos. Aunque la legislación no excluye la posibilidad de que más contendientes puedan participar en el balotaje, no es lo común. En la segunda vuelta, el aspirante que alcance más votos es el que se queda con el escaño.
Ya dentro de la configuración de la Asamblea Nacional, para alcanzar la mayoría absoluta dentro del hemiciclo es necesario que alguna representación llegue a obtener 289 diputados, la mitad de los 577 totales. En la actualidad, ningún frente político tiene mayoría absoluta, ya que la coalición dominante -compuesta por Renacimiento, el partido de Macron; Modem, y Horizontes- solo tiene 250 escaños.
Fuera del oficialismo, la segunda fuerza política en la Asamblea elegida en 2022 la componen los partidos de la alianza izquierdista NUPES (Francia Insumisa, el Partido Socialista, el Partido Comunista y Los Ecologistas) con 149 asientos. Le sigue la representación de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), con 88 escaños; en cuarta plaza están Los Republicanos, la derecha tradicional, con 61 representantes. Ya en el fondo de la representatividad está Libertad, independientes, ultramar y territorios (LIOT) con 22 escaños y los no inscritos, con 7.
La contienda electoral de los próximos 30 de junio y 7 de julio se resume en una apuesta arriesgada por parte de Macron en un intento de reafirmar su legitimad a través de la advertencia sobre la llegada de los extremos al poder, aunque la reputación del actual gobierno no se encuentre en los mejores niveles, y puede ser una jugada que le salga muy cara a Macron y sus aliados.