Sumy, en el noreste de Ucrania, grupos de soldados se preparan para cruzar la frontera hacia Kursk, en Rusia, dos semanas después de que Kiev lanzara su sorpresiva incursión militar. Desde el lado ucraniano de la frontera, el corresponsal de France 24 Gulliver Cragg habla con militares que se alistan para volver a entrar a Rusia, mientras los habitantes de la región intentan resistir en medio de las evacuaciones masivas debido a los fuertes combates.
Sin embargo, la ofensiva se enfrenta a una resistencia cada vez mayor a medida que las fuerzas rusas intensifican sus esfuerzos para hacer retroceder al enemigo.
La incursión, lanzada, según Kiev, con el objetivo de crear una zona de amortiguación para proteger a los civiles ucranianos del fuego de artillería ruso, se enfrenta ahora a importantes desafíos sobre el terreno.
En la región de Sumy, cerca de la frontera, los soldados ucranianos se están reagrupando y planeando sus próximos movimientos. A pesar de las dificultades, incluida una reciente misión fallida para entregar suministros, las tropas siguen confiando en su capacidad para mantener el territorio que han capturado.
Oleksandr, que resultó herido en la región de Kursk, expresó su determinación de seguir contribuyendo a la ofensiva de Ucrania:
«Intentarán expulsarnos, pero viendo la cantidad de equipamiento que sigue enviando Ucrania, van a tener que reunir una fuerza realmente enorme si quieren tener éxito».
Mientras, la situación sigue tensa en las localidades fronterizas de Ucrania, como Khotin, un pueblo en la región de Sumy donde las autoridades están instando a los civiles a evacuar debido a la constante amenaza de ataques de artillería rusa.
«Antes disparaban con más frecuencia, pero con morteros y artillería, ahora disparan con una bomba planeadora, o dos, o tres. Vayan a Kindrativka y verán la devastación que provocan», afirma el alcalde Mykola Toryanyk.
En Kindrativka, a solo tres kilómetros de la frontera rusa, el corresponsal de France 24 Gulliver Cragg se reunió con lugareños que intentaban recuperar parte de su cosecha de entre las ruinas de un granero bombardeado.
«(Los rusos) ya disparan menos. Los han expulsado y para nosotros las cosas están mejor», sostiene uno de los trabajadores agrícolas.
Si bien la ofensiva en Kursk está causando dificultades en estas zonas fronterizas, también ha tenido un impacto positivo en el interior de Ucrania. La operación ha renovado la confianza en las fuerzas armadas ucranianas y en su capacidad para tomar la iniciativa en la guerra.
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