Los servicios sociales aseguran que 95% de los neoyorquinos sin hogar duermen protegidos en albergues, pero reconocen que todavía queda mucho por hacer. Prueba de ello son las largas filas que se forman cada día a las puertas de los refugios con personas que buscan comida y una cama.
La falta de vivienda asequible es otro de los factores que ha empujado a muchas personas a vivir en la calle. El ayuntamiento trata de incentivar a las constructoras para que levanten más casas, pero estas se quejan de que ya no es un negocio rentable.
Pero no solo hay un incremento de personas sin hogar en Nueva York. La crisis se ha agudizado y cada vez se ven más niños en edad escolar vendiendo agua y dulces en el metro de la ciudad en lugar de asistir a la escuela.
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